ensayo de inhibidores de Jak

Dos fármacos muestran una reducción «significiativa» de células infectadas por VIH

VIH
Con precauciones, se abre una nueva vía contra el VIH.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Una familia de fármacos antiinflamatorios, tofacitinib y ruxolitinib utilizados para tratar, entre otras patologías, la artritis reumatoide o la mielofibrosis (un cáncer de la médula ósea en el que la médula ósea es reemplazada por tejido cicatrizante), podría reducir los reservorios del VIH, es decir, el número de células con infección latente con ADN virus integrado en su núcleo.

El VIH ataca y destruye las células CD4 del sistema inmunitario que combaten las infecciones. La pérdida de células CD4 le dificulta al cuerpo combatir las infecciones y ciertos tipos de cáncer relacionados con el VIH. Los medicamentos contra esta enfermedad impiden que el virus se reproduzca (se replique), lo que reduce la concentración del VIH en el cuerpo (llamada la carga viral). Las zonas del organismo donde el virus se mantiene latente se llaman reservorios y es dónde se muestran efectivos estos tratamientos a la hora de que se reduzca «significativamente» el virus.

De esta manera, los investigadores han dirigido el estudio en esta vía de señalización conocida como Jak-STAT al utilizar dos inhibidores: tofacitinib y ruxolitinib. Durante la Conferencia de la Sociedad Internacional del Sida, celebrada en Australia, los científicos explicaron que habían analizado el comportamiento de estas células en personas con una carga viral elevada en los reservorios.  A los pacientes se les administró, concretamente, ruxolitinib, durante cinco semanas, sin eliminar sus antirretrovirales para comprobar el nivel de VIH en su ADN. Tras finalizar este proceso, se les volvió a realizar un seguimiento pormenorizado durante otras siete semanas y se observó en todos ellos «un descenso drástico de VIH».

Una de las científicas de este trabajo, Monica Reece, señaló que los datos que se han podido evidenciar tras el estudio «es que los inhibidores de Jak no sólo pueden revertir la disfunción inmunitaria que impide la curación del VIH-1, sino disminuir significativamente el reservorio en las personas que viven con el VIH», y añadió que «en conjunto, nuestro ensayo demuestra un mecanismo por el que ruxolitinib, u otros inhibidores de Jak como también baricitinib, descomponen el reservorio, lo que subraya el potencial de las terapias basadas en la curación».

Durante la última década, se ha investigado cómo se refleja la actividad de estos reservorios donde se esconde el virus y tratar de encontrar una diana con la que poder atacar al virus. Este trabajo, sin embargo, es muy importante, pero a la vez hay que mantener la cautela sobre su avances.

El paciente de Ginebra con VIH

Hace tan solo un mes, se daba a conocer la sexta persona que se había curado de VIH, tras un trasplante de médula ósea. Al hombre se le ha conocido como el paciente de Ginebra y mostró signos evidentes de remisión del VIH a largo plazo después de recibir el trasplante. Este caso fue presentado también en la Conferencia de la Sociedad Internacional del SIDA. Previamente, otras cinco personas ya han sido consideradas como probablemente curadas del virus del SIDA, tras haber recibido este tratamiento.

Todos los pacientes curados tenían una situación muy particular en común: sufrían de cánceres en la sangre y se beneficiaron de un trasplante de células madre que renovó profundamente su sistema inmunológico. Pero en todos esos casos, su donante presentaba una rara mutación, de un gen conocido como CCR5 delta 32, que previene la entrada del VIH en las células.

El paciente de Ginebra ha vivido con el VIH desde principios de la década de 1990 y recibió terapia antirretroviral desde el principio. En 2018, se sometió a un trasplante de células madre.

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