Siga la pista del dinero… del Covid

Resulta atronador el silencio -omertà, más bien- en torno a un asunto que volverá a salir más tarde que pronto: las ayudas desde el Gobierno al padre de Pedro Sánchez, conocido como caso PlayBol.

¿Qué hubiera dicho la brunete mediática progubernamental, tan pagada de sí misma- si algo parecido hubiera ocurrido con un jefe de Gobierno que no fuera del PSOE? Estoy seguro de que un tema que rompe pituitarias por el intenso olor a podrido que desprende volverá a retornar como el general MacArthur a Filipinas.

Nunca podemos olvidar que Pedro Sánchez y sus cuates llegaron al poder mediante una moción de censura propiciada por la corrupción introducida en el PP por un personaje aliado (imprescindible) de la izquierda llamado Luis Bárcenas, tan repugnante y grosero el señor del jurdó. Esa moción de censura -con compromisos grandilocuentes de limpieza- le perseguirá a lo largo de su hasta ahora renqueante carrera. Introdujo en su primeros gobiernos a defraudadores e incluso hizo a Ábalos gran edecán del ministerio inversor por antonomasia.

Con los inacabables casos y corolarios de los ERE andaluces colocando día sí y semana también, llegó la pandemia. Una gran casualidad para que el Gobierno Sánchez abriera de par en par -por cuenta de la deuda y el déficit- la caja para la compra de mascarillas, test, guantes, material hospitalario y todo un sinfín de medios. Lejos de abrir también la transparencia prometida, casi todas las adjudicaciones se hicieron con nocturnidad, amiguismo y alevosía, aprovechando el fundido de las instituciones de control en los sucesivos e ilegales estados de alarma, entre ellos, el Congreso de los Diputados. Y, por supuesto, el dogal a la prensa libre y la palmadita con subvenciones a la prensa domesticada.

Los cálculos de los expertos se elevan hasta los 20.000 millones de euros. Sabemos que el ministro Illa, carne de banquillo, adjudicó más de 1.500 millones a sus amiguetes de la Oca en Cataluña. Pero hubo y hasta ahí muchos casos más.

Es urgente abrir comisiones de investigaciones llevadas a cabo por expertos en la materia. Porque hoy por hoy, mucho me temo que sucederá como con el caso PlayBol.

Y eso que habían llegado los puros. Tres años después podemos concluir a voz en grito que se encaramaron al poder auténticos listillos. Y quieren seguir, oigan.