Unos auténticos estafadores

Unos auténticos estafadores

Los catalanes aún están a tiempo de acabar con la pesadilla secesionista. La gran mayoría constitucionalista debe acudir a los colegios electorales el próximo 21 de diciembre con la convicción de que su voto es fundamental para que la seguridad jurídica no sea una especie en extinción al otro lado del Ebro. De no ser así, estarán condenados a la dictadura golpista, un movimiento integrado por individuos que se comportan como auténticos estafadores. Sólo hay que detenerse en las conversaciones que les ofrece en exclusiva OKDIARIO. Reuniones de trabajo entre dos personas que, en teoría, eran los máximos responsables del dinero de todos los catalanes y que no tenían el más mínimo escrúpulo ni sentido técnico a la hora de manejarlo.

Tanto Josep Lluis Salvado Tenasa como Alberto Puig Pascual —responsables de la falsa hacienda catalana— desarrollaban una máxima para administrar el dinero público que habla por sí sola: «No hace falta dar explicaciones de nada». Igual que sucedería en la república bananera más ridícula que se pueda concebir. Para ellos, 75.000 millones de euros era «una cifra guapa» que daba «sensación de Estado». Sin más criterio a la hora de presupuestarla. Planteamientos que dejan al aire las vergüenzas de un procés que no sólo estaba dirigido por pirómanos de la política en lo institucional, sino que a tenor de estas revelaciones, también contaba con conspicuos ignorantes al frente de sus cuentas. Si Cataluña es ya una de las comunidades más endeudadas de España, ¿se imaginan hasta qué punto podría tocar fondo bajo la gestión de estos desaprensivos?

Como decía el clásico, el tiempo es un juez inexorable que da y quita razones. Ese juez ha trazado de manera inapelable el marcado perfil de chapuceros que caracteriza a los sediciosos. Con Puigdemont huido, su hacienda retratada y el resto del plantel jurando lealtad de manera hipócrita al artículo 155 con tal de salir de la cárcel, sólo cabe que los ciudadanos se den cuenta de cuánto han intentado engañarlos. La respuesta ante tanta falsedad debe llegar en las urnas. Los ciudadanos deben proponerse de una vez por todas acabar con la falacia independentista. Una mentira que incluso reconoció Josep Lluis Salvado Tensa. El ínclito chapuza de la hacienda independentista aseguró que «cualquiera con dos dedos de cerebro» vería que no estaban preparados para ser independientes. Una verdad reconocida en privado que lo convierte en un cínico y que retrata aún más la catadura de estos personajes. Protagonistas todos ellos de una ópera bufa que casi acaba con Cataluña.

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