Sánchez y Otegi, colegas del mal

Sánchez y Otegi, colegas del mal

Existe la buena gente, con independencia de su postura política. Hoy citaré las opiniones de dos personas cultas e inteligentes y, de paso, le haré sendos trajes a un par de sociópatas peligrosos, pues andan asilvestrados y fuera de sus cabales: Sánchez y Otegi, colegas del mal, etc. Según Alejo Vidal-Quadras, catedrático de Física Atómica y Nuclear, y ex vicepresidente del Parlamento Europeo (quizá me excedo al traer a un sabio para analizar a unos patanes): “Hay dos trolas que resultan particularmente inauditas. La primera es que ETA ha sido derrotada y la segunda que el Estado de las autonomías ha sido un éxito. Sobre la supuesta derrota de la banda, basta observar la situación de Bildu en las instituciones y su influencia en todos los niveles de la Administración, para advertir que lo que ha sucedido es más bien lo contrario, pues no sólo no ha perdido la batalla, sino que está consiguiendo todos sus objetivos políticos”.

La lucidez del catalán alumbra los hechos: “El terrorismo nunca ha sido con ETA un fin en sí mismo, como es el caso de determinadas formas de extremismo islámico o lo que fue en las Brigadas Rojas o en la banda Baader-Meinhoff. Para la organización terrorista vasca, la dinamita o los disparos a quemarropa fueron hasta su renuncia a la violencia en 2011 un medio legítimo para alcanzar sus fines”. Jaime Mayor Oreja, valiente ex ministro del Interior, candidato a lendakari y eurodiputado del PP, al que le repugna la delicadeza que muestra con los asesinos el actual y cobarde ministro del Interior, también resume la infamia: “ETA es ante todo un proyecto y ese proyecto no ha sido doblegado, sino que florece en todo su hediondo esplendor. Cuando el muy nefasto ZP decidió salvar a ETA del hundimiento completo al que le abocaba la eficacia de la Policía Nacional y la Guardia Civil, el rigor de los tribunales y el rechazo horrorizado de millones de españoles, y bastantes vascos, a su demencia furiosa, lo hizo, conscientemente, al servicio de un plan compartido con la banda de destrucción de nuestro orden social, de nuestra unidad nacional, de nuestra economía de mercado, de nuestra democracia, de la Corona, de nuestra historia y de nuestra cultura occidental”.

Así sucedió durante la Segunda República y en la Guerra Civil y así está sucediendo ahora, con el renovado frente popular de chavistas o/y nuevos ricos comunistas, separatistas, proetarras, y socialistas de carcajada que encabeza Pedro Sánchez. Vidal-Quadras, aporta ideas creíbles: “Cada organización política tiene su código genético, sus tradiciones y sus turbios hábitos. El Partido Obrero Español nunca ha demostrado, en su más que centenaria trayectoria, una especial identificación con el imperio de la ley y las libertades civiles. Su tendencia, aparte de la etapa de construcción que forjó la Transición, ha derivado, invariablemente, a la revolución y a la eliminación de adversarios electorales mediante la coacción y el fraude y la elección de lo peor de cada casa como aliados”. Ocurrió así en otros tiempos y vuelve a ocurrir hoy.

El verso de Antonin Artaud Amigos hasta en el infierno recuerda a los colegas del mal, dos miserables que desprecian a las víctimas del terror y a sus familiares. Ambos deben vestir camisas de fuerza y ser recluidos en un manicomio, como en el que murió el genial poeta maldito. La pregunta de Pablo Casado a Pedro Sánchez (en la sesión de control al Gobierno, tras conocer lo que exigía el capo de Bildu: “Apoyaré los Presupuestos si el PSOE excarcela a los presos de ETA”) fue, además de oportuna, necesaria: “¿Va usted a liberar a los presos etarras a cambio de los Presupuestos?”, a la que el eterno trilero repuso, con un “¡No rotundo!”, que nadie creyó, pues toda España sabe que el zumbado y su vil socio están a partir un piñón, enrocados en la misma mentira y disfrutando de una insana amistad sostenida con nuestros impuestos y demás fondos públicos. ZP, otro que no para de desparramar, bendice el enjuague y asegura: “Otegi es un hombre paz”. Sí, claro. Y Bambi era una hiena.

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