Los historiadores repasan las revistas científicas a la caza de artículos racistas

La prestigiosa revista New England Journal of Medicine (NEJM) admite que el silencio y la falta de acción han sido parte del problema del racismo en las publicaciones científicas

revista científica
Dos historiadores publican un primer análisis de trabajos publicados.

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Joelle M. Abi-Rached y Allan M. Brandt, expertos en historia de la ciencia y medicina, respectivamente, firman en el ultimo número de NEJM un artículo en el que exploran injusticias históricas cometidas por la propia publicación. Ambos pertenecen a la Universidad de Harvard.

«Este artículo es parte de una serie en la que historiadores independientes se van a centrar en distorsiones e injusticias que la publicación ha contribuido a perpetuar a lo largo de la historia, esperamos que nos permita aprender de nuestros errores y prevenirlos en el futuro», dicen los editores.

Los autores consideran que cualquier repaso a las injusticias históricas en el NEJM tiene que tener en cuenta el ascenso del partido nazi en Alemania, el antisemitismo del gobierno de Hitler y el Holocausto. Adolf Hitler fue mencionado de forma específica en la revista científica en 1935, en un artículo firmado por el experto estadounidense Michael M. Davis y su colaboradora la enfermera alemana Gertrud Kroeger. No obstante, entre ese artículo y 1944, cuando los crímenes de guerra cometidos por los nazis se mencionan por primera vez de forma explícita en un editorial, el NEJM «permaneció en silencio respecto a los motivos profundamente racistas y antisemitas de la ciencia y la medicina de los nazis», indican los autores de esta revisión.

Una posible explicación es que el régimen de los años 30 del siglo pasado no recibió atención editorial «porque se consideraba irrelevante» respecto al tema central del NEJM, que era la evolución del conocimiento médico y la innovación terapéutica, entre otros. Cuando se hablaba de prácticas de los médicos nazis, fue para hablar «con entusiasmo» de la política de esterilización forzosa y las restricciones al consumo de alcohol por parte de las Juventudes Hitlerianas.

Cuando los aliados liberaron los campos de concentración quedó categóricamente demostrado (en el llamado «juicio de los médicos»- 1946-1947) que la profesión médica en Alemania hizo suya la ideología antisemita y que fue cómplice en el exterminio masivo de personas. Los crímenes nazis ya no podían ignorarse, y el NEJM publicó por primera vez un artículo condenando las atrocidades de los médicos nazis en 1949. Lo firmaba el neuropsiquiatra Leo Alexander, estadounidense aunque nacido en Viena, quien contribuyó a recopilar pruebas para el juicio de Nuremberg a médicos nazis. Le seguirían muchos otros hasta la publicación en 1964 de la Declaración de Helsinki sobre los principios éticos de experimentos con humanos.

Beligerante posición

Los autores de la revisión llaman también la atención sobre el hecho de que el corresponsal de JAMA (la revista de la Asociación Médica Americana) en Berlín denunció la persecución que sufrieron los médicos judíos, y lo hizo con frecuencia. Otros corresponsales de la misma publicación en otros países también denunciaron acciones similares. Las cartas de Berlín se publicaron todos los meses hasta 1940. En 1933 ya habían denunciado la persecución en su nueva sección de noticias médicas internacionales.

Para los autores de la actual revisión, el NEJM solo prestó atención al ascenso de los nazis de forma superficial hasta que los campos de concentración fueron liberados, entre 1944 y 1945. «Quizá esta complacencia o falta de atención a la perniciosa naturaleza del gobierno nazi es lo que permitió que el artículo de Davis y Kroeger se publicara en primer lugar. La racionalización y la negación pueden llevar al silencio, la omisión y la aquiescencia, consideraciones claves para entender las injusticias históricas sistemáticas y su enorme y trágico legado».

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