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El móvil a la lavadora: una historia real

móvil lavadora
Mal asunto el de que un móvil se lave
Nacho Grosso
  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

El enemigo natural de cualquier aparato electrónico es el agua. Si bien muchos ya cuentan con protección IP67 o IP68, otra cosa es meter el móvil en un programa de 1 hora y media de duración a 40 grados. Mi historia real de un móvil a la lavadora y del desastre que ha supuesto, porque la historia no acaba bien.

Un móvil, una lavadora

El dispositivo, un Redmi Note 11s de menos de dos meses, era el regalo de navidad de mi hija mayor. Pero un descuido lo puede tener cualquiera, y olvidó sacar el teléfono de una chaqueta antes de poner la lavadora en marcha. ¿Qué ha terminado pasando tras esta aventura en la lavadora?

Para comenzar, el Redmi Note 11s cuenta con protección IP53, que no es precisamente la más alta. El 5 indica que el dispositivo está protegido frente al polvo que pueda dañarlo, pero el 3, el referido al agua, ya es otra cosa. La protección es contra agua en spray. Sí, nada de sumergirlo y ni mucho menos, que pasarlo por un programa de lavado.

Pues tras descubrir con horror que el teléfono se había lavado, no había que ser demasiado inteligente para saber que ya el pronóstico pintaba mal. Sobre todo, al saber de la pobre protección contra el agua del dispositivo. Curiosamente, el teléfono seguía encendido, pero se veía agua tras el panel. No había tiempo que perder, apagar el teléfono, sacar la tarjeta SIM y ponerse manos a la obra. Es un dispositivo que no lleva tornillos, por lo que el desmontaje pasa por aplicar calor con una pistola e ir separando las partes.

Tras separar todos los componentes, secar sus componentes y aplicar alcohol isopropílico, que no conduce la electricidad. Dejar abierto toda la noche y cruzar los dedos. Al día siguiente, ensamblar y probar.

Si bien el dispositivo arrancó y todas sus funciones estaban operativas, la pantalla mostraba rayas y círculos, además de dificultades en el táctil. De la misma manera, el altavoz no funcionaba. Algo normal para un teléfono que ha estado hora y media dando vueltas en agua caliente.

Pero al cabo de unas horas, todo ha ido a peor. La pantalla ya no enciende, normal al haber absorbido tanta agua. Es lo que tienen la especial disposición en capas de las AMOLED. El recambio de una pantalla original ronda los 40 euros, pero habría que sumar que el dispositivo presenta ya más daños adicionales, como el del altavoz. ¿Merece la pena abordar el arreglo? No, en mi opinión.

Así que, tomad nota de este consejo gratuito, revisad los bolsillos antes de meter las prendas en la lavadora. El desastre está asegurado si es un dispositivo electrónico es lo que se mete. Aquí los remedios habituales no valen.

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