La casera del piso de prostitutas de Sevilla tiene plan B: alquila otra vivienda en Benalmádena (Málaga)

PIso de alquiler para prostitutas en Benalmádena
PIso de alquiler para prostitutas en Benalmádena
David García de Lomana

La casera del piso de prostitutas de la calle Turia de Sevilla, donde ya no queda ninguna de las chicas, alquila otro «piso de lujo» en Benalmádena en una página web de contactos.

La casa burdel de Turia saltó a los medios por la campaña de sus vecinos, que inundaron de globos rosas y pancartas la fachada del edificio para denunciar su situación. Las quejas llegaron a buen puerto: las chicas ya se han ido. No obstante, la casera sólo ha perdido una de sus posesiones.

El modus operandi es sencillo: alquila el piso a una de las prostitutas al doble de su precio real y delega en ella la gestión del prostíbulo. Repite el procedimiento en su vivienda de Benalmádena, donde deja claro que el inquilino lo gestiona «todo» por «1.500 euros al mes».

Piso de alquiler para prostitutas en Benalmádena

El piso «de lujo» se encuentra junto a «Puerto Marina», en una zona privilegiada de la localidad, «con muchos extranjeros» y «buenos clientes». Su alquiler se publicita en webs de contactos de escorts y prostitutas y es el siguiente:

Se alquila piso dúplex completo para tú gestionarlo todo. En la primera planta se encuentra la cocina, salón, un baño y una habitación. En la segunda planta se encuentran dos habitaciones y un baño. Plaza de parking y comunidad incluida. Dispone de sábanas y toallas. Zona muy buena, con muchos extranjeros, buenos clientes. Justo al lado de la plaza Solymar y Puerto Marina. Todo nuevo y recién pintado. Planta baja. No molestan los vecinos porque son pisos de vacaciones. No hay vecinos al lado. Fácil aparcamiento. 1.500 euros/mes+1.000 euros de fianza.

La casera resalta que en la zona «no molestan los vecinos», pero no tiene en cuenta que quizá sean sus inquilinas las que molesten. Los vecinos de su casa en Sevilla denunciaban ruidos y desfiles de extraños que dejaban vasos de alcohol en las macetas o escupían en los ascensores. Además, huelga decir, del consiguiente riesgo para la salud pública del vecindario.

Uno de los residentes, que vivía pared con pared con el piso de prostitutas de Sevilla, denunciaba que su hijo de nueve años tenía que escuchar, desde su habitación, «gritos y chillidos» como en una «película porno». Ahora los vecinos celebran que el piso ha quedado vacío (la encargada del prostíbulo se fue el pasado día 1), aunque sospechan que la vivienda volverá a ser alquilada para el mismo fin.

El pasado año, la Policía desarticuló siete redes de trata de personas en la provincia de Sevilla. La buena labor policial y el cese de actividad de muchos locales de alterne -20 menos en 5 años- ha motivado que la explotación sexual se haya trasladado a pisos de particulares. Y ahí, desgraciadamente, hay quien ve negocio.

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