Dra. Chaparro: «No he tenido ninguna experiencia negativa por ser mujer investigadora»
"Sin médicos investigadores no puede haber avances en salud"
"El reto es encontrar el mejor tratamiento para cada paciente"

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En 2025, se cumplen diez años desde que la Organización de las Naciones Unidas hizo que el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia echara a andar, y tres décadas desde que la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing trazara un mapa de ruta a seguir para la igualdad de género en este sector. Son dos hitos que han marcado el camino de la mujer hacia un mundo más equitativo, pero en algunos países, la lucha continúa.
En el universo de la ciencia, la igualdad de género es necesaria para impulsar el conocimiento y la innovación en beneficio de todos. Sin embargo, muchas mujeres y niñas aún encuentran puertas cerradas y caminos cuesta arriba cuando intentan abrirse paso en disciplinas científicas. Es imprescindible desmantelar prejuicios arraigados, ofrecer referentes femeninos que inspiren a las nuevas generaciones, fortalecer el crecimiento profesional de las mujeres con programas de apoyo y construir espacios donde la diversidad no solo sea bienvenida, sino esencial para el progreso.
OKSALUD entrevista a la Dra. María Chaparro, una mujer que es médico especialista de Aparato Digestivo que trabaja en la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid) y que es profesora asociada de la Universidad Autónoma de Madrid, subdirectora científica del Instituto de Investigación Sanitaria Princesa y subdirectora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas.
En esta entrevista a OKSALUD, la Dra. Chaparro reflexiona sobre su trayectoria en la investigación médica, los retos de compaginar la asistencia con la ciencia y los avances en el tratamiento de las enfermedades inflamatorias intestinales.
PREGUNTA.- Dra. Chaparro, en el Día de la Mujer y la Ciencia, ¿cómo ha sido su experiencia como mujer en la investigación médica? ¿Ha encontrado obstáculos en su carrera?
RESPUESTA.- El desarrollo de una carrera investigadora requiere una enorme inversión de tiempo, paciencia, resiliencia, etc. En nuestro país, es tremendamente difícil dedicarse de forma estable a la investigación. De hecho, si eres médico como yo, es una tarea que realizar en tu tiempo personal, ya que se supone que el tiempo de trabajo se debe llenar por completo con tareas asistenciales. Todos los que se dedican a la investigación tienen un enorme mérito y merecen nuestro reconocimiento.
¿Lo he tenido más difícil por el hecho de ser mujer? La respuesta es que no. He sido muy afortunada y no he tenido ninguna experiencia negativa por ese motivo; he estado siempre rodeada de personas generosas que han sabido identificar y potenciar mi talento y han hecho el camino más fácil. Sin embargo, esto no es así en todo el mundo. En este día y ofrecer modelos inspiradores a las nuevas generaciones.
P.- ¿Qué la llevó a especializarse en enfermedades inflamatorias intestinales y qué le apasiona de este campo?
R.- El azar. A veces hay que dejarse llevar por el azar, por la fortuna, tener la mente abierta para identificar y sacar partido de las oportunidades y estar siempre dispuesta a cambiar de ruta para elegir el mejor camino. Del campo de las enfermedades inflamatorias intestinales me apasiona poder ayudar a personas jóvenes, que están en pleno desarrollo vital, a recuperar su estado de salud. Este tipo de enfermedades es un reto constante ya que está todo por descubrir: desconocemos las causas, no disponemos de tratamiento curativo, la selección del tratamiento es en gran parte empírica ante la ausencia de biomarcadores, etc. Supone abrir cada día una nueva puerta con la emoción de saber qué habrá detrás.
P.- ¿Cómo ha sido su trayectoria como investigadora en el ámbito de la gastroenterología? ¿Qué desafíos ha enfrentado?
R.-El principal reto que he enfrentado es la ausencia de una carrera reconocida de médico investigador (lo que sería un investigador asistencial), con una parte del tiempo de trabajo reservada específica a la investigación. Eso significa que si quieres dedicarte a la investigación en gastroenterología debes hacerlo enteramente en tu tiempo libre; es como tener un segundo trabajo cuando termina tu labor asistencial, por el que no recibes ninguna remuneración. Esta situación no es sostenible para muchos, que acaban abandonando en el camino.
Relacionado con lo anterior, no existe una formación en investigación biomédica a lo largo de la carrera, o durante el período de residencia, por lo que nuevamente, todo depende de la voluntad del estudiante de medicina o del médico con interés por la investigación. En los últimos años estamos asistiendo a una crisis de vocación investigadora entre las nuevas generaciones de médicos, claramente motivada por un sistema basado enteramente en el voluntariado. Esto es un problema muy grave, ya que la investigación biomédica, que persigue resolver los problemas de salud de la población, nace en los hospitales, de las preguntas que se hacen los médicos cuando el paciente que tienen delante les supone un reto diagnóstico o terapéutico. Sin médicos investigadores no puede haber investigación en salud.
P.-¿Cuál fue la motivación para desarrollar el estudio EXIT? ¿Qué hipótesis se plantean? Los resultados sugieren que en algunos casos podría ser seguro suspender los anti-TNF en pacientes en remisión. ¿Cómo cambia esto la forma en que los médicos abordan el tratamiento de la EII? ¿Cree que estos hallazgos pueden influir en futuras guías clínicas sobre el manejo de la EII?
R.-Una de las preguntas más recurrentes en la consulta por parte de los pacientes es: ahora que estoy bien, ¿puedo suspender el tratamiento? Hasta ahora no teníamos una respuesta clara para una pregunta tan trascendente, por los potenciales riesgos y los elevados costes asociados al tratamiento. Nos planteamos si sería posible la interrupción del tratamiento con un tipo de fármacos llamados anti-TNF (que son las terapias avanzadas más empleadas en la enfermedad inflamatoria intestinal) sin que exista un riesgo excesivo de recaída de la enfermedad.
Para dar respuesta coordinamos desde la Unidad de Enfermedad Inflamatoria Intestinal del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid) un ensayo clínico aleatorizado en el que participaron más de 30 centros incluyendo 140 pacientes. Los resultados de nuestro estudio mostraron que, en pacientes seleccionados por tener un buen control de la enfermedad, la interrupción del tratamiento podría ser una opción, sin un riesgo excesivo de recaída. Gracias a este ensayo clínico los médicos pueden discutir con los pacientes su riesgo concreto de recaída al suspender el tratamiento y tomar en conjunto una decisión informada. Estas evidencias moldean las recomendaciones de las guías de práctica clínica, llegando así al día a día de las personas diagnosticadas con estas enfermedades.
Este estudio no habría sido posible sin la financiación del Instituto de Salud Carlos III y el apoyo del Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GETECCU), la colaboración de los centros participantes y, lo más importante, la generosidad de los pacientes que participaron en el estudio.
P.-¿Qué seguimiento recomienda para los pacientes que deciden suspender el tratamiento?
R.- En nuestro ensayo clínico observamos que, a pesar de que la suspensión del tratamiento anti-TNF no conllevaba una mayor frecuencia de recaída que el mantenimiento del mismo, algunos marcadores de inflamación se elevaban al final del seguimiento. Por ello, es importante consensuar con los pacientes que, si suspendemos el fármaco, tenemos que realizar un seguimiento más estrecho para, en caso de recaída de la enfermedad, reiniciarlo lo antes posible.
P.-En los últimos años, hemos visto avances en la medicina personalizada. ¿Cómo cree que evolucionará el tratamiento de la EII en los próximos años?
R.- La enfermedad inflamatoria intestinal constituye un reto para los sistemas de salud por afectar a pacientes jóvenes, ser crónica y altamente invalidante, conllevando un elevado impacto personal y económico para la sociedad. Prueba de ello es la intensa investigación que existe en torno a estas enfermedades; esto ha llevado a la aprobación de un buen número de fármacos para su tratamiento en los últimos años y esto es una gran noticia para las personas con enfermedad inflamatoria intestinal y los profesionales que les atendemos.
Sin embargo, aún queda el reto de conocer cuál es el mejor fármaco para cada paciente y cuál es el mejor momento para iniciarlo, y esto es lo que se conoce como medicina personalizada. En concreto, en el área de las enfermedades inflamatorias intestinales estamos en los primeros pasos en este sentido. Muchos grupos, entre ellos el nuestro, tienen entre sus objetivos la búsqueda de biomarcadores que nos permitan realizar una selección personalizada del tratamiento. A pesar de la intensa investigación en este campo, aún no tenemos una respuesta que cambie la práctica clínica. Estoy segura de que en los próximos años empezaremos a ver los frutos de todas las iniciativas que se están llevando a cabo y que la medicina personalizada en la enfermedad inflamatoria intestinal será una realidad.
La prevención de la enfermedad inflamatoria intestinal también es objeto de investigación por algunos grupos: identificar personas susceptibles de desarrollar la enfermedad y realizar intervenciones tempranas que puedan prevenirlo. Este es un tema apasionante que estoy segura de que dará importantes frutos en el futuro.
P.-Además del estudio EXIT, ¿en qué otros proyectos de investigación está trabajando actualmente?
R.- En nuestro grupo estamos realizando numerosos proyectos para identificar biomarcadores de respuesta a los fármacos biológicos para la enfermedad inflamatoria intestinal, con el objetivo de hacer realidad la medicina personalizada. Además, estamos trabajando en la combinación de fármacos biológicos, con el objetivo de romper el techo de eficacia que hemos alcanzado con el tratamiento en monoterapia (con un único fármaco).
Finalmente, una de nuestras líneas de investigación prioritarias es conocer el impacto de la enfermedad inflamatoria intestinal en el embarazo, principalmente centrados en el efecto de los tratamientos en el desarrollo del feto y a largo plazo en el niño. Las mujeres embarazadas o que desean tener hijos quedan excluidas de los ensayos clínicos y, por tanto, existe un vacío de conocimiento sobre la seguridad de los tratamientos durante la gestación y la lactancia. Esto limita el acceso de estas pacientes a fármacos actualmente aprobados y que han demostrado eficacia en el tratamiento de su enfermedad, si quieren tener hijos. Gracias a la participación de mujeres con enfermedad inflamatoria intestinal en el registro DUMBO, a la colaboración de numerosos investigadores en España y al apoyo de instituciones como el Instituto de Salud Carlos III y GETECCU, estamos cubriendo el vacío de conocimiento en esta área tan importante para el desarrollo personal de nuestras pacientes.
P.-¿Cómo podemos mejorar la concienciación y el acceso a la investigación para los pacientes con EII?
R.- Como médicos, creo que debemos establecer alianzas con las instituciones sanitarias y con las asociaciones de pacientes para trabajar con un objetivo común: mejorar la atención sanitaria de las personas. Visibilizar la problemática que supone padecer estas enfermedades y dar a conocer el trabajo que se está realizando sobre ellas facilitará la implicación de todos los agentes interesados. El paciente debe estar en el centro del circuito asistencial, pero también en los proyectos de investigación, haciéndoles partícipes del diseño y de su ejecución desde el principio hasta el final.
P.-¿Cuál considera que ha sido su mayor logro profesional hasta la fecha? ¿Qué le motiva a seguir investigando y buscando nuevas soluciones para los pacientes con EII?
R.- Mi mayor logro ha sido aportar mi granito de arena para mejorar la vida de las personas con enfermedad inflamatoria intestinal. Confirmar que los resultados de una larga trayectoria investigadora se han incorporado a las guías de práctica clínica que recomiendan cómo debe ser el tratamiento óptimo de las personas con esta enfermedad, es la mayor recompensa al esfuerzo continuado y esto me anima a seguir investigando y buscando nuevas soluciones.
Pero todo esto no habría sido posible sin el establecimiento de una trayectoria profesional equilibrada y feliz, rodeada de un equipo excelente y con el apoyo constante de profesionales a los que admiro, de personas que han hecho más favorables a la investigación instituciones que en origen priorizaban exclusivamente la actividad asistencial, de mentores que me han dedicado generosamente su tiempo y su conocimiento, y sin una familia que me ha apoyado en todos mis sueños. Por ello, haber disfrutado de todo esto, también lo considero un gran logro profesional.
P.-¿Qué consejo daría a las jóvenes que quieren dedicarse a la investigación en medicina?
R.- Que visualicen su sueño (y a ellas en ese sueño), que identifiquen el camino que tienen que seguir para lograrlo y sean consecuentes con las exigencias de ese camino. Es fundamental identificar un mentor, una persona de su confianza y con liderazgo en el campo de investigación, que las acompañe y ayude a desarrollar su mejor versión. Deben ser generosas y positivas siempre, y hacer de su equipo, de sus compañeros, una extensión de sí mismas (el éxito en investigación es siempre un éxito compartido). Es crucial establecer una red de colaboradores, imprescindibles para la investigación; para ello, las sociedades científicas de la especialidad pueden ser de gran ayuda. Que estén dispuestas a trabajar muy, muy duro. Y lo más importante: que sean muy felices en el camino
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