Un estudio dice que plantar grandes cantidades de árboles podría provocar una mayor pérdida de biodiversidad

Árboles

Las campañas para plantar grandes cantidades de árboles podrían ser contraproducentes, según un nuevo estudio que es el primero en analizar rigurosamente los posibles efectos de los subsidios en tales esquemas.

El análisis, publicado este lunes en la revista ‘Nature Sustainability’, revela cómo los esfuerzos como la campaña mundial Trillion Trees y una iniciativa relacionada (HR 5859) que está siendo considerada por el Congreso de Estados Unidos podrían provocar una mayor pérdida de biodiversidad y poco o ningún cambio climático.

Sin embargo, los investigadores subrayan que esos esfuerzos podrían tener importantes beneficios si incluyen fuertes restricciones a los subsidios, como la prohibición de sustituir los bosques nativos por plantaciones de árboles.

«Si las políticas para incentivar las plantaciones de árboles están mal diseñadas o mal implementadas, existe un alto riesgo de no solo malgastar el dinero público sino también de liberar más carbono y perder biodiversidad –destaca el coautor del estudio Eric Lambin, profesor titular de George y Setsuko Ishiyama, de la Escuela de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de Stanford–. Eso es exactamente lo contrario de lo que apuntan estas políticas».

No hay duda de que los bosques tienen un papel descomunal que desempeñar en los esfuerzos por frenar la pérdida de biodiversidad global y combatir el cambio climático al secuestrar el carbono como biomasa.

Por lo tanto, tiene sentido que la plantación de árboles como solución haya ganado fuerza en los últimos años con compromisos ambiciosos, como el Desafío de Bonn, que busca restaurar un área de bosque más de ocho veces el tamaño de California para 2030, y Trillion Trees, que busca plantar tantos árboles como su nombre lo indica.

Una mirada más profunda evidencia fallos en estos planes optimistas, según los autores. Por ejemplo, casi el 80 por ciento de los compromisos con el Desafío de Bonn implican plantar monocultivos de árboles o una mezcla limitada de árboles que producen productos como frutas y caucho en lugar de restaurar los bosques naturales.

Las plantaciones suelen tener un potencial significativamente menor de secuestro de carbono, creación de hábitat y control de la erosión que los bosques naturales.

El beneficio potencial disminuye aún más si los árboles plantados reemplazan a los bosques naturales, pastizales o sabanas, ecosistemas que han evolucionado para apoyar una biodiversidad local única.

En el nuevo estudio, los investigadores examinaron críticamente otro aspecto de algunos esfuerzos de plantación de árboles en masa: subsidios diseñados para alentar a los propietarios privados a plantar árboles.

Dichos pagos se proponen ampliamente como una solución prometedora para una variedad de desafíos ambientales.

Por lo tanto, los científicos analizaron una de las políticas de subsidio de forestación más antiguas e influyentes del mundo, el Decreto Ley 701. La ley, en vigor desde 1974 hasta 2012 y actualmente se considera para su reintroducción, ha servido como modelo para políticas similares en un Número de países sudamericanos y proyectos de desarrollo internacional.

«A la luz del entusiasmo global por plantar un billón de árboles, es importante reflexionar sobre el impacto de las políticas pasadas», añade el autor principal Robert Heilmayr, profesor asistente de la UCSB, quien trabajó en el estudio mientras era estudiante de doctorado en el Programa Interdisciplinario de Emmett en Medio Ambiente y Recursos en la Escuela de Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de Stanford.

«La experiencia de Chile puede ayudarnos a comprender los impactos climáticos, ecológicos y económicos que pueden ocurrir cuando los gobiernos pagan a los propietarios para establecer plantaciones de árboles masivas», añade.

El Decreto Ley 701 de Chile subsidió el 75 por ciento de los costos de forestación y brindó apoyo para el manejo continuo de las plantaciones.

La aplicación laxa y las limitaciones presupuestarias obstaculizaron las prohibiciones sobre el uso de subsidios en tierras ya boscosas, lo que condujo a situaciones en las que el gobierno subsidió la sustitución de bosques nativos por plantaciones de árboles rentables.

La evidencia anecdótica indicó que los subsidios de la ley redujeron aún más la cubierta forestal nativa al alentar el establecimiento de plantaciones en matorrales o tierras agrícolas marginales donde los bosques podrían haberse regenerado naturalmente.

Los investigadores se propusieron cuantificar el impacto total de los subsidios de forestación y calcular sus efectos sobre los cambios netos de carbono y biodiversidad en todo el país.

Compararon el área de los bosques chilenos bajo tres escenarios: patrones de subsidio observados reales, sin subsidios y subsidios combinados con restricciones totalmente aplicadas a la conversión de bosques nativos a plantaciones.

Descubrieron que, en relación con un escenario sin subsidios, los pagos de forestación expandieron el área cubierta por árboles, pero disminuyeron el área de bosques nativos.

Como los bosques nativos de Chile son más densos en carbono y biodiversos que las plantaciones, los subsidios no lograron aumentar el almacenamiento de carbono y aceleraron las pérdidas de biodiversidad.

«Las naciones deben diseñar y hacer cumplir sus políticas de subsidio forestal para evitar los impactos ecológicos indeseables que resultaron del programa de Chile –añade el coautor del estudio Cristian Echeverría, profesor de la Universidad de Concepción en Chile–. Los subsidios futuros deberían buscar promover la recuperación de los muchos ecosistemas naturales ricos en carbono y biodiversidad que se han perdido».

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