Especialista en Aparato Digestivo y Endoscopia Avanzada en el Hospital La Paz

Dr. Pedro de Maria: «La sobreingesta sostenida es lo que colapsa el aparato digestivo»

"La mezcla de alimentos grasos con alcohol ralentiza de forma significativa el vaciado gástrico"

digestión
Dr. Pedro de María.

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Durante las fiestas de Navidad, la mesa se convierte en protagonista: entrantes, segundos, postres, dulces y brindis se suceden sin tregua. Sin embargo, el aparato digestivo tiene límites claros, y excederlos tiene consecuencias directas sobre nuestra salud y bienestar.

En una entrevista con OKSALUD, el doctor Pedro de María Pallarés, especialista en Aparato Digestivo en el Hospital La Paz y en INMEQ, explica cómo pequeñas estrategias —desde la forma de sentarse hasta la manera de masticar— pueden marcar la diferencia entre una celebración agradable o una tarde de pesadez y acidez.

PREGUNTA.- ¿Qué es lo que más se resiente realmente en el aparato digestivo durante las comidas largas: la cantidad, la mezcla, el alcohol… o el tiempo sentado?                                     

RESPUESTA.- El factor más determinante es la cantidad combinada con el tiempo. Nuestro estómago tiene una capacidad limitada (aproximadamente 1,5 litros) y cuando lo sobrepasamos durante horas, forzamos todo el sistema digestivo. La mezcla de alimentos grasos con alcohol ralentiza significativamente el vaciado gástrico, pero es la sobreingesta sostenida lo que realmente colapsa nuestro aparato digestivo. El tiempo sentado agrava la situación porque reduce la motilidad intestinal natural.

P.- ¿Qué señales corporales hay que atender para parar antes del atracón clásico, y cuáles indican que ya viene digestión pesada asegurada?                     

R.- Las señales de alarma temprana son: sensación de plenitud en el epigastrio, eructos frecuentes, y esa primera sensación de «ya no me entra más». Si aparece acidez, distensión abdominal marcada o somnolencia intensa, ya hemos pasado el punto de no retorno hacia una digestión problemática. La clave está en escuchar al cuerpo en esas primeras señales, no cuando ya estamos «a reventar».

P.- ¿Funciona ese truco popular de «llegar con algo de comida en el estómago» para evitar el descontrol… o es un mito?                                             

R.- Funciona, pero con matices. Llegar con el estómago completamente vacío nos predispone a comer muy rápido y en exceso. Un tentempié ligero 1-2 horas antes (una pieza de fruta, yogur o un puñado de frutos secos) ayuda a modular el apetito y evita la voracidad inicial. Eso sí, no debe ser una comida pesada que sume calorías innecesariamente.

P.- ¿Qué pequeños gestos durante la comida —postura, pausas, hidratación— marcan mucha diferencia aunque no cambies lo que comes?                     

R.- Tres gestos clave: masticar despacio (al menos 20-30 veces por bocado), hacer pausas entre platos (5-10 minutos permiten que llegue la señal de saciedad al cerebro), y beber agua en pequeños sorbos, no grandes cantidades de golpe. Este último punto es clave y lo repito mucho en la consulta. Muchas veces bebemos después de comer con la idea de que ayude a vaciar pero lo cierto es que se genera un «efecto sumidero», como un fregadero en el cual se obstruye el desagüe con comida y que no vacía por mucha agua que eches. En cuanto a postura: mantenerse erguido facilita el proceso digestivo, nada de recostarse inmediatamente.

P.- ¿Qué se puede hacer después de la comida (y qué no) para mejorar la digestión sin recurrir a antiácidos a lo loco?                                                             

R.- Lo que sí se puede hacer es caminar suavemente 15-20 minutos (no ejercicio intenso), mantenerse erguido al menos 2-3 horas, tomar una infusión digestiva templada (manzanilla, anís, hierbabuena). Si te tienes que tumbar, mejor hacerlo de costado izquierdo (esa postura disminuye el reflujo). Y lo que no se debe hacer es tumbarse inmediatamente, fumar, tomar más alcohol «para hacer digestión», o hacer ejercicio intenso. Los antiácidos solo si hay síntomas específicos, no de forma preventiva rutinaria.

P.- Si solo pudieras dar un consejo médico realista para disfrutar de una comida larga sin acabar reventado, ¿cuál sería?                                                     

R.- Apréndete el menú. Si empiezas a comer sin saber qué es lo que viene después no vas a poder calcular bien cuánto comer de cada plato. Es un clásico que ya con los entrantes acabes lleno y luego fuerces la máquina con tal de probar los siguientes platos.

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