Los ciudadanos rumanos que mataron a un joyero en Sevilla alegan que fue «mala suerte» por poner «resistencia»

Juzgados de Sevilla.
Fachada de la Audiencia Provincial de Sevilla (EUROPA PRESS).

La defensa de los ciudadanos rumanos que mataron a un joyero en Carmona (Sevilla) alega que fue «mala suerte» por poner «resistencia». La Fiscalía, por su parte, alega que uno de los presuntos delincuentes «se sentó sobre el pecho» de la víctima, a quien metieron un rodillazo en la cabeza para dejarle inconsciente después de darle una brutal paliza. La hija del joyero, por su parte, ha recordado en el juicio que «a mi madre le han quitado la vida. No va a salir de esta».

Una de las hijas del joyero de Carmona, Francisco Cintado, por cuyo asesinato en agosto de 2018 están siendo juzgados en la Audiencia de Sevilla dos ciudadanos rumanos detenidos como presuntos autores del crimen -junto a un tercero aún en paradero desconocido-, ha testificado este miércoles durante la vista oral que si verdaderamente hubiese mediado un «forcejeo» entre su padres y los autores de su muerte la ropa de su cadáver habría estado «desgarrada» o sin algún botón, asegurando que la víctima no tuvo «tiempo» alguno de reaccionar.

La vista oral ha continuado este miércoles después de que este pasado martes declarasen los dos acusados, G.S. e I.I., ambos de nacionalidad rumana y de 42 y 26 años de edad, para quienes la Fiscalía solicita 33 años de cárcel en cada caso, por un delito de asesinato y un delito de detención ilegal como medio para cometer un delito de robo con violencia.

Esta hija de Francisco Cintado ha narrado que su padre instaló un sistema de videovigilancia en su joyería porque estaba «asustado» por las «cosas» que se «veían», en referencia a los hechos delictivos, asegurando que cuando estaba trabajando en el taller de la joyería, «no abría» las puertas del negocio a nadie, salvo que se tratase de alguien de «confianza» o algún cliente que acudiese con relación a un encargo previo. Más aún, según ha dicho, una tarde de agosto.

En ese sentido, la Fiscalía considera que a las 18 horas del 6 de agosto de 2018, G.S., I.I. y el tercer investigado, actualmente en paradero desconocido, acudieron a la joyería con la excusa de un reloj cuya reparación habían encargado días atrás a la víctima, quien les abrió la puerta del negocio, para después ser asaltado por dos de los tres presuntos autores de los hechos, que «comenzaron a golpearlo brutalmente por toda la cara, cuerpo y extremidades», hasta atarle las manos a la espalda y los pies y amordazarle con una cinta americana en la boca.

Muerte

Después, según la Fiscalía, el investigado no localizado «se sentó sobre el pecho» de la víctima mientras éste se encontraba boca arriba, «dificultando así sus posibilidades respiratorias», dejándole inconsciente de «un fuerte rodillazo en la cabeza».

Tras ello, los acusados se apoderaron de joyas y otros objetos, así como de 5.850 euros de dinero en efectivo y uno de los monitores de televigilancia «para evitar ser identificados», huyendo del local pese a que el joyero «seguía inconsciente y con signos de poder encontrarse inerte», falleciendo el mismo sobre las 21 horas, siempre según la Fiscalía.

Merced a este relato de hechos, y después de que la defensa de G.S. achacase la muerte de Cintado a un caso de «mala suerte» derivado de su «resistencia» al robo, la «pelea y el intercambio de golpes» con sus asaltantes y el hecho de que los mismos abandonasen la escena sin «preocuparse» por él, la hija de la víctima ha alegado que su padre «no tenía fuerza» para hacer frente a un ataque como el que habría sufrido.

Además, ha argumentado que si su padre verdaderamente hubiese «forcejeado» con sus asaltantes, la ropa de su cadáver habría estado «desgarrada» o sin algunos botones, extremo que según ha dicho no presentaba el cuerpo, visto por ella misma en el lugar del crimen. «No le dejaron tiempo de hacer nada. No tuvo tiempo de nada», ha aseverado.

Situación

Además, ha narrado que su madre, a cuyo testimonio ha renunciado finalmente la Fiscalía y la acusación particular que ejerce la familia de la víctima a cuenta de su situación psicológica, «está destrozada» a cuenta del crimen.

«A mi madre le han quitado la vida. No va a salir de esta», ha dicho describiendo que ella misma no puede «pasar por delante de la joyería» sin romper «a llorar» y reside e la misma calle del citado local, mientras su hijo y nieto de la víctima no puede escuchar «nombrar» al fallecido porque también rompe en llantos.

«Han matado a mi padre. Estamos traumatizados de por vida, hasta el resto de los días. Nos han arruinado en todos los sentidos», ha manifestado esta hija de Francisco Cintado, visiblemente emocionada y tachando de «asesinos» a los acusados.

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