Por un tren digno para Extremadura
El tren es parte de la vida de todos, vivamos más cerca o más lejos de las vías. El género western acercó al público lo que supuso el quizá mayor esfuerzo inversor público y privado de la historia de los Estados Unidos. Míticas son las películas en las que el tren es el protagonista. Aunque, sin duda, por sus actores, por el contexto y por su banda sonora , con esa maravillosa ‘Raindrops Keep Fallin’ On My Head’, me quedo con ‘Dos hombres y un destino’, la oscarizada película protagonizada por Paul Newman y Robert Redford. Desgraciadamente, en nuestros días el tren es únicamente parte de la vida cinematográfica para más de un millón de españoles, los que vivimos en una maravillosa tierra llamada Extremadura y que no ven por sus campos trenes de alta velocidad, pero que tampoco ven trenes de baja velocidad decentes.
Los extremeños ya mostramos el año pasado nuestro hartazgo con la situación ferroviaria en Extremadura, con nuestras comunicaciones, esas que hacen que las personas, pero también las mercancías, puedan moverse por el país en condiciones de competitividad. Miles de extremeños se manifestaron en la madrileña Plaza de España reclamando para nuestra tierra un tren decente, un tren digno. A la convocatoria acudieron todos los partidos, independientemente de cual de ellos gobernara en Madrid, porque la reivindicación era justa. Y sigue siéndolo. La historia del tren en Extremadura es una historia llena de mentiras desde que en el verano de 2004 el presidente Zapatero presentara el proyecto de Alta Velocidad y prometiera que en 2010 estarían circulando los AVE entre Madrid y Badajoz. Mentira. Con 400 millones de euros, que fue la inversión real en esta infraestructura en ocho años de gobierno, era imposible. Rajoy invirtió más del doble en los siguientes cuatro años, pero la siguiente fecha del 2015 tampoco se cumplió: la crisis de las empresas constructoras paralizó demasiados tramos y ralentizó la obra.
El Ministro De la Serna se comprometió a que en 2020 tuviéramos el AVE entre Plasencia y Badajoz y a agilizar el resto de tramos. Este calendario era viable técnicamente y fue acompañado de presupuestos y de grados de ejecución de los mismos históricos para esta infraestructura. Pero mientras llega y no llega, los extremeños hemos sufrido un verano horrible en cuanto al tren convencional con el apagón cómplice de los megáfonos que mientras gobernaba Rajoy todo lo amplificaban. Estamos en pleno siglo XXI y se han producido más de cien incidencias en el ferrocarril en Extremadura en este verano. Trenes parados con extremeños acarreando su maleta por los barbechos con imágenes propias de otros siglos.
Llegar al siglo XXI
Trenes que no salían porque no tenían conductor, trenes que se averiaban, otros que ardían o que directamente no llegaban porque no tenían suficiente combustible. Esa es la realidad del tren en Extremadura casi un año después de aquella masiva manifestación en Madrid reclamando un tren digno. El tren sigue sin serlo, es indigno para una tierra de oportunidades como en el siglo XIX era aquel lejano Oeste que nos pintaba el cine. Asistimos a un tremendo caso de manipulación colectiva en Extremadura. Miles de personas se manifestaron por un tren digno, con autobuses financiados por la Federación Extremeña de Municipios, Ayuntamientos o Diputaciones. Un año después la situación es aún peor, porque lejos de mejorar ha ido en declive. La única diferencia es que en Madrid ya no gobierna el Partido Popular de Mariano Rajoy. Ahora en Madrid gobierna el Partido Socialista de Pedro Sánchez. Es el único cambio. Y no parece excusa suficiente para que este próximo 18 de noviembre no se vuelvan a manifestar los extremeños por un tren digno, ese que merecemos, ese que necesitamos, ese que consiga hacernos a todos ciudadanos de primera.
Aunque los megáfonos estén sin pilas, aunque no se quiera molestar a Pedro Sanchez en la misma capital de España, la causa es la misma, la situación es la misma y los extremeños tienen que volver a pedir lo que es de justicia. No vale ahora replantearse, como hace algún partido, la rentabilidad de estas líneas de alta velocidad. Ese era un ejercicio de hace muchos años, ¿o es que los análisis de rentabilidad económica solo se hacen cuando nos toca a los extremeños? ¿No hablamos de rentabilidad social y de justicia histórica? Es lo que tienen los programas realizados desde la London Business. Tienen el foco muy lejos del corazón.
Ya está bien de agravios. Ya tuvimos que sufrir ante el silencio cómplice de quienes gobernaban Extremadura en esa época, que son los mismos que la gobiernan ahora, que se abandonara el EJE 16 y se apostara por el Eje Mediterráneo. Nosotros también queremos ser en Extremadura ciudadanos de primera. Demostramos hace un año que nos unimos, no para estar juntos, sino para hacer cosas juntos. Volvamos a hacerlo. Reclamemos a este Gobierno como lo hicimos con el anterior que Extremadura merece un tren digno, un tren de este siglo, un tren que nos permita crecer y ser competitivos. La Extremadura de los balcones es esa que junto a la bandera de España tiene una pancarta en cada pueblo que dice “ Tren Digno YA”. Y ya es hoy, no mañana. Recordémoslo en el corazón de los españoles y de España.