3 ingredientes que no deberías echar al café
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Los españoles sienten una gran pasión por el café. Así lo demuestran los datos proporcionados por la Federación Española del Café. Casi la mitad de la población, en concreto 22 millones de personas, disfrutan a diario de al menos una taza de esta bebida. El informe ‘Café & Té: Hábitos de Consumo de Café en España’ señala que el 63% de las personas toman una media de 3,6 tazas al día. El hábito de tomar una infusión de semilla tostada puede resultar saludable, pero hay 3 ingredientes que no deberías echar al café, como te explicaremos más adelante.
Lo más recomendable es que se tomen unas dos o tres tazas por jornada. El consumo moderado de esta bebida disminuye un 10% el riesgo de fallecimiento por enfermedades cardíacas, diabetes, infecciones y accidentes cerebrovasculares, según The New England Journal of Medicine. Aquellos que tengan la tensión elevada deberían ser un poco más cuidadosos.
La presencia de antioxidantes y de cafeína resulta interesante para mejorar el sentido de la sensibilidad, el funcionamiento cognitivo y el proceso de digestión, resultando además muy eficaz contra ciertos problemas de salud como la diabetes, alzheimer, párkinson o ciertos tipos de cáncer. En cualquier caso, al café se le atribuyen una serie de propiedades beneficiosas siempre que no se adultere con azúcar o leche. Está claro que no es lo mismo tomarse un café solo, que añadirle leche y dos cucharaditas de azúcar. Si se repite esta acción durante tres o cuatro veces al día el problema se multiplicaría.
-Leche: hay gente que está acostumbrada a echarle un poco de leche al café. Como mucho se podría añadir un chorrito muy pequeño. No significa que la leche sea mala, pero habría que valorar la cantidad de lácteos que se van a consumir a lo largo de la jornada y el número de cafés con leche. Al añadirle la leche se le dará otro significado nutricional. En cualquier caso, siempre se recomendará las versiones desnatadas y semidesnatadas sobre la entera porque cuentan con menos calorías.
Azúcar: es preciso ser muy moderado con los ingredientes que se le vayan añadiendo al café. En un intento por acabar con el amargor del café se le echan un par de cucharaditas de azúcar, cuando en realidad lo que se consigue así es aumentar el valor energético que ya tiene de por sí el café.
Es importante que no nos excedamos de los 25 gramos de azúcar que recomienda al día la OMS. No sería mala idea aprender a saborear una taza de café sin azúcar. Más saludable podría ser la miel.
-Alcohol: la opción menos aconsejable para el organismo es la que combina el café con algo de alcohol, que por lo general suele ser orujo, brandy o ron. No se puede considerar así una bebida saludable. El alcohol no consiguen proporcionar ningún nutriente interesante. El consumo excesivo de estas bebidas puede desencadenar enfermedades muy graves, como cirrosis hepáticas, trastornos mentales o cardiovasculares. En cualquier caso no parece la mejor opción para desayunar y empezar el día con energías.