Crítica de ‘Adú’, nominación a la mejor película en los Premios Goya 2021

‘Adú’ ha triunfado en las nominaciones a los Premios Goya 2021, de hoy, 6 de marzo,  llevándose 13 candidaturas -mejor película, dirección, actor de reparto, actor revelación, guion original, fotografía, montaje, música original, canción, dirección de producción, maquillaje y peluquería, y sonido- hoy se podrían convertir en galardones para la película, disponible en la plataforma de Netflix.

La película nos adentra, desde tres puntos de vista diferentes, en la realidad más cruda de África: un español que lucha por los derechos de los elefantes, dos hermanos que intentan sobrevivir y un guardia civil que ha protagonizado una polémica en la valla de Melilla, tras la muerte de un inmigrante. Salvador Cano se pone a las órdenes para firmar el guion de su colaborador habitual, Alejandro Hernández. Una convergencia cinematográfica que ya obtuvo grandes resultados en ‘1898. Los últimos de Filipinas’ y ha vuelto a generar una repercusión más que notable, reflejo que encontramos en los Premios Goya 2021.

La dureza intrínseca del relato se sobrepone a la exposición narrativa de la película

‘Adú’ se contextualiza en uno de los mayores problemas sociales de la modernidad, poniendo en evidencia el mundo en el que vivimos y plasmando sin parpadear la dureza intrínseca de nacer en el continente africano. Su presentación es toda una declaración de intenciones: desesperación, inocencia interrumpida e ideales: tres conceptos que hacen girar las tres tramas durante las dos horas de metraje.

Sin embargo, la dureza inherente a unas vidas plagadas de miseria y desolación, guardan una fuerza dramática que prevalece por sí misma, independientemente del desarrollo narrativo de la cinta. A pesar del sello de calidad que representa un guion escrito por Alejandro Hernández, una de las pocas problemáticas que encontramos en la cinta reside precisamente en esta falta de convergencia entre el contexto y su desarrollo argumental, suponiendo una pérdida narrativa que se salva por la propuesta desgarradora que envuelve al universo de la película, más que por los personajes que en ella participan.

En la historia de Adú los puntos de giro generan el impacto esperado, así como la imponente interpretación de sus dos protagonistas. Ahora bien, el desarrollo de los personajes queda notablemente abandonado, dejando un vacío en el arco narrativo que no pasa desapercibido. Un error que, a pesar de que en la trama de Luis Tosar se trate de manera más intencional este progreso, sigue presentando ciertas carencias que, llegados a su final, evitan que la carga emocional cumpla con sus cometidos. No obstante, el problema es todavía más obvio en la historia del guardia civil, resumiendo un conflicto interno presuntamente abrumador en tan solo unos minutos.

La solidez de las interpretaciones como soporte dramático

A pesar de que los personajes se hayan quedado a medio camino, los actores que les han dado vida se han encargado de generar una solidez dramática que acompaña notablemente la cruda historia que protagonizan. Un hecho del que se han hecho eco los Premios Goya 2021, concediéndole a Álvaro Cervantes y a Adam Nourou la oportunidad de llevarse a casa la estatuilla como mejores actores.

Luis Tosar sigue su registro formal para interpretar de forma solvente al padre de la joven Anna Castillo, quien sigue demostrando por qué su nombre se postula como una de las figuras más representativas de su generación. Álvaro Cervantes, a su vez, destaca en un papel que, sin grandes elocuencias interpretativas, pone de manifiesto que la sutileza es la más compleja de las vías de la actuación. Sin embargo, son Moustapha Oumarou y Adam Nourou quienes destacan en ‘Adú’: los dos pilares que sostienen el impacto emocional de la película, denotando un absoluto control delante de las cámaras.

La fotografía embellece y oscurece una África desoladora

Otras de las nominaciones a los Premios Goya 2021 que se ha llevado ‘Adú’ ha sido a mejor fotografía, un mérito que se gana desde la primera vez que la cinta nos hace recorrer las calles de Melilla. Un diseño estético que va exactamente donde quiere ir, sirviendo de complemento a la historia que se está contando: una convergencia entre la narrativa audiovisual y la literaria que aúna la belleza del lugar, con la dureza de lo que en estos países acontece.

Salvador Cano no nos permite apartar la mirada cuando va a exponernos a la violencia en su película; una decisión que habría perdido fuerza en los momentos más relevantes de la película sin la maestría de Sergi Vilanova al timón de la fotografía. Un estilo propio que le ha dotado de la autoridad cinematográfica que tanto merecía tras sus siete largometrajes.

Todavía tenemos que esperar hasta el 6 de marzo para saber los resultados de los Premios Goya 2021: una gala transversalmente marcada por la pandemia sanitaria. Sin embargo, a pesar de la crisis que ha envuelto a las salas de cine durante el último año, ‘Adú’ destaca como una cinta cargada de una soberbia técnica que, con total probabilidad, dejará una huella en la celebración del cine español del próximo domingo.