Una docuserie muy bien rodada

‘El Rey del Cachopo’ llega a Netflix: la historia atroz de un asesino cañí

‘El Rey del Cachopo’ llega a Netflix: la historia atroz de un asesino cañí
Cartel de 'El Rey del Cachopo'. (1)

Ya hemos visto El Rey del Cachopo, la nueva serie documental de Netflix. Un true crime muy cañí, muy nuestro, que alberga una historia atroz, la de Cesar Román, condenado por asesinar y descuartizar a su pareja Heidi Paz. Pero hay mucho más: mentiras, negocios turbios, ansias de fama, malos tratos y una fuga marciana. Es la picaresca española en su versión más sangrienta. Y es que, este cocinero y empresario de éxito se puede ver como una revisión del Pequeño Nicolás pero con consecuencias más trágicas. Un buscavidas manipulador al que la docuserie de Netflix retrata en todas sus versiones. Una producción de sólo tres capítulos muy bien rodados, que inquieta por el trasfondo de un caso que ya de por sí es surrealista. Si uno no sabe que todo eso pasó, sería difícil de creer. Y más incómodo resulta cuando has conocido al protagonista. Sí, esta crónica también habla de cómo, un servidor, era asiduo a un bar a tomar cachopo y pulpo mientras charlaba amigablemente con el dueño. No diremos el topicazo de «Era muy majo. No parecía un asesino». Ninguno lo parece.

De cuando conocí al ‘Rey del Cachopo’

Varios amigos míos vivían en la misma calle en la que estaba el bar A Cañada Delic Experience por lo que era muy habitual que nos tomáramos algo allí, incluso celebramos algún cumpleaños en una terraza que el dueño había creado en el local adyacente. Cesar Román nos conocía, nos saludaba, se sentaba con nosotros en la mesa a charlar. Le recuerdo como un señor bajito, dicharachero y algo invasivo que te contaba sus batallitas, de esas que dejas de escuchar por pereza, pero era majo, al fin y al cabo.

Pronto nos reímos, mis amistades y yo, cuando descubrimos el Cachopo Gate, una trama tan surrealista como graciosa a nuestros ojos. Al parecer, nos decían los vecinos, Cesar Román se había inventado un premio para autoproclamarse Rey del Cachopo y alguna asociación gastronómica oficial le había denunciado. Muy loco todo. Pero claro, el cotilleo se vuelve incómodo cuando, en 2018 apareció el cadáver de Heidi. Hasta aquí llegó mi relación cortés e impersonal con un asesino. Eso sí, el caso, y todo lo que pasó después, me apasionaron. Es por ello que he disfrutado a nivel personal el documental que acaba de estrenar Netflix.

El Rey del Cachopo
Cartel de ‘El Rey del Cachopo’.

Una maleta, un cuerpo y una red de mentiras

La docuserie está producida por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega de Dadá Films & Entertainment. Román Parrado (El asesino de la baraja, Salvados) dirige los tres episodios que cuenta con declaraciones desde la cárcel de César Román junto a otros testimonios que dan cuenta de esta historia, como el de Gloria Francis Bulnes, madre de Heidi Paz, que habla por primera vez del caso.

Todo comienza con el descubrimiento de una maleta, en una nave del barrio de Usera, Madrid, propiedad del Román. Dentro había un cuerpo desmembrado, que después se identificó como el de Heidi Paz. A partir de ahí, la serie se centra en la expareja de la víctima, Cesar Román, empresario hostelero al que, en la serie, se le describe como un personaje sediento de fama, manipulador y que mentía en todo. Hasta su procedencia era un embuste. Él aseguraba ser vasco, si bien los documentos y su propia hermana le sitúan como madrileño. Con Asturias tampoco tenía relación, por lo que hacer cocina de allí le vino por inspiración divina. También se supo que decía que había sido infiltrado de ETA o que había dirigido una revista en la que inventaba entrevistas con políticos. Eso me lleva a pensar en las historias de barra de bar que nos contaba. Todas serían falsas, supongo.

Tras la aparición del cuerpo, Román desaparece, se va a vivir a Zaragoza donde trabajaba en un bar como cocinero. De hecho, fue la dueña del negocio la que avisó a la policía después de ver la foto de Cesar en un programa de televisión. «No huía de la policía sino de las personas que me habían amenazado» confiesa el mal llamado Rey del Cachopo desde la cárcel.

El Rey del Cachopo y su abogada durante la lectura del veredicto.
El Rey del Cachopo y su abogada durante la lectura del veredicto.

El último delirio de Cesar Román

Toda la docuserie está trufada con el testimonio de Román defendiendo su inocencia y acusando a la víctima de tener tratos con narcotraficantes. «En realidad nunca estuve enamorado de ella», llega a decir el condenado. Eso sí, hay testimonios que aseguran que Cesar maltrató a la que fue su pareja.
Pero El Rey del Cachopo nos tenía guardado un último delirio. Cinco años defendiendo su inocencia pero hace pocas semanas, Cesar Román envió una carta desde la cárcel reconociendo el crimen y asegurando que ya está en paz y se ha perdonado gracias a que ha entregado su alma a Jesucristo. El Rey del Cachopo nunca dejará de sorprendernos.

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