El asesino de Laura Luelmo a la juez: “Métame en prisión porque lo voy a volver a hacer”

Si todavía quedaban dudas sobre el carácter reincidente del presunto asesino de Laura Luelmo, él mismo se ocupó de despejar cualquier incógnita cuando finalizaba su única declaración ante la juez.

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Bernardo Montoya, "un asesino desorganizado".

Fue el viernes, después de admitir por primera vez que llevó a Laura Luelmo a su casa tras secuestrarla y allí la golpeó repetidas veces con brutalidad. Cuando terminó el relato Bernando Montoya dejó por un momento su actitud desafiante con la fiscalía, se volvió hacia la juez y le espetó “mi señoría, métame en prisión porque lo voy a volver a hacer”. La apostilla no sorprendió a los presentes después de escuchar durante horas la cruda versión que el detenido dio de los hechos.

Aunque Montoya arrancó su declaración pidiendo perdón por el crimen e intentando sostener su increíble versión de lo que ocurrió con Laura Luelmo pronto arrancó una confesión llena de mentiras y medias verdades carentes de toda humanidad. Montoya admitió la tremenda paliza que le propinó a la víctima pero seguía negando la agresión sexual con excusas incoherentes.

La UCO maneja la hipótesis de que Montoya ya había planeado raptar a Laura y no fue un encuentro casual

Sin embargo los guardias de la Unidad Central Operativa tienen otra hipótesis que se desprende de los datos de la investigación. Los guardias creen que Montoya planeó raptar a la profesora y no fue un encuentro casual. Saben que la abordó cuando regresaba de la compra porque compararon los alimentos que encontraron en la casa del detenido con el ticket del supermercado y coincidían. Saben que dentro de la casa hubo una lucha encarnizada por los restos de sangre que hallaron de ambos en la fregona y en paredes de la casa. El propio Montoya confesó que tras encerrar a la víctima en su casa la maniató y Laura se defendió con uñas y dientes propinándole una patada en las costillas y los guardias saben que por ese motivo Montoya acudió al centro de salud de Cortegana días después. Los investigadores no tienen ninguna duda de que Bernardo Montoya se ensañó hasta la brutalidad con su víctima hasta el punto de hacerles pensar que su intención era matarla tras consumar la agresión sexual.

La actitud tras el crimen tampoco juega a favor del asesino. Los guardias creen que Montoya asesinó con alevosía a Laura Luelmo esa tarde del 12 de diciembre entre las 15:20 y las 18:10. Hay testigos que sobre las 18:10 vieron su coche aparcado en la puerta de su vivienda con el maletero abierto. Sospechan que a continuación arrojó el cuerpo en el monte donde creen que llevó a cabo la agresión sexual y saben que no sólo no se arrepintió sino que intentó destruir todas las pruebas que le incriminaban. Ese día se deshizo de las pertenencias de Laura y el día siguiente volvió a recoger una manta ensangrentada que arrojó en otro lugar para que no la encontraran.

Bernardo Montoya tampoco tuvo problema en visitar a su familia para comer el día después del crimen, ni tuvo reparo en acudir el día 14 a un vis a vis con su novia en prisión sólo dos días después de presuntamente matar y violar a la profesora. “Es un asesino desorganizado” así lo calificaba el responsable de los investigadores de la UCO. Un asesino que en 20 años ha matado a una mujer, agredido brutalmente a otras cuatro y ahora es sospechoso de haber asesinado a una quinta víctima. El mismo asesino que hace unos días le pedía por favor a la juez del caso que le meta en la cárcel porque de no hacerlo volvería a matar.

El objetivo de la acusación particular es impedírselo y que se haga justicia a Laura. Y ya anuncia que cuando finalice la instrucción su intención es pedir prisión permanente revisable para este acusado que pide que le encarcelen.

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