Un Tribunal Constitucional a la medida de Pedro Sánchez

Un Tribunal Constitucional a la medida de Pedro Sánchez

La nueva vicepresidenta del Tribunal Constitucional, Inmaculada Montalbán, despierta tanta admiración en el Gobierno de Pedro Sánchez que ha sido premiada de forma reiterada por el Ejecutivo y distintos ayuntamientos socialistas. Sin ir más lejos, el pasado noviembre, Montalbán recibió de la Delegación del Gobierno en Andalucía, esto es, de manos del socialista Pedro Fernández, el galardón Menina por su «compromiso en la lucha contra la violencia de género».

En su currículo no consta esta distinción, pero sí otras anteriores, como el premio ‘8 de marzo’ que en 2021 recibió del Centro de Igualdad Trece Rosas de La Zubia (Granada), ayuntamiento socialista, en la categoría de persona en el ámbito Andaluz Estatal e Internacional que «ha tenido un impacto importante en el Avance de la Igualdad, por su larga trayectoria en la lucha contra la violencia de género y a favor de la igualdad entre mujeres y hombres». Asimismo, Montalbán fue reconocida como Hija Adoptiva de Granada por el Ayuntamiento de la ciudad el 2 de febrero de 2018. El Consistorio lo gobernaba entonces el actual alcalde, el también socialista Francisco Cuenca.

Con los gobiernos andaluces del PSOE también recibió el título de Hija Predilecta en 2012, con el Ejecutivo de José Antonio Griñán, así como del Ministerio de Igualdad del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.  Montalbán fue nombrada magistrada del Constitucional por el cupo del Congreso y a propuesta del PSOE, el 17 de noviembre de 2021.

No se trata de cuestionar los méritos de la magistrada -nada más lejos de nuestra intención-, sino de subrayar lo obvio: que Montalbán es exactamente el perfil que Sánchez buscaba como número dos del Tribunal Constitucional. Así que habrá que constatar que una vez que Cándido Conde-Pumpido, el preferido del jefe del Ejecutivo, ha sido elegido presidente, el máximo órgano intérprete de la Constitución se ha escorado sustancialmente a babor. Y eso es una evidencia más grande que todos los premios que la izquierda le ha concedido a Inmaculada Montalbán.

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