Patricia Guillén: «Los desafíos tras el fin de la pandemia pasan por la vigilancia en Salud Pública»
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) acogió la recomendación del Comité de Emergencia de declarar el fin de la emergencia sanitaria de salud pública internacional por la COVID-19. El anuncio del director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Gebreyesus, declarando el fin de la emergencia de salud pública es de gran importancia internacional porque implica un paso hacia la normalización pero también conlleva nuevos retos en la prevención y control de la enfermedad.
La OMS aconseja a los países que continúen siguiendo con las recomendaciones emitidas como: estar preparados para eventos futuros (con el fin de evitar un ciclo de pánico y descuido); integrar la vacunación contra la COVID-19 en los programas de vacunación a lo largo del curso de vida; mantener las medidas para aumentar la cobertura de la vacunación contra la COVID‑19 en todos los grupos de riesgo; integrar la vigilancia de los agentes patógenos respiratorios y continuar la monitorización y notificación de los datos.
Han pasado un total de 1.221 días desde que la OMS decretara el 30 de enero de 2020 el máximo nivel de alerta sanitaria hasta el anuncio del pasado 5 de mayo del fin de la emergencia. Más de tres años en los que este organismo ha constatado 765 millones de diagnósticos y casi 7 millones de muertos, según el recuento oficial emitido por todos los países. Pero las estimaciones de la propia OMS, calculan que, en realidad, se ha cobrado alrededor de 20 millones de vidas.
Para explicar en qué consisten las medidas de prevención y lo que representa este anuncio, OKSALUD entrevista a la catedrática de Epidemiología, Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Europea, Patricia Guillén.
PREGUNTA.- ¿Qué implica el que la OMS haya anunciado el fin de la emergencia sanitaria por COVID -19?
RESPUESTA.- Después de casi tres años de convivencia con el virus que puso en jaque a toda la población mundial, se decreta por parte de la OMS el fin de la emergencia sanitaria, más importante de los últimos tiempos. Esta decisión se produce porque nos encontramos en una etapa de la enfermedad con cierta estabilización, en donde las cifras de casos graves han descendido notablemente y donde la cobertura vacunal está haciendo su efecto. No obstante, continuará siendo una enfermedad de declaración obligatoria en determinados grupos poblacionales que estará sometida de forma rutinaria a vigilancia y vacunación durante los próximos años.
P.- Según los expertos, el virus ha venido para quedarse, y todos los países tendrán que aprender a gestionarlo ¿Cómo hay que hacerlo, como se tratan el resto de enfermedades infecciosas o con protocolos específicos?
R.- Correcto, la evolución que hemos podido ver durante estos últimos años muestra que Covid-19, es una enfermedad emergente que llegó para quedarse entre nosotros. La amplia distribución que mantiene a nivel mundial, hará que continúe denominándose pandemia. El director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom, ha anunciado un mensaje, sobre la creación de un Comité de Revisión, que pueda desarrollar algunas recomendaciones extrapolables a todos los países para que estos, sepan cómo gestionar la enfermedad de forma continua. La enfermedad actualmente se está declarando según el procedimiento (con datos notificados por las diferentes comunidades autónomas, dentro de la actividad asistencial de los hospitales y de pruebas diagnósticas notificadas al Ministerio de Sanidad), como una enfermedad infecciosa incluida dentro de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica. Se produce una actualización de los casos una vez cada dos semanas.
P.- ¿Hay que adoptar medidas especiales para garantizar un final exitoso de la pandemia de COVID-19? ¿Qué se puede hacer para garantizar que la población mantenga su vigilancia y compromiso con las medidas de prevención?
R.- Desde luego existen medidas especiales, específicamente instauradas para mejorar el control y el seguimiento de esta enfermedad. Por parte del Ministerio de Sanidad se establecieron una serie de indicadores sanitarios a nivel autonómico y provincial, cuya principal finalidad es la evaluación del riesgo en cada territorio. Por otro lado, los profesionales sanitarios, insisten mediante campañas o programas a la población más vulnerable a que refuerce su inmunidad mediante dosis de recuerdo, al igual que se insta a la población general que cuente, al menos con la pauta completa recomendada de vacunación. Mantener la higiene (como el lavado frecuente de manos) y la prevención son medidas universales que nos ayudarán de una forma más individual a disminuir los contagios de esta y de muchas otras patologías.
P.- ¿Qué riesgos podrían surgir durante la transición hacia un mundo post-pandémico?
R.- Los riesgos siempre pueden estar presentes, sobre todo, cuando se trata de enfermedades infecciosas con alto poder de contagio. Uno de los más importantes, es el de las nuevas variantes, a lo largo del curso de la pandemia se han descrito numerosos cambios genéticos del SARS-CoV-2 debido a mutaciones sobre la variante original del virus. Estas mutaciones, deben ser analizadas de forma constante para evaluar, si hay cambios en la transmisibilidad, gravedad de la infección, descenso en la efectividad de las vacunas o de la propia inmunidad natural y/o por si hubiese también una reducción de la capacidad diagnóstica de las pruebas disponibles y de los propios tratamientos.
P.- ¿Cuáles son los principales desafíos a futuro con los que se enfrenta la epidemiología en la lucha contra virus como el COVID-19?
R.- Los desafíos futuros tras el fin de la pandemia, pasarán por reforzar la vigilancia en Salud Pública, de forma que cualquier incremento en la circulación se pueda detectar de forma precoz. Por otra parte, los sistemas sanitarios deberán contar con el suficiente personal que permita poder dar una atención de calidad focalizada en el paciente y en sus necesidades. Además, todavía quedan muchas enfermedades transmisibles en el mundo a las que dar respuesta y es una responsabilidad conjunta de la totalidad de países implicados, el trabajar por su disminución, control y/o erradicación mediante inversión en investigación y la generación de alianzas.
P.- ¿Qué lecciones importantes ha aprendido la epidemiología en la lucha contra la COVID-19 que podrían aplicarse a futuras pandemias o crisis de salud pública?
R.- De esta crisis sanitaria podemos extraer varias lecciones importantes a muchos niveles. Lo primero, que las vacunas son importantes herramientas para la prevención, capaces de salvar muchas vidas y las cuáles solo se pueden obtener mediante la investigación. Por este motivo, es esencial destinar fondos económicos para su desarrollo y para estudios posteriores que analicen su efectividad. Debemos potenciar la capacidad investigadora de nuestros jóvenes y retener el talento científico que existe en España. También la colaboración ciudadana es muy importante cuando se requiere para gestionar una alerta sanitaria. Disponer de los adecuados canales para transmitir la información, ser claros en el mensaje y trabajar en la misma línea entre los sectores implicados ayuda a reducir la confusión e incrementa la participación.
La vida es algo vulnerable y aunque estemos en países desarrollados, no somos invencibles. Medidas básicas de higiene y prevención nos protegerán de enfermedades transmisibles, sin olvidar que el Estilo de Vida es uno de los determinantes de Salud más influyentes. Debemos cuidarnos de forma diaria y desde la juventud, evitando malos hábitos (como tabaco, alcohol, sedentarismo…), comiendo saludablemente y manteniendo una vida deportiva activa que nos permita envejecer con la calidad adecuada.