Endesa y la Fundación Oso Pardo avanzan en la producción de 7.000 frutales en viveros para mejorar el hábitat del oso pardo en el Pirineo
La creación de nuevos bosquetes de árboles frutales para mejorar el hábitat del oso pardo en el Pirineo catalán está cada vez más cerca de convertirse en realidad. Y es que, según han podido constatar Endesa y la Fundación Oso Pardo (FOP), la producción de plantas en viveros –paso previo a hacer la plantación en el bosque– avanza a muy buen ritmo.
Así, los aproximadamente 17 kilos de semillas de cerezos y de mostajos autóctonos que se recogieron en los valles donde se harán la plantación, ya han germinado en bandejas forestales y tienen las primeras hojas; mientras que los más de 500 esquejes de las 19 variedades tradicionales de manzanos que se injertaron, ya tienen más de un metro de altura. El objetivo es poder plantar unos 7.000 árboles frutales en el entorno del Parque Natural del Alto Pirineo a partir de la próxima primavera.
El éxito de su crecimiento se debe a la cuidada ejecución de todo el proceso: desde la selección de los mejores árboles y la recogida de semillas en el momento óptimo de maduración por personal cualificado, hasta su correcto manejo en los viveros. De hecho, resulta clave que los injertos sean realizados por expertos.
Así, se han utilizado ecotipos locales para maximizar el éxito del de la plantación, además de tener mucho cuidado con el almacenamiento y el transporte hasta los viveros escogidos: el de Forestal Catalana, de Tremp (Pallars Jussà), que pertenece a la Generalitat de Catalunya, y el de Cal Corona de Barbens, en Bellpuig (Urgell). El primero se encarga de los cerezos y los mostajos, mientras el segundo es especialista en injertos de manzanos.
Finalmente, también contribuirá al éxito la proximidad de los viveros a los lugares de plantación, pues va a garantizar una mejor aclimatación de la planta.
En concreto se prevé producir alrededor de 2.000 manzanos, 1.000 cerezos y 4.000 mostajos. Según los baremos de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) del Ministerio de Transición Ecológica, se estima que con esta plantación –que se repartirá estratégicamente entre las zonas de presencia de osas con crías en las comarcas del Valle de Aran y lo Pallars Sobirà, principalmente– se conseguirá reducir hasta 303 toneladas de emisiones de CO₂ a la atmósfera. Así, la iniciativa se sumará al proyecto de Bosque Endesa, que busca reforestar y restaurar terreno a través de la plantación de especies autóctonas y mejorar la disponibilidad de alimento para el oso pardo, contribuyendo de este modo a la conservación de esta especie, que había desaparecido en la zona y que ahora se está recuperando.
De hecho, la restauración forestal del Parque Natural del Alto Pirineo y el espacio de Red Natura 2000 “Alt Pallars” para el oso pardo empezó a desarrollarse en 2016 con la creación del programa “Enriquecimiento de la biodiversidad en zonas oseras del Pirineo”. En aquel momento nació dentro del proyecto europeo PirosLIFE. Una vez finalizado, Endesa y la FOP decidieron continuar con el programa y seguir trabajando en la restauración del hábitat del oso pardo en zonas como la del Pirineo, que ha perdido cobertura vegetal como consecuencia de la intervención humana. El objetivo es diseñar una red de bosquetes para el oso que facilite sus movimientos y dispersión mediante la mejora de su hábitat.
En las plantaciones que se hicieron en 2018 y 2019 en una superficie de más de 7 hectáreas, ya se introdujeron 9.150 árboles frutales para el oso pardo (frambuesas, manzanos, cerezos, mostajos y pudios). A día de hoy están creciendo en altura y diámetro y se hacen revisiones periódicas para hacer seguimiento. Se trata de un proyecto a largo plazo, pues se calcula que hasta dentro de unos 10 años no producirán cosechas significativas. Además de utilizarse como alimento para los osos, también se beneficiarán otras especies, como aves y mamíferos, de forma que mejorará la biodiversidad de la zona.
Una especie protegida
El oso pardo es una especie protegida en España, catalogada en Peligro de Extinción, y prioritaria en la Unión Europea de acuerdo con la Directiva Hábitats. Esta situación exige de medidas urgentes y continúas y de un plan para que su conservación sea compatible con el desarrollo rural de los entornos en los que se encuentra. En este sentido, los árboles frutales silvestres suponen una fuente de alimentación fundamental para los osos, por lo cual disponer de un hábitat rico en este recurso contribuye tanto a mejorar las expectativas de la especie, como a conciliar su presencia con las actividades humanas al asegurarles las fuentes de alimentación dentro de su medio natural.
Según el último censo, actualmente hay al menos 64 ejemplares en las dos vertientes pirenaicas, la mayoría en el Pirineo Central, y la población evoluciona favorablemente. En Catalunya se extinguieron entre finales de los años 80 y principios de los 90 y, a día de hoy, los que hay son de origen esloveno y se encuentran distribuidos mayoritariamente en las comarcas de la Vall d’Aran y el Pallars Sobirà, aunque también son presentes en el Pallars Jussà, el Alta Ribagorça, el Alt Urgell y la Cerdanya.
La colaboración de Endesa y la Fundación Oso Pardo, entidad privada que trabaja en el campo de la conservación e investigación de la especie, se enmarca dentro del Plan de Conservación de la Biodiversidad de Endesa y se trata de una actuación a nivel ambiental y social, enfocada a la promoción del desarrollo rural sostenible, la educación ambiental y la protección del oso pardo.
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