Sánchez tropieza con la infancia: la malnutrición se dispara por el incremento de precios en la compra
La inestabilidad económica durante el embarazo puede tener efectos profundos y duraderos sobre el desarrollo infantil


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Mientras la economía española se resiente, también lo hace la salud de sus ciudadanos más vulnerables: los niños. Un estudio internacional liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), impulsado por la Fundación La Caixa, advierte de que la malnutrición infantil —incluyendo tanto la desnutrición como el sobrepeso— se dispara cuando la economía se tambalea.
El trabajo, publicado en la revista Lancet Global Health, demuestra con datos de más de 1,6 millones de niños de 68 países que la caída de ingresos durante el embarazo o los primeros 1.000 días de vida del menor aumenta notablemente el riesgo de retraso del crecimiento, emaciación (peso peligrosamente bajo) y también obesidad.
Este es un estudio que analiza cómo las crisis económicas afectan la nutrición infantil en los primeros años de vida y aunque los datos se centran en países de renta baja y media, sus conclusiones deberían encender todas las alarmas también en España. En un contexto de inflación prolongada y una subida de precios alimentarios sin precedentes, especialmente en productos básicos, los riesgos que describe el informe —desnutrición, retraso del crecimiento y sobrepeso en la infancia— podrían estar ya manifestándose silenciosamente en nuestro entorno.
Pese a los constantes mensajes del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el supuesto escudo social, la realidad es que las familias con menos recursos están cada vez más expuestas a una dieta más pobre y menos equilibrada, condicionada por el precio. La falta de políticas nutricionales específicas y de respuesta directa a la escalada del coste de la alimentación puede estar dejando a la infancia en una situación de vulnerabilidad creciente. Este estudio no mide lo que ocurre en España, pero sí traza un patrón que se ajusta peligrosamente a lo que ya está ocurriendo en nuestros hogares.
En el caso de España, los precios de la alimentación en España han ido encareciéndose significativamente: según el INE, la cesta de la compra es un 30 % más cara que a principios de 2021, lo que ha obligado a muchas familias, especialmente las de ingresos bajos, a priorizar productos ultraprocesados frente a frutas, verduras, pescado o carne, percibidos como más caros.
Esta dinámica alimentaria —más calorías vacías, menos nutrientes esenciales— está directamente relacionada con que un 2,2 % de los hogares con niños no pueda permitirse comer fruta o verdura a diario, llegando al 4,6 % en los hogares de menores recursos.
El impacto sobre la salud infantil es evidente: más de un 36 % de los menores padece sobrepeso u obesidad, y la brecha entre clases sociales se agranda: en hogares con menos de 18 000 € anuales, la tasa de obesidad infantil ronda el 23–24 %, frente al 10 % de familias con rentas altas. A ello se une el descenso del consumo diario de frutas y verduras —solo el 36 % consume fruta y el 19 % verduras al día— y un incremento del sedentarismo y consumo de refrescos azucarados en entornos empobrecidos
El estudio
«La inestabilidad económica durante el embarazo puede tener efectos profundos y duraderos sobre el desarrollo infantil», ha advertido el coordinador del estudio, Davide Rasella, quien insiste en que las crisis económicas no solo se miden en PIB, sino en la salud física y futura de las nuevas generaciones.
La investigación utilizó 230 encuestas nacionales combinadas con datos económicos de la World Inequality Database. Entre sus principales hallazgos, destaca que incluso caídas leves en los ingresos familiares aumentan hasta en un 30% el riesgo de que un niño sufra retraso del crecimiento acompañado de sobrepeso.
Además, el impacto es desigual: mientras los hogares más pobres sufren desnutrición aguda, los de ingresos medios o altos experimentan un aumento del sobrepeso y la obesidad, reflejando una doble carga de malnutrición provocada por dietas de peor calidad, estrés y acceso desigual a alimentos saludables.
Los autores piden a los responsables políticos «intervenciones específicas y urgentes» para proteger la nutrición maternoinfantil, especialmente en contextos de crisis económica. Hasta ahora, esas medidas han brillado por su ausencia.
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