Los momentos más surrealistas del regreso de Twin Peaks
Y por fin Laura Palmer cumplió su promesa. Veinticinco años después del final de Twin Peaks, el Agente Dale Cooper regresó a nuestras vidas de la misma forma que irrumpió décadas atrás, provocando en el espectador una sensación agridulce de emoción y perplejidad. Algo que aquellos fans acérrimos de la ficción esperaban con inmenso entusiasmo. Y es que justo en ese punto intermedio reside la grandeza de Twin Peaks, su capacidad de romper con lo establecido y dejar huella en la mente del espectador.
Tras 18 episodios de auténtica locura, David Lynch y Mark Frost finalizan por fin el viaje más largo de sus vidas. Una despedida que ya parece definitiva. O al menos así lo ha confirmado Kyle MacLachlan, actor encargado de interpretar a Dale Cooper, asegurando que «no hay discusiones para más Twin Peaks». Sin embargo, reconoce también que la obsesión de su personaje por Laura Palmer sigue muy presente, algo que le acompañará hasta el final de sus días. «En ese punto es donde están ahora mismo», añadió MacLachlan.
Para conmemorar el regreso y posterior desenlace de esta serie de culto, hemos querido hacer un repaso por todas esas escenas que han conseguido perturbar la tranquilidad de una audiencia preparada para cualquier sobresalto. Un poder que solo Twin Peaks maneja a la perfección.
La caja de cristal
En los primeros episodios de la tercera temporada, Lynch presentó al público una de las tramas más terroríficas de la serie. En un lujoso apartamento de Nueva York, un joven vigila día y noche una extraña caja de cristal totalmente vacía. Tras bajar la guardia un segundo, en compañía de una hermosa mujer, una forma sin rostro aparece de repente en el interior de esa enorme urna, traspasando las paredes y asesinando de manera implacable a ambos personajes.
El árbol con cerebro
En Twin Peaks todo es posible, incluso que un árbol escuálido y chispeante se comunique con aquellos que viven a su alrededor. Todo gracias a un enorme cerebro que reposa en lo alto de su esqueleto. Algunos aseguran que se trata del brazo diabólico del que Mike se desprendió en la primera tanda de episodios, para distanciarse de Bob y la Logia Negra.
El origen de todo
Resulta imposible considerar el octavo episodio como una entrega al uso. Más bien nos enfrentamos a un cortometraje, el capítulo más decisivo y trascendental de la historia de Twin Peaks. A través de una sucesión de escenas en blanco y negro, el espectador descubre de una vez por todas el origen de este excepcional universo. La explosión de una bomba nuclear nos conduce a una especie de meditación sobre la destrucción, y como esta genera más destrucción todavía.
David Lynch frente al vortex
El agente Gordon, interpretado por el propio David Lynch, tuvo también la oportunidad de enfrentarse cara a cara con la presencia sobrenatural que domina Twin Peaks desde hace años. Un encuentro simbólico que sitúa al auténtico creador de la historia frente a su obra maestra.
¿Quién es realmente Sarah Palmer?
La madre de Laura Palmer siempre ha sido una mujer triste y preocupada. Sin embargo, tras el asesinato de su hija a manos de su marido, y el posterior suicido de este, Sarah se encuentra ahora en un lugar muy oscuro. En una de las secuencias del regreso, un hombre se acerca a ella para acosarla, mientras toma una copa en el Roadhouse. Esta, en vez de declinar educadamente la invitación, opta por arrancarse la cara y revelar un agujero negro de lo más espeluznante. Para después desgarrar la garganta de su pretendiente.
Cooper salva a Laura
El agente Cooper consigue viajar, en la recta final de la temporada, a una línea temporal que le sitúa horas antes del asesinato de Laura Palmer. Permitiendo rescatarla del peligro inminente al que se enfrenta. ¡Laura Palmer esta viva! No obstante, en el último episodio volvemos a reunirnos con la pareja, esta vez en el presente. Cooper se ve en la obligación de cumplir por fin su promesa: llevar de nuevo a Laura a su hogar. Un regreso idílico que termina rompiéndose en mil pedazos. Y dejando al espectador en la más absoluta oscuridad.