¿Por qué hay tanto confidente que acaba siendo terrorista?
Los hechos acaecidos en Cataluña en los últimos meses dejan la credibilidad del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en una posición muy comprometida. Al margen de la incapacidad para anticiparse e impedir la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre, las nuevas informaciones que les ofrece en exclusiva OKDIARIO así lo ratifican. De confirmarse las pesquisas que maneja el Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional estaríamos ante un caso gravísimo, ya que el CNI habría sido incapaz de detectar que Aldelbaki Es Satty, más conocido como el imán de Ripoll, estaba formando una célula terrorista al tiempo que era confidente de La Casa y, por tanto, cobraba un dinero de los fondos reservados que le ayudó a organizar la estructura de este grupo salafista —una de las corrientes más radicales del Islam— que tenía como principal objetivo preparar la matanza que a la postre dejó 16 muertos y más de 120 heridos en Barcelona y Cambrils. Resulta preocupante el estado en el que se encuentra la Inteligencia nacional.
Hace no mucho, gozaba de una merecida reputación internacional. Ahora, no obstante, y a pesar de contar en la dirección con un experto general de cuatro estrellas como Félix Sanz Roldán, ha entrado en una espiral de errores que, en este caso en particular, desembocó en el segundo atentado más grave de la historia de Barcelona. Resulta incomprensible que el mismo centro que tiene espías y agentes haciendo un ímprobo trabajo contra el Estado Islámico en zonas tan delicadas como África o Asia fuera incapaz de detectar las actividades paralelas de su confidente, más si cabe cuando eran tan notorias dada su radicalidad. Es Satty supo servirse del dinero y la protección que le daba el CNI —permitieron que obtuviera el permiso de residencia en España a pesar de estar condenado por narcotráfico— para pasar desapercibido al mismo tiempo que aleccionaba a la docena de jóvenes con los que preparó el atentado de La Rambla. Incluso pudo montar un laboratorio del terror en Alcanar sin demasiadas dificultades.
Algo que hace sospechar de que los Mossos también estaban al tanto de su condición de colaborador y por eso no actuaron con más celo sobre el chalé de Alcanar cuando se produjo la explosión. Lo consideraron un mero centro de drogas. Sea como fuere, alguien tiene que dar explicaciones de cómo y por qué se actuó así. Es cierto que este tipo de trabajos de Inteligencia tienen como finalidad proteger la Seguridad Nacional y que son eminentemente secretos. No obstante, y dada la trascendencia informativa de las noticias que al respecto está ofreciendo este periódico, algún responsable ha de explicar qué relación exacta unía al CNI y al imán de Ripoll, por qué no se detectó su actividad como agente doble y hasta qué punto los Mossos conocían esta relación. La ciudadanía tiene derecho a saberlo, ya que como resultado de toda esta cadena de errores vino un atentado que ha dejado un rastro de muerte con numerosos interrogantes y muy pocas certezas.