Vuelta al cole… en bicicleta

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Ya está, esa es la genial idea que se le ha ocurrido a nuestra ministra de Educación para que nuestros niños puedan volver al colegio la semana que viene de una forma segura. Han pasado seis meses desde que su Gobierno decretó el estado de alarma, han muerto casi 50.000 personas en España y cerca de un millón en todo el mundo, se detectan 7.000 nuevos casos cada día en todo el país. Y a la máxima responsable de nuestro sistema educativo todo lo que se le ha ocurrido para cuidar de la salud de nuestros hijos es recomendar «a la ciudadanía la priorización del transporte activo, andando o en bicicleta, en rutas seguras a la escuela como opción de movilidad que mejor garantiza la distancia interpersonal, para evitar espacios cerrados». Bueno, no solo, también ha sugerido que los mayores de 6 años se dejen puesta la mascarilla dentro del aula.

Desconozco si la ministra se ha ido de vacaciones pero para lo que ha hecho, es como si llevara en la playa desde marzo, como su presidente, ese que ha vuelto más bronceado que Julio Iglesias y que no ha tenido reparos para pegarse unas vacaciones de lujo, primero en Lanzarote y luego en Doñana, en medio de la mayor crisis sanitaria y económica que se recuerda, con millones de españoles que no se han podido ir ni a la casa de los abuelos en el pueblo y con unas colas del hambre que siguen dando vueltas por las calles de todas las ciudades, ocultas a la visión de los españoles, porque ninguna subvencionada cadena de televisión quiere que se vean las nefastas consecuencias de la incompetente gestión del Gobierno de coalición entre socialistas y chavistas. No hay crisis que importe, los políticos españoles desaparecen en agosto y ahora, a prisas y corriendo, en tres días, elaboran unos protocolos de actuación para negociarlos con las Comunidades Autónomas que, en realidad, no son más que obviedades y lo dejan todo en manos de estas.

Con lo cual, ya en septiembre, 17 administraciones autonómicas empiezan ahora a trabajar cada una por su cuenta para planificar cómo se va a llevar a cabo un curso escolar que empieza ya. Ni se han contratado profesores que permitan reducir la ratio de alumnos por clase, ni serviría de nada que se hubiera hecho, porque no se han habilitado nuevas aulas en las que poder separar a los niños; ni se han previsto los sistemas necesarios para que la educación a distancia sea algo realmente efectivo que reemplace el absurdo cruce de emails con el que perdimos medio curso pasado; ni siquiera se ha informado a los padres de las escasas medidas higiénico sanitarias en las que se esté trabajando.

Todo se delega, todos se escaquean. La ministra se olvida de que estamos en medio de una pandemia mundial y como si no pasara nada dice que las competencias son autonómicas. Los consejeros, que también han estado de vacaciones, hacen como la ministra, elaboran cada uno su protocolo con cuatro simplezas y delegan en los equipos directivos de cada colegio. Y a estos últimos, que como buenos funcionarios públicos también se han tomado sus generosas vacaciones de verano, les cae encima la responsabilidad de evitar que sus colegios se conviertan en infectódromos, con sus escasos medios. Los padres llevamos seis meses evitando que nuestros hijos corran riesgos innecesarios, quitándoles parques, juegos y piscinas; evitando que su círculo de contactos sea mayor del estrictamente necesario para preservar su salud física y mental. Y ahora nos amenazan con perseguirnos si desconfiamos de la eficacia de toda esta pandilla que lleva desde marzo de vacaciones y nos negamos a llevar a nuestros hijos a los colegios, sin ofrecernos a cambio ninguna alternativa eficaz y segura de educación a distancia. Como siempre, somos la parte débil y estamos en sus manos, en unas manos en las que sabemos con toda seguridad que no podemos confiar. Sólo nos queda rezar.

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