La relación entre la alimentación y el cáncer
Se ha demostrado por la ciencia la relación existente entre la alimentación y el cáncer. Si quieres saber un poco más, aquí te lo contamos.
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La dieta es uno de los factores medioambientales que inciden en la aparición de tumores. La relación entre la alimentación y el cáncer existe, aunque no es la única razón para el desarrollo de la enfermedad. Influyen además la exposición a productos químicos como el tabaco o el alcohol, rayos ultravioletas, contaminación del aire y el agua. Los factores genéticos también son un riesgo. Afortunadamente, en los alimentos tenemos también una gran ayuda para prevenir este mortal padecimiento.
Hay aspectos que no podemos controlar. La contaminación del medio ambiente es uno de ellos. Pero otros, como el cigarrillo o el alcohol si está en nuestras manos. Lo que comemos también es decisión propia y puede convertirse en un gran aliado en la prevención del cáncer o un impulsor de su aparición.
La relación entre la alimentación y el cáncer
El cáncer que se desarrolla en los órganos digestivos está vinculado con la alimentación hasta en un 90% de los casos. Si nuestra dieta está basada en un alto consumo de grasas perjudiciales incrementamos el riesgo. Ellas favorecen la formación de los radicales y el aumento de la oxidación del organismo, que puede derivar en el surgimiento de la enfermedad. Las grasas también propician el aumento del colesterol malo, o LDL, responsable del surgimiento de células tumorales.
Alimentación para la prevención
Las vitaminas y minerales que contienen las frutas y verduras tienen una alta capacidad preventiva. Son efectivos antioxidantes que previenen la formación de los radicales libres y activan el sistema inmunitario. También inhiben la proliferación celular.
El beta caroteno, selenio y vitaminas C y E son antioxidantes por naturaleza. Están contenidos en verduras rojas, anaranjadas, amarillas y algunas verdes. Contienen cuantiosos fitonutrientes, muy beneficiosos para el organismo. Están presentes en hierbas, especias, verduras, té, café, chocolate, nueces, manzanas, cebollas, bayas, cebolleras, ajo, puerro y cebollas.
La fibra contribuye a agilizar el tránsito intestinal de los alimentos. Favorece la nutrición y sostenimiento de una microbioma saludable, lo cual disminuye el riesgo de cáncer. Cereales, semillas, pan, pastas, todos integrales, contienen altas cantidades de fibra. También las legumbres, algunas frutas y verduras.
Las proteínas están contenidas en las carnes de vacuno, cerdo, ternera, cordero, pollo y pescado, en productos lácteos y huevos. Pero hay que tener cuidado con el consumo de las carnes rojas. También de sus procesados como tocino, jamón, embutidos, salchichas, entre otros, pues se les vincula con el cáncer.
Técnicas de cocción
El tipo de cocción incide directamente en la relación entre la alimentación y el cáncer. Los alimentos fritos contienen muchos más riesgos que los cocinados o asados. Los ahumados y salados también.
Una dieta equilibrada es un aliado en la prevención del cáncer. Debes estar atento a la cantidad de nutrientes que te provees, pues el exceso termina siendo dañino. Evita la obesidad o el sobrepeso y mantén un adecuado nivel de ejercicios para que disminuyas los riesgos de padecer cáncer.
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