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David Lynch es uno de los creadores y cineastas audiovisuales más carismáticos y complejos de nuestro tiempo. Alabado y criticado a partes iguales, Lynch, con tan sólo 10 películas en su filmografía ha firmado alguna de las obras clave del cine de autor de las últimas décadas. Mulholland Drive, Carretera perdida, Terciopelo azul componen un currículum indescifrable y profundamente onírico y simbólico. Sin embargo, la figura del director va más allá de sus creaciones fílmicas, pues algunas curiosidades sobre su persona ya advierten que es un auténtico genio:
¿Su adolescencia? Entre cadáveres
Parte de su adolescencia la pasó en Filadelfia, donde él mismo contó que junto a varios amigos quedaban en un depósito de cadáveres. David Lynch en seguida entabló amistad con los trabajadores del lugar, lo que le dio el privilegio de entrar a la sala donde se alojaban los cuerpos desmembrados. De esta forma puede llegar a entenderse a algunas de las obsesiones que el director ha plasmado en varias películas.
Le apasiona el mundo de la carpintería
Aparte de escribir y dirigir, Lynch es todo un manitas que ocupa su tiempo construyendo cosas como lámparas e incluso muebles. Un artista al que le encanta moldear con sus propias manos las artes plásticas, así como la electricidad o definitivamente, crear objetos que sean tangibles.
No quiere explicar nunca sus películas
Incluso los fans más acérrimos del realizador buscan en Google las interpretaciones de sus cintas más confusas. Pero jamás le preguntéis, pues no os dará una respuesta: “No me gusta hablar sobre un significado, es mi parecer y no debería serlo de nadie más”.
Le gusta tanto el café que tiene una plantación
Por su edad, Lynch ha tenido que reducir considerablemente el consumo de cafeína, ya que como él mismo ha confesado en alguna ocasión, llegó a ser de casi veinte tazas diarias. Una obsesión que se puede ver reflejada en el personaje del agente Copper en la conocida Twin Peaks.
Nunca ha visto nada de Buñuel
Su estilo tan cercano al surrealismo se ha comparado formalmente con el del director español Luis Buñuel. Las hormigas devorando una oreja enterrada en Terciopelo azul y otras comparaciones siempre han asolado al cineasta, del que siempre decían que había tenido una fuerte inspiración del español. Sin embargo, Lynch señala abiertamente que nunca ha visto una cinta de Buñuel, algo que no sabemos si creernos al pie de la letra.
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