¿Y qué hacemos con el sol?
"La incidencia de cáncer de piel ha aumentado un 30% en los últimos 10 años"
"El papel de los dermatólogos pasa por indicar qué cantidades de radiación serian las óptimas para garantizar una salud global con el menor riesgo de cáncer cutáneo"

Fact checked
Este artículo de OkSalud ha sido verificado para garantizar la mayor precisión y veracidad posible: se incluyen, en su mayoría, estudios médicos, enlaces a medios acreditados en la temática y se menciona a instituciones académicas de investigación. Todo el contenido de OkSalud está revisado pero, si consideras que es dudoso, inexacto u obsoleto, puedes contactarnos para poder realizar las posibles modificaciones pertinentes.
Es una evidencia científica claramente comprobada que la radiación solar es responsable directo del cáncer cutáneo. El melanoma dependerá especialmente de la radiación anterior a los 16 años de vida y de las quemaduras solares en la infancia. Y el carcinoma basocelular y espinocelular de la radiación solar acumulada.
Cada día se diagnostican 9.500 nuevos casos en Estados Unidos, se producen dos muertes cada hora por cáncer cutáneo, y la incidencia ha aumentado un 30% en los últimos 10 años.
Sin embargo, hace años ya que comenzamos a relacionar determinadas patologías con niveles bajos de vitamina D (distintas a las directamente relacionadas por la acción de la vitamina D en el metabolismo del calcio). Tenemos que recordar que la síntesis de vitamina D depende necesariamente de la recepción de radiación UVB.
Y esto nos plantea una pregunta ¿que ocurriría si realmente ese mayor índice en la aparición de enfermedades o una mayor gravedad en ellas guardase una relación directa con la radiación UV recibida y no con los niveles de vitamina D?
En Medicina todos los estudios clínicos están basados en la recepción de datos que intentan aislar la influencia de un factor en un parámetro de salud. Hace años aconsejábamos una dieta rica en grasas vegetales para reducir el riesgo de colesterol elevado, y tras unos años comprobamos que los aceites de coco y de palma elevaban esos niveles pese a ser grasas vegetales.
El exposoma se refiere a la acción de los factores ambientales que nos rodean y que determinan la evolución de nuestra salud, ahora que el genoma sólo puede explicar apenas un 20% de nuestras enfermedades. El exposoma humano es muy complejo, es decir, el numero de factores ambientales es infinito y su capacidad de valorar su influencia en nuestra salud o enfermedad es más difícil en cuanto que no pueden cuantificarse o aislarse en su totalidad y siempre hay un entorno asociado.
En 1996 un dermatólogo escocés, Richard Weller, comprobó que la exposición a radiación ultravioleta liberaba oxido nítrico en nuestra piel y que ésta era la mayor fuente de oxido nítrico de nuestro organismo. En 1998 la relación del oxido nítrico con la vasodilatación y la reducción en el índice de infarto aporto un premio nobel de Medicina a tres farmacéuticos. Y así, Weller comenzó a valorar la reducción en el índice de enfermedades cardiovasculares en la población expuesta a radiación UV frente a la no expuesta.
Este parámetro modifico la perspectiva respecto a la acción de la radiación UV en el cuerpo humano y planteó dudas sobre si el efecto nocivo de la radiación UV iba más allá de la piel o, por el contrario, para el resto de nuestro organismo podía ser beneficioso.
Partiendo de que ciertas patologías se relacionaban con niveles bajos de vitamina D, pero ésta sólo puede sintetizarse con UVB y no con UVA, y comprobando que su evolución no mejoraba con la suplementación externa (el aporte de vitamina D oral no modificaba la aparición o el curso de estas patologías), Weller intentó aislar la influencia de la radiación UV de los niveles de vitamina en la salud.
Es decir, intuyo que la vitamina D era un marcador de los niveles de radiación que recibía el sujeto (al recibir poca radiación ultravioleta sintetizaba menos vitamina D), pero no era la causa de esas enfermedades, sino que la incidencia de estas patologías estaba directamente relacionada con la reducción en la exposición a radiación. El descenso de niveles de vitamina y la aparición o agravamiento de patologías se producían de un modo paralelo, pero como consecuencia ambas del menor aporte de radiación solar.
Así amplió su estudio a una cohorte de 300.000 personas del Biobanco de Reino Unido, intentando corregir otros factores como edad, sexo, tabaquismo, nivel socioeconómico o actividad física. Incluso llego a realizar ensayos sometiendo a la población objeto de estudio a radiación UVA (por ejemplo, las cabinas de radiación, o la radiación recibida a través de los cristales que filtra la radiación de tipo B, pero no la A). Concluyendo que la población expuesta reducía la incidencia de enfermedades cardiovasculares e incluso reduciendo la incidencia y severidad prácticamente de todas las enfermedades, con la única excepción del cáncer de piel.
Para Weller la radiación UV alargaría la vida, y mas allá de ello se plantea si las campañas radicales contra la exposición solar no serán responsables indirectas de un aumento de mortalidad.
Soy dermatólogo y mi papel es decir a los pacientes «tiene cáncer de piel, causado por la radiación UV, evite esta radiación y proteja a su familia de ella» o «la radiación solar es la causa principal del cáncer cutáneo, por lo que sólo la protección solar puede evitarlo». Pero con la nueva perspectiva tal vez haya que realizar un balance entre el numero de fallecimientos por cáncer cutáneo y el numero de fallecimientos por enfermedades cardiovasculares o cáncer y en que medida estas ultimas puedan estar influídas por la radiación UV recibida.
Como nos dice Weller, el papel de los dermatólogos en el futuro pasa por indicar qué cantidades de radiación serian las óptimas para garantizar una salud global con el menor riesgo de cáncer cutáneo. Tal vez el papel de los dermatólogos esté en establecer cuánta radiación solar es segura y como ajustar esta exposición para hacer un balance de los beneficios e inconvenientes de la radiación, siempre desde la vigilancia y prevención de las patologías cutáneas, tanto más cuando en apenas unos días (a lo largo del mese de junio) comenzaremos la campaña del Euromelanoma en Europa, encaminada a prevenir y detectar precozmente su aparición.