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¿Quién necesita ir a Noruega? En España tenemos nuestros propios fiordos y miden casi 500 metros de altura

Fiordos gallegos
Cañón del río Sil. Foto: Fernando en Wikimedia Commons.

Nos trasladamos hasta la Ribeira Sacra, situada entre las provincias de Lugo y Ourense, porque allí hay un paraje natural que nada tiene que envidiarle a países escandinavos. Este entorno, enmarcado por paredes de roca que alcanzan hasta 500 metros de altitud, forma una morfología que recuerda mucho a la estructura de los fiordos noruegos.

A lo largo de más de 35 kilómetros, este paisaje se abre paso entre laderas pronunciadas, en un proceso de erosión fluvial que se remonta a millones de años. A pesar de sus diferencias geológicas, ya que el agua no procede del mar sino de un río, el paralelismo visual hace que muchos acuñen a este cañón gallego como fiordos españoles.

¿Cuáles son los «fiordos españoles» que miden casi 500 metros de altura?

«Fiordos gallegos» fue el apodo que se ganó merecidamente el tramo más impresionante del río Sil, radicado entre los municipios de Parada de Sil y Sober. A ambos lados del cauce, se levantan paredes prácticamente verticales que superan en algunos tramos los 500 metros de altura.

Esta formación es fruto de una intensa actividad fluvial y tectónica, sin intervención glacial como ocurre en los fiordos del norte de Europa.

A diferencia de los fiordos escandinavos, que se formaron por el avance y retroceso de glaciares durante la última glaciación, el Cañón del Sil es resultado exclusivo de la erosión del río a lo largo de eras geológicas. A pesar de ello, el efecto visual es semejante: un río encajado entre montañas escarpadas que genera un pasillo natural entre laderas imponentes.

El desnivel y la pendiente de las paredes no solo impresionan por su altura. En algunas zonas, la inclinación supera el 80%, lo que ha condicionado durante siglos la ocupación humana del territorio.

Miradores, rutas y navegación fluvial por el Cañón del Sil: todo lo que se puede hacer en los fiordos gallegos

El Cañón del Sil se puede recorrer tanto desde sus cumbres como desde el río. Una red de miradores ofrece panorámicas sobre el encajonamiento del Sil. Entre los más destacados están:

  • Balcones de Madrid.
  • Mirador de Cabezoás.
  • Vilouxe.
  • Cividade.
  • Pena da Cividá.

Desde estos puntos se obtiene una visión completa de la dimensión del cañón, así como de la disposición de los viñedos y la vegetación.

Otra forma de recorrer este paisaje es por medio de embarcaciones turísticas. Los catamaranes del Sil parten desde varios embarcaderos, como Santo Estevo o Abeleda, y permiten navegar entre los paredones rocosos.

Esta navegación revela detalles que no son visibles desde tierra, como las texturas de las rocas o los reflejos del entorno en las aguas tranquilas del río.

La increíble naturaleza del Cañón de Sil

El cañón no sólo es un elemento paisajístico. La confluencia de factores climáticos y topográficos generó un microclima que permite la coexistencia de especies atlánticas y mediterráneas. En los márgenes del río se desarrollan robles, castaños, madroños y alcornoques, así como plantas típicas de climas húmedos y secos.

En cuanto a la fauna, destaca la presencia de aves rapaces como el halcón peregrino o el águila culebrera, así como diversas especies de murciélagos, anfibios y reptiles. El ecosistema acuático también mantiene especies como la trucha común y el pez gato.

Por otro lado, la topografía del cañón permitió la construcción de varios embalses que regulan el caudal del Sil y suministran energía hidroeléctrica. Estas infraestructuras, aunque alteran el flujo natural del río, contribuyen a su navegabilidad y al control de crecidas.

Monasterios y patrimonio de los fiordos gallegos

A lo largo de las paredes del cañón se conservan restos de antiguos cenobios benedictinos y románicos. Uno de los más destacados es el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, actualmente convertido en Parador de Turismo.

También es relevante el Monasterio de Santa Cristina, de menor tamaño pero gran valor arquitectónico. Estos espacios religiosos se ubicaban en enclaves de difícil acceso, en consonancia con el carácter ermitaño de sus habitantes.

La cultura vinícola del Cañón de Sil

No se puede concluir este artículo sin mencionar a otro de los elementos que distingue a estos fiordos gallegos. Estamos hablando del aprovechamiento de sus laderas para el cultivo de la vid. Desde la época romana, se han plantado viñedos en terrazas construidas en las empinadas pendientes del cañón.

Esta práctica, conocida como viticultura heroica, se debe a la extrema dificultad de trabajar en un terreno tan inclinado. A pesar de ello, las condiciones climáticas y edáficas del lugar son óptimas para la producción de vinos de calidad, sobre todo los amparados por la Denominación de Origen Ribeira Sacra.

Las laderas de la margen derecha del Sil reciben una exposición solar favorable, lo que permite un cultivo eficaz de variedades autóctonas como la mencía. El trabajo manual sigue siendo imprescindible en estas parcelas, donde no es posible la mecanización.

Por último, en el entorno del cañón se han instalado varias bodegas que ofrecen degustaciones y visitas guiadas. Algunas, como las situadas en la zona de Doade, permiten observar de cerca cómo se adapta la viticultura al paisaje vertical del cañón.

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