Violaciones de migrantes africanos a niñas españolas: ¿no hay manifa progre?
Hace días se conoció que en marzo de 2018 y en Azuqueca de Henares, una niña de doce años fue brutalmente violada por seis jóvenes de entre quince y veinte años. La mayoría de ellos de origen marroquí y algún nigeriano, cogieron a la niña y a una amiga y se las llevaron a un edificio abandonado próximo a un parque. Semejante barbarie se conoce hoy, ocultada a la opinión pública porque tamaña salvajada ha sido cometida por inmigrantes.
Y lo ocurrido en Azuqueca de Henares no es un caso aislado porque en Santa Coloma de Gramanet, una jauría de marroquíes agredió a otra chica y en Granada varios senegaleses violaron del mismo modo. Pongamos las cartas sobre la mesa. Se trata de una deplorable manipulación informativa con un único y claro objetivo: dar carta de naturaleza contra el hombre desde la aberrante ideología de género, dejando aparte a los inmigrantes.
Es la ideología marxista cuyo fin último es criminalizar a esa parte de población que beneficia a sus intereses, es decir, los varones, blancos y heterosexuales. Es una táctica hábil, pero ya conocida y desenmascarada, de sustituir la antigua “lucha de clases” por la “lucha de géneros”. Y ambas perversas y embusteras. ¿Dónde estaban todas aquellas mujeres que se manifestaron contra los delincuentes de Pamplona cuando posteriormente se produjeron los hechos antes indicados?, ¿Qué motiva conocer al detalle la nacionalidad, profesión y cara de unos ocultándose los detalles de otros?. Para la cosmovisión resentida de las feministas radicales, ¿existen víctimas de primer nivel y víctimas a las que despreciar por la nacionalidad del delincuente?. ¿Dónde está esa izquierda que no quiere ofender a los inmigrantes y justifica todas sus acciones?.
Estas demagogas progres disfrazadas de un feminismo convertido en ideología no se han molestado en organizar protestas ni manifestaciones. Mientras que las agresiones sexuales de hombres occidentales, sin duda merecedoras del mayor castigo, suponen el motivo para condenar a todo hombre solo por su género masculino, las violaciones de los inmigrantes les resultan “incómodas”. Enfrentarse con la comunidad musulmana deja la dignidad de la mujer en un segundo plano.
Reclamar el control de fronteras y el examen sobre la situación de los inmigrantes no es políticamente correcto y, además, podría dar alas a una derecha que pretende auditar los chiringuitos en forma de asociaciones del que viven, y viven muy bien, más de uno y una. No protegen los derechos de las mujeres, su dignidad, su libertad, su necesaria y obligada igualdad en todos los sentidos. Es pura ingeniería socio-ideológica donde caben las políticas LGTBI, las de los inmigrantes ilegales y las de la mujer. La táctica y los medios empleados son claros y deben ser denunciados. Es la manipulación de un feminismo radical subvencionado por la izquierda política que de forma vomitiva engaña a mujeres que creen en esta causa de buena fe, para cercenar la presunción de inocencia y manipularla en pro de fines bastardos.
Es la mayor de las hipocresías y de las falsedades, la doblez de quien con su comportamiento ruin no se corresponde con su discurso público. Que sobre su conciencia caiga para aquellos, y aquellas, que adolecen de ella. Es la manipulación ideológica de una tragedia. Es por lo tanto la mayor de las indignidades. Escarnecen el derecho a la presunción de inocencia y se arrogan otorgar “justicia” mirando hacia otro lado cuando los acusados de violación son inmigrantes. Mancillan el corazón de los más básicos y reales principios occidentales de igualdad, vejando de modo miedoso, olvidadizo y oscurantista a quien falsamente se protege. Pero son intocables. No por mí. Como bien dijo Platón: “La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo”.