Hoy, en el programa LevántateOK, Javier Cárdenas habla de la noticia del momento. Ya sabemos que José Luis Ábalos abandona la disciplina del Partido Socialista tras más de tres décadas de militancia. Una decisión que, según ha defendido, «no es cómoda», pero que ha llevado a cabo porque está «privado de la oportunidad de hallar la mejor solución compartida». «Ante la necesidad de defenderme, he decidido pasar al Grupo Mixto», ha concretado.
Así lo ha expresado en una rueda de prensa desde el Congreso de los Diputados en la que también ha lanzado varios reproches a Pedro Sánchez «por falta de compañerismo» y, atentos a esto, ha insinuado casos de corrupción en otros ministerios durante la pandemia de coronavirus, lo que hace que nos venga a la cabeza rápidamente Salvador Illa, que se gastó 2.500 millones en mascarillas y que se desconoce la identidad de algunas empresas suministradoras.
Por eso, ahora la justicia exige al Gobierno que diga cómo Salvador Illa repartió el enorme contrato de 2.500 millones de euros. También recordemos el caso de abril de 2020, en el arranque de la pandemia, cuando el CESM se querelló contra Illa por una serie de mascarillas defectuosas que se usaron en los hospitales españoles. El Ministerio de Sanidad distribuyó una gran partida de tapabocas FPP2, de la marca Garry Galaxy, modelo N95, a distintos servicios públicos de salud del país.
Se trataba de un contrato con Hangzhou Ruining Trading por 2,1 millones de mascarillas defectuosas. Se trataba de elementos de protección no homologados. Esto fue «la gota que colmó el vaso» de los sanitarios, según CESM. Los sanitarios censuraban que Sanidad retiró las mascarillas sin garantías. Además, durante la etapa más crítica de la pandemia, pagó casi 12 millones de euros por un contrato de mascarillas cuya entrega se retrasó diez meses, cuando el precio por este tipo de material sanitario ya era hasta un 35% inferior y se podía adquirir sin dificultad en farmacias y establecimientos especializados de toda España.