Como guionista recomiendo esta serie para saber cómo adaptar perfectamente una novela
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Se estrenó hace pocas semanas, tiene 6 capítulos y es una serie digna de admirar por varios motivos. Es entretenida, está bien realizada, el casting es soberbio y, sobre todo, está muy bien escrita. La ficción, basada en una novela de éxito- un Premio Planeta ni más ni menos-, forma parte de una trilogía muy querida en nuestro país. El reto de llevar a la pantalla un libro famoso puede llegar a ser una pesadilla pero, en este caso, el resultado es más que óptimo. He leído el original y he visto la serie entera y he llegado a una conclusión bastante infrecuente: las dos obras me gustan, se complementan pero creo que, en algunos aspectos, la audiovisual enriquece más la historia.
El arte de la adaptación
Llevamos años viendo como nuestra ficción audiovisual se basa, principalmente, en contar true crimes o, en la mayoría de los casos, adaptar novelas célebres. Esta última estrategia tiene su lógica si tenemos en cuenta que son historias ya testadas por un público y que han tenido éxito. El problema es que reinterpretar una trama en imágenes no es tarea fácil. Y es que, los que se quejan de que el libro les gustó más que la película no entienden que el literario y el audiovisual son lenguajes distintos. Esto implica un dilema para los guionistas: la autocensura por miedo al fandom (lo que suele dar resultados mediocres y aburridos) o bien traicionar al original y hacer que el público potencial (los adeptos) se enfaden.

Hacer un guion es hablar en audiovisual. En una novela, los mecanismos a usar son otros. Puedes, perfectamente, crear un clímax con una conversación, por ejemplo, pero en pantalla no funciona. Hay que traducir las palabras en imágenes. De hecho, el buen guion es aquel que puede entenderse perfectamente sin necesidad de diálogos. De ahí que me cueste tanto aceptar el exceso de voz en off en pantalla.
La hazaña se complica cuando tienes que crear 6 capítulos de cuarenta o cincuenta minutos de una novela de 384 páginas. Hay que inventarse temas y subtramas para rellenar tiempo sin que parezca que le estás echando agua a la sopa para que dure más tiempo. Hacer esto bien , sin que se noten las costuras, es un arte muy difícil y es lo que han conseguido los guionistas de la serie que nos ocupa.
Una serie sólida con un guion ejemplar
Terra Alta es la nueva serie original Movistar Plus+, en colaboración con Secuoya Studios y se trata de la adaptación de la novela homónima de Javier Cercas, ganadora del Premio Planeta 2019 (sé que estos galardones no pasan por su mejor racha de prestigio pero este libro es bastante bueno).
La trama se enmarca en Terra Alta, en Tarragona, un lugar de una belleza salvaje, donde aún sangran las cicatrices de la Guerra Civil. Un territorio tranquilo hasta que el asesinato de Francisco y Rosa Adell, patriarcas de la familia más rica y poderosa del lugar, conmociona a todos. Este suceso hace que Melchor Marín, uno de los agentes a cargo de la investigación, reviva su oscuro, complejo y olvidado pasado.

Terra Alta está dirigida por Eduard Cortés (Dime quién soy) y escrita por Eligio R. Montero y Carmen López-Areal (La chica invisible). Los dos últimos han tenido la lucidez de expandir el universo de Cercas de manera orgánica, sin que el lector de la novela sienta que el postizo. Lo que el guión hace es ampliar escenas, personajes y tramas pero sin perder el rumbo de lo que se quiere contar.
Terra Alta- tanto el libro como la serie- habla del legado, de la herencia moral e invisible que arrastramos todos como individuos y como sociedad. Es una estupenda reflexión sobre la responsabilidad de romper el círculo vicioso y el precio a pagar si se hace.
Los personajes están perfectamente construidos. Si has leído la novela los conocerás y si no es así te identificarás con ellas. Los diálogos son certeros, nada pretenciosos y mantienen un tono trepidante y realista.
Terra Alta está dirigida con elegancia. El entorno, brillantemente fotografiado, tiene la importancia narrativa que se esperaba. El montaje tiene brío, es pausado pero no lento. Hay un trabajo de control tonal muy equilibrado y muy difícil de hacer.
La consagración de Bernardeau
Ya hemos dicho que el guión es bueno y eso ha provocado que el casting se luzca.. Destaco al protagonista, Miguel Bernardeau; un actor en lucha por la imagen de galán pijo adolescente (gracias a Élite) que ha conseguido una madurez profesional en muy poco tiempo y que en Terra Alta alcanza otro nivel. La composición de su Melchor es de excelencia casi quirúrgica. Nunca sale de personaje, ni cuando se enfrenta a un sospechoso o cuando mira desde un segundo plano a su mujer.

Y hablando de adaptación y de actores, Me gusta Goya Toledo como actriz y aplaudo el cambiar, desde el texto, el género de personaje con respecto al original. Puede que parezca una decisión arbitraria o un capricho víctima de presiones sociales imaginarias pero, en realidad, creo que aporta más tensión y empatía a la trama. Este tipo de cosas también marcan la diferencia de una buena adaptación.