Victoria imprescindible del PP, derrota estrepitosa de Sánchez

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Claro está que lo más destacable, por ser lo más dudoso durante toda la campaña, ha sido el extraordinario triunfo de Alfonso Rueda, ya perteneciente al grupo, digamos, de los líderes populares templados, como Moreno, Mazón, Mañueco… que son los que, poco a poco, están ensanchando el recinto electoral del partido. Pero, por debajo de esta constancia está la victoria delegada de Feijóo que, como se ha venido diciendo de forma insistente, se jugaba mucho en esta cita electoral. Tanto que la izquierda, es decir, lo poco que ya queda del PSOE, ha disfrazado este dato, que de manera torticera ha manejado, para que en la comparación con el fiasco de Sánchez este individuo desaparecido no se quede malparado.

El aún presidente español naturalmente que no se ha dado por enterado del fiasco que ha sufrido, del zurriagazo que le han propinado los gallegos. Es un fatuo y un cobarde, y como tal se comporta en los buenos momentos, que ya son escasos. Por lo dicho, hay que preguntarse: ¿Seguirá Sánchez recorriendo ese camino infecto de entrega a la peor escoria de nuestra sociedad? Pues, como le decía a este cronista un político gallego de los que ya están de recogida: «Evidentemente, no puede hacer otra cosa para seguir en La Moncloa».

Lo cierto es que Feijóo y su sucesor Rueda han cumplimentado este reto con sobresaliente. Casi cum laude, porque en dos años, los dos que se van a cumplimentar desde la sucesión, han logrado no sólo mantener la primacía del PP en Galicia, sino, además, y como derivada principal, asentar a Feijóo como la gran alternativa nacional, el hombre que debería estar gobernando España si no hubiera sido por un 23 de julio tan peculiar como irrepetible.

Pocas veces, quizá ninguna, Galicia ha sido mirada en toda España como la gran esperanza política de España, la que devuelve la esperanza a un país postrado e irritado hasta el éxtasis por la gobernación de un psicópata (lo dicen los especialistas) que ha sufrido este domingo una derrota de las que hacen época y de las que, en buena lógica, llevarían al tipo que ha protagonizado este descomunal fracaso a la dimisión por vergüenza torera, por dignidad nacional e incluso personal, las que él se ha fumado. Sánchez ha fracasado estrepitosamente, lo mismo que Vox, que se lo haga mirar Abascal.

Se abre una nueva etapa que ya anuncia dos nuevos episodios: el de los comicios vascongados que parecen fijados para el domingo 21 de abril, y los europeos que tienen como fecha cierta el 9 de junio. Los escenarios son diferentes, pero tienen un sentido común: en ninguno de los dos es de esperar una reacción positiva del PSOE, que ha caído con la certeza de que Sánchez está destrozando un partido centenario. De eso no cabe la menor duda. En resumidas cuentas: Rueda y Feijóo han vencido sin ambages en un momento en que su triunfo va a enredar los propósitos de un sujeto al que los gallegos han quebrado en todas sus intenciones. Esto, por decirlo de forma nítida, no ha hecho más que reempezar. Victoria rotunda, fenomenal del PP (Rueda y Feijóo) y estrepitoso fiasco de Sánchez. Es igual: seguirá tan chulo.

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