Waitomo: la cueva de las «estrellas»
La naturaleza es capaz de mostrarnos la más impresionante belleza por medio de las cosas más sencillas. Inspeccionar las profundidades de la Tierra siempre ha sido una tarea para valientes, un recorrido extremo en el que poder encontrar todo tipo de descubrimientos. Esta vez nos hemos fijado en las cuevas de Waitomo (Nueva Zelanda) en las que la peculiaridad de las mismas reside en un elemento mágico: las «estrellas».
Luz en la oscuridad
Si eres una de esas personas a las que la aventura representa una de las partes fundamentales de su vida tienes que viajar hasta Nueva Zelanda y disfrutar con tus propios ojos de las cuevas de Waitomo. Un destino precioso en el que cientos de miles de pequeñas luces emergen de la roca formando un espectáculo visual muy parecido al del firmamento. El inmenso poder de hipnotismo que incorporan estos haces de luz los hace únicos en el mundo y todo ello reside en un elemento completamente natural.
Larvas de Arachnocampa. Este es el misterio en el que se basan las cuevas de Waitomo. Un extraño insecto con rasgos parecidos a la familia de las luciérnagas que en su época más joven puede emitir una especie de luz blanquecina para defenderse de los depredadores. Este peculiar gusano habita en las paredes de las cuevas de Nueva Zelanda consiguiendo estampas tan espectaculares como las de las fotografías.
Historia de un hallazgo
El nombre de esta especie en maorí es «titiwai» y significa «proyectada sobre el agua». Un insecto que fue investigado por primera vez en 1871 y que fue denominado como una larva de mosquito u no un escarabajo como se creyó en un principio. Aunque la primera exploración en esta conocida cueva se realizó en 1887, cuando Tante Tinorau (líder maorí) y Fred Mace se atrevieron a inspeccionar las profundidades de los que parecía una cueva encantada.
Sólo un año más tarde, este impresionante hallazgo quedó abierto al público por el líder maorí y posteriormente paso a los dominios del gobierno local. Actualmente, las cuevas de Waitomo se han convertido en uno de los reclamos turísticos más importantes de Nueva Zelanda, un lugar diferente en el que gozar de las maravillas de la naturaleza.