Fue una de las cantantes más famosas de España, pero una deuda la arruinó: «Perdimos todo»
Una famosa artista de nuestro país tuvo que enfrentarse a un serio problema
"Víctor Manuel y yo perdimos todo el dinero que teníamos"
Ana Belén se ha sincerado y ha dado las claves para entenderlo todo
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El verano se ha tenido de negro tras salir a la luz una noticia que muchos habían olvidado. Lo cierto es que esta información fue aireada en un programa de televisión hace un tiempo, pero ahora ha cobrado una relevancia especial. La protagonista de este revuelo es Ana Belén, una de las cantantes más famosas de España. A pesar de las polémicas que ha protagonizado a lo largo de su trayectoria, hay mucha gente que sigue sus pasos de cerca, sobre todo aquellos que tienen que ver con su marido, Víctor Manuel. En OKDIARIO sabemos que el matrimonio formalizó su relación en 1970 y desde entonces han formado un equipo sólido. Eso sí, en el camino ha habido varios obstáculos.
Después de más de 50 años de relación, Ana Belén se siente con fuerza de contar el lado oscuro de su vida. Alentada por la repercusión que estaban teniendo sus espectáculos, decidió montar una productora junto a su esposo. El problema es que una empresa de estas características no vive de un único éxito. Es necesario varias fuentes de ingresos para que el negocio siga adelante. La artista, más sincera que nunca, admite: «Lo perdimos todo». Considera que fue «uno de los momentos más duros» de su vida porque no sabía qué hacer, estaba sin rumbo, sin respuestas y con muchos frentes abiertos.
Una deuda que lo cambió todo
Como decimos, Ana Belén y Víctor Manuel afrontaron una deuda que estuvo a punto de cambiarlo todo, tanto a nivel personal como profesional. El origen de aquella crisis se remonta a su implicación en una productora cinematográfica que no logró los resultados esperados. «Todo lo que ganamos en la productora lo perdimos y teníamos deudas, muchas deudas», confiesa Ana Belén, recordando que la presión económica le arrebató la tranquilidad y la felicidad de aquellos años. Para ella, fue un tiempo marcado por la incertidumbre y el temor constante de no saber cómo encontrar una salida, con la sensación de que cada día que pasaba el problema se hacía más grande. Según dice, no tiene apego a lo material, pero se vio en una situación muy compleja porque pensó que iba a tener que desprenderse de todo lo que había conseguido gracias a su paso por los escenarios.
Víctor Manuel comparte esa visión sombría y no oculta lo profundo que fue el golpe para su situación financiera personal. «Me arruiné completamente. Perdí todo el dinero que tenía y lo que no tenía. Estuve pagando con mis derechos de autor, de la Sociedad de Autores, durante años las deudas que tenía del cine», relata con franqueza, describiendo un periodo en el que cada ingreso estaba destinado a cubrir compromisos adquiridos tiempo atrás.
El desgaste fue económico y emocional, pues el estrés derivado de aquella carga condicionaba sus decisiones y limitaba su libertad para emprender nuevos proyectos. La deuda parecía una losa difícil de levantar, un recordatorio constante de un sueño empresarial que no había salido como esperaban.
Crisis económica y matrimonial
La propia Ana Belén ha reconocido que la situación que hemos relatado fue un reto para su relación de pareja, aunque ambos evitaron culparse mutuamente por lo ocurrido. «Fue muy difícil, porque no podíamos echarnos nada en cara, pero fue un momento del que yo no sabía cómo saldríamos», asegura, dejando claro que el desafío no era únicamente financiero, sino también personal. Sin embargo, lejos de rendirse, decidieron centrarse en aquello que les había unido desde el principio: la música.
Víctor Manuel retomó la composición y los escenarios, dando vida a temas como A dónde irán los besos, mientras que Ana Belén volvió a volcarse en su faceta artística, apostando por el trabajo constante como vía para recuperar el equilibrio perdido. Se dieron cuenta de que no podían estar más tiempo de brazos cruzados y comenzaron a trabajar. Hay que tener en cuenta que su reputación profesional es buena, pero a nivel mediático han protagonizado varios revuelos, por eso el reto era tan complejo.
Con el tiempo, el esfuerzo comenzó a dar frutos y las deudas se fueron reduciendo hasta desaparecer. Las giras Mucho más que dos y El gusto es nuestro, a mediados de los años noventa, marcaron un punto de inflexión al convertirse en auténticos éxitos de público y crítica. Aquellos proyectos no sólo les devolvieron la estabilidad económica, sino que reforzaron su prestigio en el panorama musical español, demostrando que, incluso después de un periodo de adversidad extrema, era posible reconstruir lo perdido. La experiencia dejó en ambos una lección clara: la perseverancia podían ser su mejor salvavidas, incluso en las circunstancias más adversas.