Turismo interior

No es Cudillero pero no tiene nada que envidiarle: así es el pueblecito pesquero más coqueto de Galicia

Pueblecito pesquero, Galicia, O Barqueiro
Vista panorámica de O Barqueiro. Foto: Jose Luis Cernadas en Flickr,

Si nos vamos hacia el norte de Galicia, justo donde el océano Atlántico se mezcla con el mar Cantábrico, nos topamos con un pueblecito pesquero con una ubicación de ensueño. Está escondido entre las provincias de Lugo y A Coruña, en una de las zonas más septentrionales de la península ibérica, y conserva un puerto tradicional donde la vida va junto al ritmo del mar.

Se trata de un pequeño núcleo que forma parte del municipio de Mañón, en la comarca de Ortegal. Particularmente aquí, la orografía moldeó una villa construida en pendiente, con viviendas que se distribuyen como un anfiteatro frente a una ría estrecha y tranquila. Para los nostálgicos, la tradición pesquera sigue viva, al igual que sus rutas senderistas y parajes naturales.

¿Cuál es el pueblecito pesquero considerado como uno de los más coquetos de Galicia?

O Barqueiro es uno de los últimos bastiones de los pueblecitos pesqueros de Galicia que aún mantiene su esencia intacta. Radicado en el municipio de Mañón, este puerto pesquero marca el límite entre A Coruña y Lugo.

Aquí, las barcas fueron históricamente el único medio de cruce de una orilla a otra, de ahí el nombre del lugar, en referencia a los ‘barqueiros’ que transportaban a los pasajeros y mercancías por el río Sor.

La distribución de sus casas, apiñadas en terrazas sobre la ladera, se asemeja a la de Cudillero, pero con una notable diferencia: la ausencia de turismo masificado. La ría de O Barqueiro es una de las más pequeñas de Galicia, y también una de las más aisladas.

Esta ubicación le otorga una calma que lo distingue de otros enclaves costeros más populares.

¿Qué se puede hacer y visitar en los alrededores de O Barqueiro?

O Barqueiro forma parte de Mañón, un concello dividido entre cinco parroquias: Bares, Las Grañas del Sor, Mañón, Mogor y Riberas del Sor. Cada una de ellas combina mar y montaña en proporciones que permiten recorrer senderos con vistas impresionantes o disfrutar de un baño en playas de aguas limpias y tranquilas.

En el monte Facho de Moeda, a más de 300 metros de altura, se encuentra uno de los mejores miradores naturales de la zona. Desde allí, es posible contemplar el discurrir del río Sor y el perfil recortado del litoral gallego.

A nivel histórico, hay constancia de la existencia de esta villa desde el año 906, cuando un documento otorga al obispo de Mondoñedo un monasterio ubicado en Bares. Sin embargo, su ocupación es anterior, con presencia documentada de fenicios y romanos en la zona.

¿Cuál es la ría que recorre O Barqueiro y qué se puede ver en ella?

Este pueblecito pesquero de Galicia se encuentra justo al inicio de la ría que lleva su nombre (Ría O Barqueiro). Es una ría breve, de poca profundidad, que desemboca en una costa escarpada. Al oeste se encuentra la península de Estaca de Bares, punto geográfico donde confluyen el mar Cantábrico y el océano Atlántico.

Allí también se halla el faro de la Estaca de Bares, activo desde 1850 y en desuso desde 1998, que aún hoy impresiona por su ubicación y altura.

Además del faro, la península funciona como observatorio natural de aves. Cada otoño, miles de aves migratorias sobrevuelan esta zona y encuentran refugio en la isla Coelleira, donde aún se conservan vestigios de un antiguo monasterio templario.

Otros puntos de interés son las playas de Xilloi y Arealonga, ubicadas en la localidad vecina de O Vicedo, y el puerto de Bares, un lugar que también se atribuye a antiguas construcciones fenicias.

¿Cómo es la cultura y la vida en este pueblecito pesquero de Galicia?

En O Barqueiro, la pesca sigue siendo una actividad esencial. Cada tarde, pequeñas embarcaciones salen a faenar, y al día siguiente, el pescado fresco se sirve en los restaurantes del puerto.

El lugar conserva un ambiente silencioso, en el que apenas se oyen más sonidos que los de las barcas golpeando suavemente el agua.

No hay tiendas de recuerdos, ni aglomeraciones, ni terrazas llenas. Lo que sí hay es una zona de baño con agua turquesa y arena fina, y la posibilidad de disfrutar del paisaje sin prisa. Las fachadas de colores que se asoman al puerto forman una estampa que remite a otra época.

A modo de conclusión y para que tengan en cuenta quienes anhelan visitar este lugar, la conexión entre ambas orillas de la ría se facilita gracias a tres puentes construidos en distintos momentos: el metálico de 1901, el ferroviario de la línea Ferrol-Gijón (década de 1960) y el moderno de la carretera AC-862 (años 80).

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