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¿Ya vuelve el Rey donde solía?

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  • Jaime Peñafiel
  • Periodista político y del corazón. Experto en noticias sobre la aristocracia y la familia real. Ex redactor jefe de la revista ¡Hola! y fundador del diario El Independendiente y La Revista. Escribo sobre la Casa Real.

El Rey emérito Juan Carlos podría estar finalizando su estancia en Abu Dabi para instalarse en Cascaes (Portugal) y estar así más cerca de su país, del que fue expulsado hace ¡¡¡cinco años!!!

Me sorprende que ni él ni sus consejeros tuvieran en cuenta el artículo 19 del Título Preliminar del Capitulo Primero de la Constitución Española que dice: «Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional». Asimismo, «tienen también derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca. Este derecho no podrá ser limitado ni por motivos políticos o ideológicos».

El posible traslado de residencia de Don Juan Carlos a Cascaes ha sido apuntado por El Cierre Digital. Se dice que, incluso, el Ayuntamiento de Cascaes estaría ya buscando un palacete para que viviera. Y el alcalde de la ciudad portuguesa, Carles Carreiras, ha dicho: «Le recibiremos con los brazos abiertos».

«Si sigo en el exilio que sea cerca de España, como mi padre. Pero sin que nadie diga lo que tenga que hacer», ha declarado el Rey emérito, a propósito de esta noticia como consecuencia del exilio que padece.

 Portugal, refugio de los Borbones

Y es que la historia se repite. Porque Portugal ha sido el gran refugio de los Borbones y de otras familias reales sin corona en el siglo pasado: los Saboya, los Hungría, los Bulgaria. La Familia Real española desde 1946 en Estoril, donde Don Juan Carlos vivió su adolescencia y primeros años de su juventud. Concretamente en Villa Giralda, el hogar de sus padres, los Condes de Barcelona, hasta el 13 de mayo de 1977 en que Don Juan lo abandonaba para trasladarse a Madrid y renunciar ¡¡¡por fin!!! a todos sus derechos en una emotiva ceremonia en el Palacio de La Zarzuela. A él le hubiera gustado hacerlo en el Palacio Real. Pero ni el presidente Adolfo Suárez lo permitió ni a Doña Sofía le agradaba dar tres cuartos al pregonero y que el mundo supiera que Juanito no tenía todos los derechos para ser rey: «¡Que renuncie por carta y no de más el coñazo!», se le oyó gritar indignada cuando se discutía el lugar y el momento adecuado para la renuncia.

Las últimas horas en Villa Giralda

Este columnista tuvo la satisfacción de que el Conde de Barcelona le permitiera pasar junto a él las últimas horas de su exilio en Villa Giralda, el 13 de mayo de 1977, la víspera de su trascendental regreso a España para realizar el mayor gesto de su vida.

Sólo tres personas había en la casa esa tarde: los marqueses de Cáceres, que estaban de «semana», y el secretario de Don Juan. Nadie más salvo este periodista fue testigo de las últimas horas de la vida de un hogar donde se había vivido y sufrido quizá demasiado. Como la muerte accidental del infante don Alfonsito a manos de su hermano Juan Carlos, a quien se le disparó la pistola que manejaba. «¡Júrame que ha sido un accidente!», gritó Don Juan a su hijo, mientras cubría el cuerpo muerto del infante con la bandera de España.

Y otras alegres y gozosas como las bodas de las infantas Pilar y Margarita. Y el primer amor de Juan Carlos con Olghina de Robilant. Y también con la princesa María Gabriela, hija del rey Humberto de Italia, otro exiliado en Portugal. O los devaneos amorosos de Juan Carlos con la actriz Pier Angeli, a quienes yo sorprendí besándose en un rincón solitario del bar del Hotel Palacio de Estoril.

–¿Cuántos años llevan viviendo en Villa Giralda? —le pregunté mientras recorríamos la casa cerrando habitaciones.

–Veintinueve largos años… Llegamos de Suiza en el año 46. Lo malo es que ya se va haciendo uno viejo y ya se nota, ya se nota.

–¿Qué ha significado en sus vidas Villa Giralda?

–Ha sido nuestra casa, nuestro hogar. Aquí tenemos nuestros recuerdos… Pero yo me he considerado siempre trashumante. He procurado no cogerle nunca excesivo cariño. Mi idea fija durante estos años ha sido siempre regresar a mi patria.

–¿Pero está satisfecho de su comportamiento, de su trayectoria?

–Lo único que he hecho durante toda mi vida ha sido solamente defender unas ideas de las que, ahora, está gozando el pueblo español.

–Pero defender y mantener esas ideas le ha costado quizá demasiado….

–Me ha costado porque lo otro duró demasiado, duró mucho. Eso no quiere decir que yo no reconozca que se han hecho cosas buenas. Porque yo no soy ni he sido de los «anti» a rajatabla; he sido un disidente en muchas cosas, pero nada más. Sé que ha habido personas que han dicho que mi renuncia refuerza al Gobierno, pero esto no tiene nada que ver. La razón de la Corona está por encima de los partidos y de los grupos. Su función arbitral no puede ser más que así. Con mi decisión creo que ayudo a completar la figura que el rey debe tener ante la historia.

–¿Por qué cede también la jefatura de la Casa Real?

–La jefatura la cedo porque le conviene al Rey, porque el Rey es el que tiene que ser el Jefe de la Familia. Esto tiene que ser completo.

Mi estancia ese día tan importante en la vida de los Condes de Barcelona fue tan agradable y tan íntima que las últimas fotografías de Don Juan con este periodista en la biblioteca de Villa Giralda las realizó Doña María, improvisada reportera de aquel inolvidable día, que hoy recuerdo cuando se habla de que la frase «Ya vuelve el español donde solía» se puede cumplir si don Juan Carlos decide realmente vivir en Portugal, en Cascaes, tan próxima a Estoril.

Chsss…

Una abogada del Estado, joven y bonita, no podía seguir siendo secretaria de una señora a la que no aguantan ni el servicio ni su marido. Se ha justificado su dimisión por «motivos sobrevenidos».

Dos gallos tan ególatras como inestables tenían que romper. No porque lo escriba Víctor Lapuente.

¿Será verdad que la menor de sus hijas ha pedido a su padre no volver a vivir en la misma casa por la mala relación que tiene con su madre? Alega que ya es mayor de edad capaz de tomar sus propias decisiones.

Aunque la autora de las memorias ha revelado que no habla de ella, la protagonista no se lo cree y está preocupada por lo que pueda decir de quien fue la más famosa y polémica amante de su marido.

«Mi vida es mucho más que la relación que tuve con él», ha declarado con todo cinismo aunque sabe que no es verdad.

Estoy dolorosamente harto de todas aquellas famosillas que acuden a las teles negociando entrevistas para hablar de su dolor o de sus infidelidades.

El más ilustre magistrado del Supremo denuncia que la Justicia está amenazada. ¡Si él lo dice… yo me lo creo!

Desde luego no debe ser fácil vivir entre una madre rota por la traición de su marido y un padre con nueva pareja.

Nunca se explicó por qué el Rey no asistió al homenaje público que Francia dedicó al más grande tenista de la historia .

Prefirió viajar a Gales para la graduación de su hija menor aunque pudo haber estado en ambos sitios, ya que hubo una diferencia de 24 horas. Un capricho que no debió permitirse. La prensa extranjera criticó esta ausencia.

La revista de mis amores, esta semana lo es de mis dolores por dedicar portada y ocho páginas al bautizo del sobrino nieto de Isabel Preysler. Me parece inadecuado por lo excesivo. No la reconozco.

La hija única de mi amiga Cayetana ha heredado, amén de una gran fortuna de su madre, la famosa duquesa, su pasión por la pintura exponiendo algunas de sus obras. Yo tengo el mejor cuadro que pintó y que fue su regalo de bodas.

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