Zaplana, ni humanidad ni justicia

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Esta Navidad esta siendo noticia –por lo inaudito del asunto– el empeño de la juez Isabel Rodríguez de mantener en prisión preventiva a Eduardo Zaplana, pese al riesgo que esta decisión conlleva para su propia vida. Es una responsabilidad extraordinaria la asumida por esta magistrada y la propia Fiscalía, dos entes que están avalando con sus actos un modo de ensañamiento judicial bastante impropio de cualquier sistema básico de derechos y garantías.

En 2015 al ex ministro Zaplana se le diagnostica una leucemia de la que es tratado en la Unidad de Hematología del Hospital Universitario de La Fe de Valencia y la evolución de la enfermedad ha ido a peor en los últimos tiempos debido al rechazo del trasplante de médula que se le hizo. En el ultimo informe que el doctor Guillermo Sanz remite al juzgado se desaconseja la vuelta a prisión por el riesgo potencialmente mortal que supondría para él.

Y es que para cualquier persona sensata, el informe médico de este doctor tendría que ser suficiente para determinar el futuro preventivo del ex presidente de la Generalitat de Valencia y no debería haber ninguna juez o fiscal que se atreviese a poner en cuestión su diagnóstico e imparcialidad. Sin embargo, lejos de esto, la magistrada Rodríguez llama cada día al centro hospitalario para acelerar su vuelta a la prisión, incluso, le ha puesto un sistema de aislamiento más duro que el de la cárcel.

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