El socialcomunismo rabia e insulta a los votantes de Ayuso

El socialcomunismo rabia e insulta a los votantes de Ayuso

La estrategia del socialcomunismo tras las elecciones del 4M consiste, simple y llanamente, en insultar a los votantes de Ayuso. Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, José Félix Tezanos y ahora Carmen Calvo justifican su derrota en las urnas con el vomitivo argumento de que el electorado se ha dejado llevar por el discurso simplista de la presidenta madrileña. Dice Calvo que para un socialista «es dificilísimo hablar de cañas, de ex y de berberechos», como si la aplastante victoria de la jefa del Ejecutivo regional se debiera a que el electorado ha comprado su discurso por falta de hondura y reflexión. No es muy distinto de lo que dijo el presidente del CIS, José Félix Tezanos, que se refirió al voto «tabernario» de los seguidores de Ayuso, dibujados como personas sin espíritu crítico que apoyan a Ayuso sólo porque les ha permitido ir a los bares. También Iglesias defendió ese argumento, llevado al colmo del delirio por el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero, quien en un audio ofrecido por OKDIARIO criticaba a los «gilipollas» que cobran «900 pavos» y votan a Ayuso. Para toda esa gente, Monedero deseó que «les vaya como el culo». Monedero, en lugar de pedir perdón, fue más allá al asegurar que «quienes ganan 900 euros y votan a la derecha no son Einstein».

Obsérvese que todos inciden en lo mismo: en hacer un retrato simplista del votante de Ayuso -1.616.645 madrileños-, convertidos por la izquierda en gente sin suficiente nivel que vota a la presidenta madrileña por una suerte de incapacidad para reflexionar sobre el sentido del voto. Es la apoteosis de la hipocresía: en lugar de hacer autocrítica, el socialcomunismo carga contra los votantes. Lo nunca visto y la prueba del nueve de que la izquierda no ha entendido absolutamente nada de lo que ha pasado en Madrid. Que sigan por ese camino y en las próximas elecciones verán cuál es la respuesta de los «tabernarios» que cobran 900 euros y se van de «cañas con  berberechos».

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