Las incógnitas en torno a la desaparición de Tomás Gimeno

Tomás Gimeno
Tomás Gimeno.
Juanan Jiménez
  • Juanan Jiménez
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La titular del Juzgado de Instrucción nº 3 de Güimar detalla en el auto publicado el pasado 12 junio cada uno de los movimientos que hizo Tomás Gimeno el fatídico 27 de abril, el día en que desapareció sin dejar rastro y se llevó por delante la vida de sus dos hijas: Anna y Olivia. Una vez hallado el cadáver de Olivia, la hija mayor, con indicios de que Anna podría haberse encontrado en el mismo lugar en el que se halló a su hermana, falta por dilucidar qué ha pasado con Tomás Gimeno.

El 10 de junio el buque oceanográfico ‘Ángeles Alvariño’ localizó a 1.000 metros de profundidad el cuerpo sin vida de Olivia. Estaba en una bolsa de deportes. Junto a ella, otra bolsa vacía, en la que presumiblemente se había encontrado con anterioridad el cuerpo de Anna. Gimeno lastró ambas bolsas con el ancla de la embarcación con la que había salido al mar en dos ocasiones aquella fatídica noche.

La cronología del crimen aparece detallada, hora por hora, en el auto de la juez. A las 21:40 realizó la primera salida al mar. Según los indicios que los investigadores han proporcionado a la juez, en esa primera salida Gimeno se deshizo de los cuerpos de sus hijas. En lugar de acabar también con su vida, Tomás Gimeno regresó a puerto.

Al entrar en la instalación portuaria fue abordado por una embarcación del Servicio Marítimo. Eso ocurría pasadas las 23:00 horas. Los agentes de la Guardia Civil propusieron una sanción para Gimeno por saltarse el toque de queda.

Ya amarrado en el pantalán, Gimeno decidió quedarse en el puerto para terminar de ejecutar su minucioso plan. Sólo una cosa le separaba de finalizarlo: un cargador de móvil. Esa era en esos momentos su mayor preocupación, cargar el teléfono para hacer la última llamada a Beatriz, su ex pareja y madre de Anna y Olivia.

Una vez que consiguió cargar la batería de su dispositivo, Gimeno volvió a echarse a la mar. Eran las 00:27 ya del día 28. Desde esa hora hasta que se perdió definitivamente contacto con él transcurrieron casi dos horas. En ese tiempo, Tomás Gimeno realizó varias llamadas. Primero habló con Beatriz, sobre la 1:28, y a la madre de sus hijas le dijo que sabía que le iba a costar pero con el tiempo estarían bien con él –las niñas–, ya que tenía suficiente dinero para vivir.

Dos minutos después volvió a mantener una conversación con Beatriz a la que, de nuevo, le insistió que no volvería a ver a las niñas. A las 02:11 volvió a entablar conversación con la madre de Anna y Olivia y esta vez se despidió definitivamente de ella. Antes, Tomás Gimeno se había despedido también de varios amigos a los que les indicó que dejaba varias de sus pertenencias como un quad y la propia embarcación. A las 02:05 habló con su padre diciéndole que lo sentía de verdad, pero que necesitaba esto y por fin estaría bien. El último mensaje se produjo a las 2:27.

¿Dónde está Tomás Gimeno?

A partir de la última comunicación de Tomás Gimeno todo son incógnitas. Una de las principales: lo que había pasado con las dos niñas, ha quedado clara tras el hallazgo de Olivia. La otra: por qué no ha aparecido el cuerpo de Tomás Gimeno, es la gran pregunta que queda por resolver.

La necesidad de hacer daño a la madre de Olivia y Anna impidió que Tomás Gimeno acabara con su vida en el mismo momento en el que lanzaba por la borda de su lancha los cuerpos de sus hijas. Gimeno volvió a puerto y finalmente retornó a un punto cercano al que se encontró el cuerpo de Olivia.

La aparición de una botella de buceo propiedad de Tomás Gimeno junto con un edredón ha llevado a los investigadores de la Guardia Civil a pensar que Gimeno utilizó como lastre todos los objetos que tenía a mano. La botella de buceo se encontró cerca del lugar en el que apareció Olivia, por lo que cabe pensar que la utilizó como lastre, junto con el ancla, para sumergir a 1.000 metros de profundidad las dos bolsas de deportes.

Pese a que en un primer momento todo el plan de Tomás Gimeno llevaba a pensar en una posible fuga, los indicios y la forma de actuar han ido diluyendo esa hipótesis a medida que han ido apareciendo más pistas.

La Guardia Civil trata de averiguar de qué manera pudo sumergirse Tomás Gimeno. Lo primero es pensar que utilizó la botella de buceo, que pesaría entre 12 y 16 litros, más 8 kilos de plomo. Hay que tener en cuenta que la proporción necesaria de plomos variará en función del peso de la persona. Lo normal, en agua salada, es que se aplique un 10% del peso corporal para averiguar cuánto plomo se necesita para sumergirse.

Dado que el sonar de barrido lateral del buque oceanográfico ‘Ángeles Alvariño’ puede detectar metales en el lecho marino –de esa forma localizaron el ancla de la embarcación de Gimeno– sería factible encontrar la plomada que pudo utilizar Gimeno para hundirse hasta el fondo.

Sin embargo, surge una pregunta. Si Tomás Gimenó utilizó la botella de buceo y los plomos para lastrarse, ¿Por qué su cuerpo no ha aparecido en las inmediaciones del lugar donde se encontró la botella y a Olivia?

Los investigadores creen que el lugar no tiene por qué coincidir. Y es que en la segunda salida con su lancha, Tomás Gimeno pudo desviarse o no llegar al punto exacto donde arrojó a Anna y Olivia, por lo que su cuerpo debería aparecer en otro lugar. Hay que tener en cuenta, además, que por mucho lastre que se lleve, las corrientes marinas hacen que la caída no sea exactamente a plomo, de ahí que haya que estudiar las condiciones del mar para averiguar en qué zona se podrían hallar sus restos.

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