Si no es criticable, no interesa

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A mí, que no tengo tolerancia al aburrimiento, Pedroche, siempre dulce, simpática y controvertida, me hace mucha gracia con su performance. Me encanta, cada nochevieja, descubrir con una mezcla de espanto y regocijo el traje perpetrado para Cristina Pedroche por su estilista José Fernandez Pacheco (Josie).

En casa, buscamos el canal ansiosos; niños y adultos, hombres y mujeres gritan ¡qué feo! ¡es horrible! Pero todos reímos maravillados porque -tiene razón Josie- nos hacen olvidar nuestras vidas y nuestros problemas.

Con respecto a sus propuestas: un buen look debe ser armonioso, equilibrado, fino, pero sin dejar de señalar con jeta todo lo que se nos ha impuesto desde la necedad, amigos. Con humor, hedonismo, bondad, indulgencia, sensualidad y al mismo tiempo referencias, escepticismo… Un buen look siempre será criticable, polémico, con un mensaje encriptado que divierta tanto al emisor como a los receptores… una apuesta, un pulso de seda a todas las grietas de lo establecido arbitrariamente, la belleza siempre tiene algo de psicopático, ¿no?.

Si tan sólo aceptaran, si reconocieran, Pedroche y Josie, que su puesta en escena es un divertimento para polemizar y triunfar en la parrilla televisiva irritando y escandalizando al españolito medio y la feminista feota, la pedrochada anual podría llamarse Arte, pero no. ¡Tienen que meter el alegato!

El colectivo LGTIB… la ecología y este año también el localismo y la descentralización; ¡Un alegato por la cultura!… Pufff.

Por lo demás, un exceso de pertinencia y propiedad pueden resultar soporíferos y nada aburrido merece ser llamado hermoso, bello ni conmovedor por lo que coherente, hipócrita, comprometida o desvergonzada, el año que viene más Pedroche.

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