Crisis del coronavirus

Clamor contra el Gobierno en Núñez de Balboa: «Por culpa del 8-M ha muerto mi hermano»

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Sexto día consecutivo de protestas multitudinaria en distintos puntos de Madrid. A pesar de la lluvia y de ser festivo en Madrid –el 15 de mayo es el día de San Isidro Labrador, patrón de la capital de España y de los agricultores–, los ciudadanos no se han olvidado de los tiempos convulsos que vive el país. Han vuelto a salir cacerola en mano al grito de: «Sánchez dimisión».

«Me gustaría explicar por qué estoy aquí», afirma uno de los manifestantes, que confiesa que «por culpa de las feminazis, de le manifestación (celebrada el 8 de marzo), he perdido a mi hermano».

Como miles de españoles, ni siquiera pudo despedirse de su familiar fallecido a causa del Covid-19. «Ingresó en el Hospital Clínico San Carlos y al día siguiente murió», manifiesta indignado. Tampoco ha podido velar a su hermano. Simplemente, recibió una llamada de la funeraria en la que le decían que no podía verlo, pero que podían incinerar el cuerpo y enviarle a casa las cenizas. «Me negué completamente, parecían que estaban de ‘pitorreo’ y les dije que, por favor, le enterrasen», afirma tajante. Ésa fue la última vez que supo de su hermano.

«¡Que tenga la decencia de guardar el luto a nuestros muertos!», reprocha enfadado.

La historia de este manifestante resume el drama de la tragedia que ha azotado a miles de familias en España. Él exige al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que muestre respeto por los fallecidos y que, al menos, haga ondear la bandera a media asta con un crespón negro. «¡Que tenga la decencia de guardar el luto a nuestros muertos!», reprocha.

Ahora sale a las calles madrileñas a manifestarse. «Para mí son unos asesinos, han matado a mi hermano con sus medidas», sentencia. Mientras tanto, sin gritar y respetando la distancia de seguridad, continúa su reivindicación porque: «Quiero que se vayan. Este Gobierno no me representa».

Al otro lado de la calle, vigila un amplio dispositivo policial, planificado por el ministro Fernando Grande-Marlaska, con una docena de furgonetas de Unidades de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional y un centenar de agentes. El despliegue no ha impedido que, un día más, esta calle de Madrid se abarrote para exigir responsabilidades.

«No somos pijos sólo queremos trabajar»

El distrito del barrio Salamanca, donde viven dirigentes de Podemos como Pablo Echenique, se ha convertido esta semana en el epicentro de las manifestaciones contra el Gobierno de Pedro Sánchez.

Aquellos que se muestran a favor de la gestión realizada por el Ejecutivo, con el objetivo de desacreditar a los ciudadanos que han decidido reivindicar el derecho a manifestarse, recogido en el artículo 21 de la Constitución española, les han etiquetado de «pijos y adinerados».

Lo cierto es que el distrito de Chamberí es considerada la milla de oro de Madrid. Pero muchos manifestantes que estos días se han concentrado en la calle Núñez de Balboa, viven en otros barrios o en zonas más alejadas y se han desplazado hasta allí para manifestar su disconformidad ante las medidas tomadas por Sánchez frente a la crisis sanitaria.

Entre los manifestantes se encontraba un jubilado cuya pensión no alcanza los 1.000 euros mensuales. Pero, él estaba allí reivindicando un derecho y pidiendo la dimisión del presidente para que «la economía vuelva a resurgir».

Una mujer, también jubilada, que vivió la época franquista y que tuvo que a huir a Francia en mayo del 68 para defender la libertad de los españoles que se encontraban inmersos en una dictadura, ahora vuelve a salir a la calle a los 71 un años de edad a reclamar lo mismo: «libertad». Siente que «está viviendo lo mismo pero desde el otro lado» porque a veces –explica– «los extremos se tocan».

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