Hospital Clínico San Carlos de Madrid

Héroes en el covid: ésta es la historia de un médico y un paciente cinco años después

La lección de estos años: el covid nos recordó nuestra vulnerabilidad y la importancia de estar preparados ante nuevas pandemias

Héroes en el covid: ésta es la historia de un médico y un paciente cinco años después
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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La pandemia de covid dejó huellas profundas en millas de vidas, afectando tanto a los pacientes que lucharon contra la enfermedad como a los profesionales de la salud que estuvieron en la primera línea. Este artículo narra la historia de un paciente que pasó tres largos meses en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, durante la segunda ola del virus; una etapa crítica que puso a prueba su fortaleza, la de su familia y el compromiso de los médicos que lo atendieron. A través de los testimonios de dos de los doctores que lo trataron en este hospital, exploramos cómo vivieron esa época de incertidumbre, miedo y resiliencia, y cómo, a pesar de las adversidades, el esfuerzo y la dedicación del equipo médico fueron fundamentales para salvar vidas en uno de los momentos más devastadores de nuestra reciente historia.

Hace cinco años, el mundo se enfrentó a una crisis sin precedentes: la irrupción del covid. Un virus que, en cuestión de semanas, transformó la vida tal y como la conocíamos, desbordando los sistemas de salud, alterando economías y generando un sentimiento generalizado de incertidumbre y miedo. Las medidas de confinamiento, el aislamiento social y el temor constante a la infección marcaron una era de transformación global.

Hoy, aunque la situación ha mejorado gracias a los avances en la medicina y la vacunación, la amenaza no ha desaparecido por completo. Los temores ahora se centran en nuevas variantes del virus, posibles brotes y la preocupación por las secuelas a largo plazo que podrían afectar a aquellos que padecieron la enfermedad. La lección de estos años sigue siendo clara: el covid nos recordó nuestra vulnerabilidad y la importancia de mantenernos preparados para posibles nuevas pandemias. Tras estos cinco años desde que impactó el covid, OKSALUD ha hablado con varios de aquellos protagonistas, como los intensivistas Juan Carlos Martín (jefe de sección intensivista), la doctora Monserrat Rodríguez y con el paciente y su mujer, Luis Ojeda y Rosa Gascón.

Luis Ojeda es un paciente de covid que fue tratado en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Durante la segunda ola, permaneció tres meses en la UCI bajo sedación. En su relato, describe cómo se contagio y cuál fue su experiencia. «Estuve una semana en casa aislado después de dar positivo en una prueba, pero tras esos siete días, tuve un pico de fiebre y mi médico de familia me recomendó ir al hospital. Fue un momento muy difícil, sobre todo por el contexto de la pandemia en ese momento. Me hicieron una radiografía y me diagnosticaron neumonía bilateral, por lo que me ingresaron de inmediato. Pasé un día y medio en otra unidad antes de que me llevaran a la UCI. ¡No quería subir! porque, cuando te llevan ahí, sabes que es por un tema grave. A partir de ese momento, sólo tengo recuerdos vagos de unos cuatro o cinco días en los que estuve consciente; luego me sedaron debido a la gravedad de mi situación».

Rosa Gascón es su mujer, le acompaña en la entrevista que hacemos a su marido con los médicos de UCI. Cambia de semblante a la hora de recordar aquellos momentos. «El proceso fue muy duro. El momento que vivíamos, el miedo, la incertidumbre que había… -se queda pensativa unos instantes-. Pero desde el principio, también debo señalar, que el personal sanitario me apoyó para no desvanecer y me ayudó. No se sabía nada del covid, la gente ingresaba grave y muchos por desgracia no lo pudieron superar, ¡estaba aterrada! No creo que encuentre las palabras para decir lo que siento hacia todos los sanitarios, médicos, enfermeras, auxiliares, celadores. Pero es verdad que yo sabía desde el principio de su gravedad y con lo que estaban luchando, que las posibilidades eran muy cortas. Pero si ellos seguían luchando, yo tenía que
seguir luchando».

El doctor, Juan Carlos Martín, jefe de sección e Intensivista del Clínico, no duda en señalar lo dura que fue la pandemia y que parece que hemos olvidado, pero en ese momento, en el que ingresó Ojeda, se estaba viviendo la segunda ola «por lo que sabíamos algo más del covid, poco, pero algo más. El primer impacto fue nulo total, no se sabe por dónde venía, cómo era en ese momento, qué es lo que estaba pasando», recuerda.

PREGUNTA.- ¿Podría explicar cómo os encontrábais en el hospital? ¿Había saturación asistencial?

RESPUESTA.- Con absoluta saturación. A pesar que parece que ha quedado lejos,  porque el ser humano busca olvidar, fueron momentos durísimos para los pacientes, fue durísimo para los familiares y fue durísimo para nosotros, los sanitarios. Triplicamos nuestra capacidad con los mismos efectivos. Yo, que me encargaba de hacer las planillas, tuve llamadas de compañeros que me decían que tenían fiebre y, a pesar de ello, lo que hacían era venir a trabajar y ver a los enfermos que ya estaban contagiados porque sencillamente no teníamos personal.

Doctora Monserrat Rodríguez.- Llegó el momento de trasladar a pacientes, de seguir ampliando a zonas que nadie se habría imaginado nunca, porque se saturaron y debíamos buscar todo tipo de material e instrumental médico. Hubo hasta problemas para tener oxigenoterapia para los pacientes. Afortunadamente, no llegamos a pasar ese límite, pero las cosas estuvieron muy complicadas.

P.- ¿Fueron momentos difíciles, al no existir medicación disponible para tratar la enfermedad?

R.- Todavía no. Lo que hacíamos era actuar con la mejor evidencia disponible para nuestros pacientes; poco a poco, se iban conociendo más cosas y datos de la enfermedad. Sin embargo, incluso hoy en día, hay aspectos en los que es necesario profundizar para despejar dudas. En ese momento, nos dejábamos sin duda la piel; todos los intensivistas luchábamos por cada uno de los pacientes que teníamos delante. Es cierto que también recibimos el apoyo de compañeros de otras especialidades que venían a ayudarnos.

Doctora Monserrat Rodríguez, emocionada.- Ese espíritu que dicen los médicos que esa vocación se vio muy reflejada en el covid. Porque, como dice Juan Carlos, veníamos mal, muy cansados y sabíamos que teníamos que estar al pie del cañón porque había gente que nos necesitaba. Teníamos que ayudar a esas personas. Sin los conocimientos y los recursos que tenemos en cuidados intensivos, a lo mejor no estarían aquí nosotros.

P.- (al paciente, Luis Ojeda) Al despertar, cuando vio todo lo que pasaba, ¿cómo lo vivio?

R.- Es difícil describir porque no despiertas de golpe y tienes mucha confusión. Es un proceso largo donde los recuerdos y las vivencias se mezclan. Los primeros días de despertar son muy confusos y la
información aunque te la transmiten, no la terminas de comprender.  Has perdido casi cuatro meses de tu vida y no te pueden dar de golpe toda la información. Pero al final, ese extraordinario trato humano que recibes te ayuda a comprender lo que te ha ocurrido y a seguir luchando.

Su mujer, Rosa, hace un inciso en esta parte de la conversación para agradecer el desvelo mostrado a todo el personal del hospital: Lucharon hasta el agotamento por todos sus pacientes, lo he visto y vivido. Yo llegué incluso a interactuar con ellos, porque nos conocíamos con la mirada, esa que lanzábamos por encima de las marcarillas. Todo lo que pueda decir de ellos es es poco.

El doctor Juan Carlos Martín dice que este proceso generó una red de trabajo entre todas las UCIsde la Comunidad de Madrid para que, cuando la presión era compleja «pudiéramos llevar a determinados pacientes -dependiendo de su estado- a otros hospitales que tenían alguna capacidad más. Y eso fue una red que se basó en la confianza entre los propios profesionales, porque claro, a veces se ofertaba la única cama que tenías porque te decían que otro hospital tenía a un paciente que le hacía falta».

P.- Como médicos intensivistas, como sanitarios de UCI, también tenían que atender a pacientes con otras patologías…

R.- No recuerdo los números exactos, pero la mayoría de los pacientes eran de covid. Sin embargo, también llegaban personas con enfermedades graves, infartos o pacientes que necesitaban cirugía cardíaca, y a ellos también había que atenderlos con el mismo nivel de cuidado que a los pacientes con covid. Una vez que mejoraban, eran trasladados a plantas específicas, pero prácticamente todo el hospital estaba destinado a la pandemia.

P.- (al paciente, Luis Ojeda) Como paciente de UCI y tras el alta, ha continuado con las correspondientes revisiones, ¿no?

R.- Sí, claro, sigo viniendo. Sin embargo, he escuchado a muchas personas quejarse de los retrasos en las citas o en las consultas. Y debo decir al respecto que contamos con una de la mejor sanidad, y si hay retrasos, es porque están atendiendo a un paciente que probablemente esté en peor estado y necesite más tiempo. No podemos seguir culpando al sistema de todo.

P.- Al regresar a casa, la sensación debía ser terrorífica por temer contagiar a vuestra familia.

Doctora Monserra Rodríguezt.- Yo tenía dos niños pequeños y cuando llegaba me duchaba, echaba la ropa en una bolsa, es decir, extremaba la precaución…, era tremendo. Pero también era duro porque no me permitía llorar, ni en casa ni en el hospital. Era de camino, cuando iba en coche, cuando lloraba, en la M-30: era mi momento de de expulsión, de desahogo.

P.- ¿Temen una nueva pandemia?

Doctor Juan Carlos Martín.- Nos pasó una vez y puede volver a pasar. Evidentemente estamos mejor preparados que en aquel tiempo. Se han hecho esfuerzos y se han actualizado protocolos y renovado equipos de
asistencia, pero a todos los niveles debemos poner más empeño y seguir avanzando, mejorar y preveer».

P.- Se han disparado las agresiones a profesionales de la Sanidad, es increíble…

Paciente de covid Luis Ojeda.- Pebemos tener más educación, comprender su trabajo, que es muy duro porque como yo les dije una vez, no es solamente lo que hacen, sino cómo lo hacen. Realizan su trabajo con una humanidad tremenda. Aquí está la doctora Montserrat  que en muchos momentos que yo pasé tan malos, incluso cuando estaba en planta, la llamaba y le preguntaba por mi situación, por mis síntomas y necesisdades y se desvivía. En todo momento estuvieron pendientes de su paciente de UCI. Tenemos que valorar más nuestra sanidad a comprender a nuestros sanitarios que son excelentes y únicos.

P.- Qué conclusión final sacarían cada uno de una memoria que ya alcanza los cinco años.

Doctor Juan Carlos Martin, feje de sección de UCI en el Clínico.- Los profesionales hicimos lo que pudimos, luchamos y nos dejamos la piel en ello. Ahora con esa perspectiva, pediría tener confianza en el sistema y que no olvidemos lo que ha pasado para seguir avanzando, porque se puede mejorar, porque esto puede volver a pasar.

Doctora Monserrat Rodríguez.- Hicimos todo lo que pudimos, un esfuerzo titánico que nos impulsa a seguir adelante y mejorar.

Al final de esta historia de superación conjunta, lo cierto es que Luis sufrió las consecuencia del covid-19 en su cuerpo, pero Rosa estuvo ahí a pie de cañón para darle fuerza desde fuera de aquellas puertas cerradas a cal y canto que aislan las UCIs. Los médicos y sanitarios, sacaron fuerza de flaqueza, venciendo al cansancio, la desesperación y combatiendo con sus armas a una enfermedad desconocida, pero potencialmente cruel. Muchos sanitaios como en el Clínico San Carlos de Madrid, crearon vínculos con pacientes y familiares únicos, un cordón umbilical invisible que a veces ya hemos olvidado.

Es muy difícil hacer un resumen de de toda esta situación, pero como asegura nuestro paciente covid que pasó tres largos meses en UCI, «debemos valorar nuestra sanidad, no por los 15 o 30 minutos de retraso que tienes un día en una consulta y que es anecdótico, sino por la capacidad que tienen los profesionales de dar el do de pecho cuando es necesario, de doblar turnos cuando se necesita y de estar ahí, porque no son sólo médicos, sino personas».

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