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‘Cien años de soledad’: la adaptación imposible que no podía realizarse de otra manera

Cien años de soledad
Claudio Cataño, protagonista de 'Cien años de soledad'.

Crítica de Cien años de soledad, la esperadísima serie de Netflix basada en la grandiosa novela de Gabriel García Márquez. La ficción no es mala pero hay que tener en cuenta que esta era una obra imposible de adaptar. El propio autor se negó en vida a que Macondo y sus habitantes tomaran forma cinematográfica ya que era consciente de que la fuerza de su relato se encontraba en la forma más que en contenido. ¿Cómo mostrar en imágenes la poesía de las palabras del premio Nobel colombiano? No se puede. Es así de sencillo. Es por ello que para los que somos fanáticos de Cien años de soledad, para los que ese libro ha cambiado nuestras vidas y es un referente constante, el analizar y evaluar la serie supone un esfuerzo increíble, una lucha entre el deseo, la nostalgia y el respecto ante una producción que ha costado mucho sacar adelante. De momento, vistos los 8 primeros episodios, estrenados el 11 de diciembre (el resto llegará más adelante a la plataforma), sólo se puede sentenciar que es normal que los amantes del original se decepcionen pero eso no quita que se pueda aplaudir el esfuerzo.

Memorias de un enamorado de ‘Cien años de soledad’

«En Macondo comprendí que al lugar donde fuiste feliz, no debieras tratar de volver», canta Sabina en Peces de ciudad. Yo, sin embargo, siempre que puedo, regreso a Macondo y a su bíblica historia. Mi pasión por Cien años de soledad es conocida por cualquier persona que pase más de media hora conmigo. De adolescente, un grupo de amigos nos disfrazábamos, en Carnavales, de los principales personajes de la novela. Yo siempre me pedía el mismo; Melquiades, mi favorito. Casi todos mis nombres en redes sociales empiezan por Macondo, seguido por cualquier número.

Cien años de soledad
Gabriel García Máquez y su novela ‘Cien años de soledad’.

Como guionista y amante del audiovisual, me es imposible no leer un libro sin visualizar los espacios y el casting. Cien años de soledad lo he adaptado mil veces en mi cabeza pero siempre eran intentos infructuosos. ¿Cómo se puede representar el delirio nominativo de ese libros (con tantos personajes llamados igual con sus historias repetidas), su realismo mágico, su inabarcable historia y su riqueza gramatical, repleta de enseñanzas vitales?

Gabriel García Márquez siempre se negó a adaptar su obra magna. No tuvo problemas en vender los derechos de El amor en los tiempos del cólera o de El coronel no tiene quién le escriba, pero Cien años de soledad era su protegida. Sabía que no era posible resumir la historia de las siete generaciones de los Buendía en la ciudad inventada de Macondo en una película. Además, el nivel de producción sería tan elevado que sólo se podría realizar con dinero estadounidense y, por lo tanto, en inglés, algo a lo que el escritor colombiano se oponía con vehemencia.

García Márquez falleció en 2014 y sus hijos aprovecharon el auge de las series en plataformas para vender los derechos de Cien años de soledad a Netflix. Sí, dividir la novela en 16 capítulos era una solución para abarcar todas las generaciones por las que transita la historia, pero eso no es suficiente.

Imágenes contra palabras

Vista la primera parte de Cien años de soledad, aplaudo la honestidad con la que el equipo se ha enfrentado al desafío. No intentan emular la prosa de Gabo en imágenes, sino que la copian directamente usando una voz en off que replica las frases y conjeturas más célebres del relato. No había otra manera de hacerlo si no se quería perder la magia del original. Esto, inevitablemente, se traduce en una narrativa conservadora que demuestra que, a veces, las palabras son más poderosas que la imagen.

Cien años de soledad
Pantallazo de ‘Cien años de soledad’.

La producción de la serie es exquisita y está comprometida con dar al espectador lo que esperaba de Cien años de soledad. La música, la fotografía, el casting, los decorados, vestuario y demás aspectos técnicos tienen como meta final interpretar lo que millones de personas han soñado. Objetivo cumplido. Como producto visual, la ficción es notable.

¿La serie funciona si no has leído la novela?

Para hacer esta crítica he querido ser lo más honesto posible y separar mis emociones y recuerdos para aceptar que el audiovisual y el literario son lenguajes muy distintos. Para ello, he visto los 8 capítulos con una persona que no había leído Cien años de soledad. ¿Funciona la serie para los paganos de García Márquez? Esta es la pregunta del millón.

Cien años de soledad
Pantallazo de ‘Cien años de soledad’

Mi acompañante, tras ser interrogado ferozmente por un servidor, ha resuelto que la serie es «bonita» pero «liosa», que, en ocasiones, se «ha aburrido» y que no sabía «a dónde quería llegar» la trama. Aquí llegamos a un punto interesante. Los amantes del libro sabemos lo que vamos a ver. Las intenciones de la novela se descubren en las primera páginas (e incluso en la frase de arranque), sin embargo, la producción de Netflix se pierde en los hechos y puede llegar a espantar al espectador virgen. Le falta un sentido vital, un paraguas narrativo que atraiga a los que no sepan nada de Aureliano Buendía y su familia.

Pero lo mejor de Cien años de soledad, la serie, es que me han dado ganas, una vez más, de regresar a Macondo, al de las palabras. No me molesta la adaptación, era la única que se podía hacer y se ha hecho.

'Cien años de soledad'.
‘Cien años de soledad’.

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