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Dos murcianos viajan a Roma y nadie da crédito a lo que les pasa la primera noche: «Nos despertamos…»

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Blanca Espada

Viajar es una de esas experiencias que muchos soñamos durante todo el año. El objetivo de ahorro cuando se trata de un viaje, es algo que nos parece factible pero no por ello, significa que no implique esfuerzo. Cada euro que vamos ahorrando lo celebramos, tachamos los días en el calendario y nos imaginamos por fin disfrutando de ese destino soñado. Sin embargo, una vez lo conseguimos y pretendemos hacer el viaje, puede pasarnos como la sorprendente historia que ahora os contamos: la de dos murcianos que viajaron a Roma y tras su primera noche se quedaron a cero.

Adrián y Manolo son dos amigos murcianos que planearon con esmero un viaje a Roma. No fue una decisión impulsiva ni un capricho de última hora: llevaban semanas trabajando duro, ahorrando todo lo que podían para poder permitirse el lujo de pasar dos semanas en Italia. Su ilusión era inmensa, el cansancio acumulado también, y las ganas de desconectar eran su único aliciente. Sin embargo, su aventura por tierras italianas duró bastante menos de lo previsto. Y no porque no les gustara la ciudad eterna, sino porque una sola noche fue suficiente para dinamitar todos sus planes. Lo que debía ser una salida inocente para tomar algo se convirtió, según cuentan ellos mismos, en una pesadilla que les dejó sin un solo céntimo en el bolsillo, por lo que no pudieron seguir disfrutando de sus merecidas vacaciones.

Dos murcianos viajan a Roma y nadie da crédito a lo que les pasa

Adrián y Manolo amigos de Murcia, no tenían una situación desahogada como para irse de viaje sin más. Para ellos, irse de vacaciones requería esfuerzo, sacrificio y muchas horas de trabajo. Estuvieron un mes entero trabajando en labores de recolección agrícola y limpieza, tareas duras y mal remuneradas, pero que les permitieron ahorrar cerca de 950 euros cada uno. No era una fortuna, pero sí suficiente para cubrir vuelos, alojamiento y comidas durante dos semanas. Esa era la idea inicial.

Su destino elegido fue Roma, una ciudad que muchos consideran un museo al aire libre, cargada de historia, cultura y buena comida. Su llegada fue tranquila, con la emoción de quien pisa por primera vez suelo italiano. Visitaron los monumentos más emblemáticos, disfrutaron de una buena pizza y caminaron por el Trastevere. Todo iba bien. Hasta que en la segunda noche, decidieron salir también a tomar algo.

La trampa a partir de una copa

Según narró uno de ellos en una reseña que publicó en Google Maps, la segunda noche en Roma fue cuando todo se torció. Paseaban por el centro cuando un hombre, bien vestido y con aspecto afable, se les acercó y entabló conversación. Les habló de un club en el que «había chicas guapas» y donde podrían tomarse algo sin complicaciones. Cansados del día, sin sospechar nada extraño, accedieron a acompañarlo.

Una vez dentro del local, el ambiente les pareció de lo más festivo.. Las camareras se les acercaban, les ofrecían copas y les dedicaban sonrisas y gestos cariñosos. Ellos, lejos de sospechar, pensaron que estaban ligando. «Tú te pensabas que les gustabas tú», llegó a contar uno de ellos, visiblemente afectado por la experiencia. Entre besos, bailes y copas, la noche pasó volando. Lo que no sabían era el precio que iban a pagar por ello.

La factura más sorprendente

La sorpresa llegó al día siguiente, cuando revisaron sus cuentas bancarias. Los 950 euros que cada uno había ahorrado con tanto esfuerzo habían desaparecido. Todo se había ido en una única noche: cuatro botellas de Moet, horas de baile privado y consumiciones con precios inflados. La factura final era tan abultada como absurda. Lo peor no fue sólo el gasto, sino que ni siquiera contaban con el dinero suficiente para pagar allí mismo y tuvieron que pedir ayuda.

Desesperados, sin fondos ni reservas para continuar su viaje, no les quedó más remedio que contactar con la madre de Manolo. Le dijeron que les habían robado, y ella, sin hacer demasiadas preguntas, les hizo una transferencia urgente para que pudieran regresar a España. Lo que debía ser el inicio de una aventura inolvidable se convirtió en un regreso anticipado cargado de frustración y vergüenza.

Roma va a tener que seguir esperando

Esta historia se hizo viral gracias a un conocido creador de contenido en redes sociales, que compartió la reseña original y provocó miles de reacciones. Muchos usuarios empatizaron con los jóvenes, otros les reprocharon su ingenuidad, y no faltaron los que advirtieron que situaciones así son más frecuentes de lo que parece en grandes capitales europeas. El turismo inexperto es, muchas veces, blanco fácil para negocios poco transparentes.

Roma

Los protagonistas, por su parte, han querido compartir su historia no sólo como desahogo, sino como advertencia. «Que no os engañen», escribía uno de ellos al final de la reseña. «Pensábamos que estábamos ligando, pero solo querían nuestro dinero». Piden a otros viajeros que no bajen la guardia, por muy amables que parezcan quienes se cruzan en su camino. Una noche puede arruinar semanas de esfuerzo.

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