Seguridad Ciudadana

La Guardia Civil detiene a la banda de los 120 segundos: 2 hermanos dominicanos y su cómplice español

Llevaban tras ellos desde el mes de abril, pero su movilidad y rapidez a la hora de cometer los asaltos ha complicado localizarlos.

OKDIARIO ha tenido acceso al vídeo de uno de sus asaltos, en el que en 2 minutos y con normalidad pasmosa desvalijan una tienda de telefonía.

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Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

A plena luz del día y sin alterarse lo más mínimo. Los tres protagonistas del vídeo que muestra este periódico llevan tiempo merodeando por el barrio. Están en Madrid y han puesto el ojo en una tienda de una conocida marca de telefonía. Saben cuántos trabajadores hay en su interior y en qué momento hay menos afluencia de clientes, así que esperan a que no haya dentro nadie más que no sean las trabajadoras del local. Lo que está a punto de suceder durante los siguientes 2 minutos supone uno de los cinco asaltos a comercios que la Guardia Civil atribuye a una pareja de hermanos dominicanos que de vez en cuando recurre a un cómplice de nacionalidad española. En apenas dos meses se han hecho con botines que suman 100.000 euros, pero pueden ser muchos más ya que, a juicio de los investigadores, el perfil de los detenidos y su depurado modus operandi apuntan a que son atracadores con mucha experiencia.

Es la única conclusión posible que puede extraerse tras el análisis del vídeo al que ha tenido acceso este diario. Los tres hombres entran en la citada tienda de telefonía. Van completamente vestidos de negro para que ninguna prenda destaque a ojos de los testigos que puedan recordarla con detalle y que más tarde eso sirva para identificarlos. En las cabezas, gorras o capuchas que se ponen nada más entrar en la tienda y gafas de sol. Sin precipitarse lo más mínimo ni mostrar el menor nerviosismo, dos de ellos se acercan a dos empleadas que se encuentran en la parte abierta al público del establecimiento, las cogen de una de sus muñecas tras haberles advertido que pese a su calma lo que acaba de empezar es un atraco y que van armados, así que lo mejor será que colaboren.

Las jóvenes obedecen, nadie corre, cada una camina junto a un atracador y el tercero va detrás de ellos. Juntos, los cinco entran en el almacén de la tienda. Allí otras dos trabajadoras no se alarman cuando entran sus compañeras, siguen a lo suyo, hasta que una voz les pide que le presten atención. Cuando levantan la cabeza lo primero que ven es un revólver que les apunta. En este asalto en concreto no existe violencia, pero la intimidación y la coordinación son en sí mismas armas de sobra disuasorias. Sólo han pasado 35 segundos desde que los ladrones entraron en la tienda.

Cada uno sabe perfectamente lo que tiene que hacer. Uno de los asaltantes reúne a tres de las empleadas en el mismo punto y les pide que se sienten en el suelo. Otro hace lo mismo con la cuarta trabajadora. Los dos saben que lo primero que tienen que hacer es quitarles sus teléfonos móviles. Por dos motivos: evitar que tengan la tentación de llamar a Emergencias y para llevárselos como parte del botín.

Tareas repartidas

El tercero de los ladrones sigue a lo suyo. Ha traído varias bolsas de tela oscura escondidas entre los pliegues de su ropa y comienza a abrirlas para echar en su interior todo lo que localiza de valor en la trastienda, ya sean objetos del negocio o los efectos de valor de las propias empleadas. Otro de los asaltantes se le suma en la labor de buscar tantas cosas como puedan cargar al marcharse de allí. El tercero de ellos, a juicio de los investigadores de la Guardia Civil el líder del grupo a tenor de cómo se dirige a los otros dos, se queda en el centro de la escena, cerca de las chicas. No las quiere perder de vista, pero tampoco pierde detalle de lo que hacen sus compinches, a los que de vez en cuando les da indicaciones de dónde tienen que revisar.

Las bolsas están llenas, las trabajadoras no han opuesto resistencia, justo lo que cualquier investigador recomienda que es lo que hay que hacer, y con la misma calma que han mantenido en todo momento dos de los asaltantes se dirigen a ellas. Los gestos son evidentes. Un dedo a la boca y después las dos manos haciendo el gesto de que «si no habláis, aquí se zanja esto».

Es el momento de recoger. Las jóvenes trabajadoras siguen inmóviles en el suelo, alguna de ellas cabizbaja y pese a la calidad de las imágenes se percibe cierto estado de decaimiento y nerviosismo. No es para menos porque las buenas formas de los ladrones no les hace olvidar que van armados. Se quedaron cortos con las bolsas que traían de la calle, así que al final los atracadores tiran de bolsas de basura de color verde que había en el establecimiento. Las recogen todas y se marchan por donde habían entrado, por la puerta principal. El vídeo fue clave para el trabajo de la Guardia Civil.

Ahora estos tres han sido detenidos por cometer asaltos similares en Madrid y en Toledo. En alguno de ellos han llegado a levantar un botín de 4.000 euros, pero la suerte ya se les ha acabado, por el momento. Cuando los detuvieron encontraron armas simuladas y cargadores. La Guardia Civil los relacionó con cinco robos en establecimientos y uno más en una residencia particular en la que retuvieron a menores de edad. Dos están presos, los hermanos dominicanos. El español, el cómplice, en libertad.

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