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Arantxa Coca: «Con una persona libre lo pasaremos de cine, pero no es la mejor opción para comprometerte»

arantxa coca
Psicóloga y psicopedagoga familiar Arantxa Coca. @Cortesía
María Villardón

Psicóloga, psicopedagoga familiar y terapeuta de pareja. Arantxa Coca tiene un rostro muy familiar para todos, ya que la hemos visto últimamente en programas de televisión de súper audiencia como Casados a primera vista o La isla de las tentaciones analizando a las parejas participantes desde un punto de vista profesional, alejado del runrún frívolo de las tertulias en plató.

De voz dulce y pausada, Coca contesta sin veladuras a todas las cuestiones que tienen que ver con el amor, la pareja y el sexo. Con la autora de ensayos como Así eres, así amas o Pareja al borde un ataque de nervios hablamos de cómo querer y de cómo observarnos más a nosotros mismos para querer mejor y elegir al compañero de viaje con el que hacer un equipo perfecto (o al menos intentarlo).

Defiende que sólo el sexo no es suficiente para salvar una relación y que si hay intercambio de parejas debemos dejar los dramas y las emociones al margen, cosa que no siempre se consigue. Y concluye, además, que hay un perfil de persona del que deberíamos huir: los antidependientes. Explica que son los mejores para pasarlo bien, pero los peores para tenerlos de pareja porque jamás se comprometen. Así que, si os los encontráis, corred. Bueno, o no, allá cada uno.

Todos podemos hablar de amor, es un lenguaje que todos hablamos, pero no siempre es fácil. 

En mi caso, intento hablar de la manera más sencilla posible sobre los aspectos del amor para que todos conozcamos sus fórmulas, sus maneras, sus formas y nos podamos entender porque, en definitiva, hay que entenderse. Cada uno debe entender su manera de amar, no todos queremos igual.

Dice que el amor puede durar toda la vida entre una pareja si se es inteligente. ¿Qué es ser inteligente en el amor?

Ser reflexivo. Siempre nos quedamos con que el amor es una emoción, pero no nos podemos quedar sólo en el sentir. “Es que yo siento y como siento mucho, pues me quedo con esta persona toda mi vida”, pensamos a menudo; pero no, tenemos que echarle más reflexión a la vida. Reflexionar sobre qué necesitas, qué carencias tienes, qué estás exigiendo, porque quizá estés exigiendo algo a alguien que no te lo puede dar o no está en condiciones de hacerlo, también debemos analizar cómo te comportas cuando amas tanto, por ejemplo.

Y observar también a nuestra pareja: ¿Qué me está pidiendo? ¿Se lo puedo dar? ¿Me gusta cómo me quiere? En este sentido, hay muchas personas que piensan que si su pareja le dice mucho que le quiere, es que le quiere, no hay dudas, pero el amor es mucho más que palabras. Lo que tenemos que decirnos es: ¿Me sirve esta manera que tienen de quererme? Tener sentimientos no es suficiente, por eso hay que aplicar la inteligencia y pensar cómo amamos, qué exigimos y qué nos está dando esa persona cuando te dice que te quiere.

Es que decirlo es muy fácil, demostrarlo es otro cantar.

Claro, ya. Pero a final nos ponemos a reflexionar cuando ya hemos sufrido y el sufrimiento nos lleva a parar y a pensar que estamos sufriendo mucho. Es así, y es ahí cuando ya te preguntas qué estás haciendo o por qué eliges siempre el mismo perfil de persona, por qué siempre te dejas hacer lo mismo, etc. Bueno, es la experiencia la que, si la usamos bien, nos hace reflexionar y no únicamente sentir. Durante los primeros amores no lo solemos hacer, ahí es todo sentir como un torrente, tenemos esa visión romántica de que el amor todo lo puede, pero, sin duda, con la ayuda de la inteligencia mucho más.

Hay aspectos insalvables en algunas relaciones, por mucho amor que haya. Hay caminos que van muy divergentes.

Yo no suscribo que el amor todo lo pueda, la verdad. Sólo en la intensidad del primer amor lo creemos, pero no, lo cierto es que luego nos damos cuenta de que no es así ni mucho menos. Hay que ponerle madurez y a veces debemos tener la valentía de soltar a alguien, incluso amándolo. Si sufres con ese amor, si no estás bien con ese amor, debemos dejar que se marche.

Pero, ¿cómo se hace eso? Cuando uno es consciente de que no es posible seguir ahí dentro, ¿qué hace?

Lo que voy a decir parece fácil, pero sé que no lo es. Cuando nos cueste renunciar a algo, pensemos en amar más a la otra persona. Es decir, te empeñas en quererle, en amarle, en tener ese apego sin el que no puedes vivir; pero si tú sabes fríamente que ese amor no es posible, a pesar de que sea desgarrador, debes decir adiós y desearle que sea feliz, pleno y amado, aunque sea sin ti. Es lo más inteligente, aunque requiere de mucha generosidad. Y no olvidemos que el amor es eso: generosidad.

Escribió un libro que se llamaba Así eres, así amas. Cuando hablamos de que alguien quiere mal o no sabe querer, ¿qué queremos decir?

Es muy subjetivo porque en cada persona el no saber querer es una sensación diferente. Cuando decimos que alguien no sabe querer, realmente lo que queremos decir es que esa forma que tiene de amarnos a nosotros no nos vale. Sencillamente, lo que me está dando no lo necesito.

¿Por ejemplo?

Si tu pareja es de mucho apego, es decir, siempre quiere estar contigo, saber de ti, dónde vas, es súper romántico, quiere hacer cosas contigo 24/7, etc, puede que te encante, claro, pero sólo si las dos personas sois así de apegadas. Si es así, es fantástico. El problema es cuando la otra persona no está de acuerdo sobre la forma de amor que tiene su pareja, ya que quizá no es el compañero de viaje que necesita. Además, si le pides que modifique su comportamiento y te dice eso de “yo soy así y es mi forma de amar y de ser”, sin intentar cambiar nada, sencillamente esa pareja no es compatible contigo. Entiendo que a los 18 años tengas el mantra del “soy así y así amo”, pero ¿con 30 años? Si dices eso a esa edad, es que no sabes ni has aprendido nada del amor.

No siempre la edad es garantía de nada, ¿o sí?

No, pero con la edad deberíamos amar mejor. No podemos amar igual que con 12 años, en la barrera de los 30 años, cuando se corre mucho y se vive rápido, tenemos que hacerlo mejor.

Con la edad eliges mejor, quiero pensar.

Sí, pero antes debes conocerte más y mejor a ti mismo y pensar: ¿Por qué das lo que das? ¿Por qué eres tan pesado? ¿Por qué tienes miedo a comprometerte? ¿Por qué has tenido hijos si no querías? ¡Y un largo etcétera de preguntas! Uno tiene que mirarse y una vez que tenemos ese autoconocimiento debemos acercarnos a las personas más afines, saber elegir mejor. Eso cuesta, pero tienes que echarle sabiduría. Si tú te conoces, podrás apreciar mejor a tus parejas. La clave es cómo amas tú.

En terapia de pareja ha debido ver todo tipo de personas, ¿cuál es el perfil del que dice a alguien que huya sin mirar atrás? En plan: “¡Dios mío, corre muy rápido!”.

(Reímos) Mi perfil preferido, al que tengo especial cariño, y del que sí que digo que huyas corriendo, y no porque sea malo sino porque no puedes esperar nada, es el perfil del antidependiente. Si estás con este perfil te lo vas a pasar de cine, serán los mejores años; sin embargo, no hay que tener demasiadas expectativas porque son personas que adoran su libertad, su tiempo, son marcadamente individualistas y egoístas. De modo que si esperas un amor para toda la vida, comprometido, que no mire a nadie más y que te quiera sobre todas las cosas… pues este no es tu perfil. Y no cambiarán mucho, lo máximo que conseguirás es que te reconozcan que son así, que no quieren compromiso y que van a su bola. Son capaces de reconocerse, pero no de cambiar. Así que se puede sufrir mucho con los antidependientes. Son geniales, especiales, pero en pareja poquito.

Compañeros de barra y para de contar.

Eso es. Además, los antidependientes son buenos ex. Son buenos amigos y son buenos amigos sexuales, eso también, porque si te das un beso o te acuestas con ellos, pues luego tan fenomenal, ellos lo llevan bien. Es más, es su relación ideal, intimar, pero poco compromiso. Siempre tendrás un amigo fiel, pero no un marido o una esposa.

Pensaba que me diría que el perfil que más pereza le daba es eso que usted define como “el rescatador”. 

Ya, ya. Se trata de un rol, no de un perfil, pero sí, efectivamente, hay muchas personas que siempre juegan a ser rescatadores y son unos desgraciados porque si rescatas tanto al final te olvidas de ti mismo. Es esa gente que se justifica diciendo: “Es que me sabía mal, pobre” o “por una vez no pasa nada…”. En estos casos, siempre digo que cuando vayas a hacer algo contra tu voluntad por la otra persona, cuenta las veces al mes o al año que cedes. No tenemos que rescatar porque perdemos personalidad, autenticidad y quedamos como esclavos de los demás. “Yo no quería, pero es que me sabía mal…”. Pero, vamos a ver, ¡cuántas veces te sabe mal! Es que si usas este rol hasta el extremo es terrible, no podemos estar todo el día rescatando o siendo víctimas. Todos los roles, tanto el rescatador, el victimista, el perseguidor como el sumiso, ¡son dramáticos! A veces es cierto que tendrás que pagar un precio por decir que no, pero serás auténtico, serás tú mismo de verdad, aunque moleste.

Hay casi 78.000 divorcios anuales y el perfil de parejas que se separan son cada día más jóvenes y muchos de ellos con niños muy pequeños. ¿Eso lo ha notado en la consulta? ¿La terapia de pareja tiene sentido como último cartucho?

Muchas veces no les puedes ayudar a unirse, pero sí a llevar a cabo un buen divorcio. Yo me encuentro situaciones muy límite, incluso me encuentro en terapia a parejas jóvenes que van a tener un hijo, que ella está embarazada, pero que ya hablan de separarse porque, aunque se han querido mucho, la convivencia no ha funcionado. Los dos tienen que tener la voluntad de intentarlo, de estar juntos, no vale con que sólo uno de ellos quiera. Imagina que a veces ella o él me dicen que yo como terapeuta debo convencer a sus parejas para que sigan a su lado. Y les digo siempre: “¿De verdad quieres que te amen por convencimiento? ¿Quieres estar con una persona sólo porque se ha convencido de estar contigo?”. No, hombre, no, no quieras ese amor. Se quedan blancos, pero deben aceptar que no siempre se está en el mismo punto.

¿Cuáles son las pautas que recomiendas para un buen divorcio?

En primer lugar, tener un pacto de no agresión. No insultaros, no sacaros el pasado cada dos por tres, no jugar al yo más que tú, no chantajear, etc. En todo momento debemos intentar ser cordiales y, además, esto es importante porque siempre uno siente que ha hecho o puesto más que la otra persona, pero lo cierto es que quedar al 50% real es muy difícil.

¿Sólo el sexo puede salvar una relación?

No, no, no. El sexo da oportunidades porque dos personas aún se entienden, pero a veces confundimos deseo con oportunidades. Dos personas pueden desearse toda la vida, a veces hay personas que me dicen que no se pueden cruzar con sus ex parejas, aunque tengan nuevas relaciones, pero respondiendo a tu pregunta: no, el sexo no es suficiente porque hay que aplicar la inteligencia, la generosidad y la autocritica.

¡Huy! La autocrítica…

Claro, claro, es que eso es súper complicado porque cuando una persona deja de quererte también debes mirarte y preguntarte la razón por la que eso ha pasado. Reitero: si quieres elegir mejor a tu pareja o quieres que no te vuelvan a hacer daño, piénsate y reconoce qué buscas de forma honesta, así encontrarás lo que necesitas. Y eso es la autocrítica.

Intercambio de parejas. ¿Puede existir ese miedo a que a tu pareja le guste más la nueva persona y salga el experimento por la culata?

Vamos a ver, es que si hay ese miedo no podéis hacer ese intercambio de parejas. Para ello hay que estar muy seguros y haberlo hablado mucho. Por ejemplo, en los tríos no puede haber drama, ni celos, las emociones tienen que estar fuera y no pueden verse comprometidas. Cuando hay intercambio de parejas, una de las normas –porque debe haberlas–, es que no se repita el intercambio con las mismas personas, por ejemplo. Es normal que haya esos miedos previos, pero la pareja debe hablarlo mucho para no pillarse los dedos. Hay que tener claro que es un juego, si una de las personas no se divierte o te vas a poner como loco/a, ya no es un juego que se disfruta, es una tragedia.

@MaríaVillardón

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