Los ahogamientos, la nueva lacra en España que no para de crecer

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Una práctica de socorrismo en una piscina.

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Este martes 25 de julio se celebró el Día Mundial para la Prevención de los Ahogamientos, una trágica situación que golpea sobremanera al sector turístico, ya que muchas de las víctimas son viajeros internacionales que pasan sus vacaciones de sol y playa en España.

Según datos del Informe Nacional de Ahogamientos (INA), elaborado por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS), en lo que va de año han perdido la vida en espacios acuáticos 169 personas, 29 más que el año pasado. En los últimos nueve años, únicamente 2016, con 211 fallecimientos, y 2017, con 209, superan al primer semestre de 2023 en el número de muertes por ahogamiento.

A través de un comunicado, Sanidad ha recordado que los ahogamientos son «un importante problema de salud pública» y ha recalcado que los incidentes acuáticos se pueden prevenir «con las conductas adecuadas en playas, piscinas y otros lugares de baño».

Según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 se estima que murieron 236.000 personas por ahogamiento en el mundo. De acuerdo con los últimos datos consolidados del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 fallecieron en España 510 personas (419 hombres y 91 mujeres) a consecuencia de sumersión y ahogamiento en medio acuático.

En España, las tasas de ahogamientos por 100.000 habitantes más altas se dan en los grupos de mayor edad de 80-84 años (2,9), 75-79 años (2,62) y 70-74 años (1,75), seguidas por los grupos de 20 a 24 años (1,75)

Sanidad apunta que las consecuencias de los ahogamientos son «altamente prevenibles» a través de medidas como «instalar barreras para controlar el acceso al agua en piscinas y entornos acuáticos, enseñar a niños y niñas en edad escolar a nadar y competencias para la seguridad en el agua (significado de banderas y señales, uso de chaleco salvavidas, actuación ante corrientes de resaca, maniobras básicas de rescate y resucitación, etc.), o formar a las personas del entorno en rescate seguro y reanimación».

Prevención y más prevención

Sanidad ha apuntado a varios factores de riesgo relacionados con los ahogamientos, como las conductas de riesgo, los momentos de relajación en la vigilancia de menores, bañarse en zonas sin vigilancia, el consumo de alcohol y otras drogas cerca o dentro del agua, las condiciones médicas como la epilepsia y los turistas no familiarizados con las particularidades de las aguas locales. Igualmente, recuerdan que se debe tener especial atención tanto con personas mayores como con menores de edad.

La mejor prevención en el caso de los menores es «la vigilancia, enseñarles a nadar y educarles para que respeten las normas de seguridad». «Los ahogamientos se producen de forma rápida y silenciosa, la mayoría de las veces se había perdido de vista a la víctima durante menos de cinco minutos. Por lo tanto, vigílelos en todo momento cuando estén en el agua o jugando cerca de ella y no delegue esta responsabilidad en un niño más mayor», detallan.

Además, aconsejan no dejar solo en ningún momento a un bebé o niño de corta edad en una bañera o piscina hinchable: «Un bebé puede ahogarse en tan solo unos centímetros de agua».

Otros consejos son que la piscina cuente con socorrista; que los niños no puedan acceder libremente a la piscina; o evitar correr por el borde de la piscina o jugar a empujar a la gente.

«Si no sabe nadar, o no sabe nadar bien, utilice un chaleco salvavidas para bañarse y úselo siempre para practicar un deporte acuático. Los flotadores hinchables no son recomendables», añaden al respecto.

En la playa, instan a respetar las banderas: «Nunca se bañe si está roja, y con amarilla es peligroso: báñese sólo hasta la cintura y con precaución. Además, báñese en playas con vigilancia y respete siempre las indicaciones de los socorristas».

Por otro lado, Sanidad pide no sobreestimar la condición física ni la capacidad de nadar: «En el mar, si se cansa o tiene dificultad para volver, nade de espaldas moviendo las piernas solamente hasta llegar cerca de la orilla. Por último, si siente que le arrastra una corriente, nade paralelamente a la playa y, una vez que haya salido de la misma, nade hacia la orilla».

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