Sánchez lo fía todo a la reforma laboral

Sánchez lo fía todo a la reforma laboral
Sánchez lo fía todo a la reforma laboral

Más aún que a los fondos europeos. Según todas las informaciones que provienen de la Moncloa, Sánchez ya tiene preparado para finales de año un PowerPoint fabuloso en el que presentará, como su gran logro, haber conseguido, por fin, que la «reforma de la reforma» sea su triunfo indiscutible. Quedan muy pocos días para conocer el discurso de fin de año que el presidente está preparando con auténtica delectación. Abordará las televisiones amigas, y las que no lo son tanto, con este gran y doble mensaje: «Hemos sacado adelante unos Presupuestos que son los más sociales de la democracia, y hemos firmado con todos los agentes sociales un cambio de la Ley Báñez, tal y como pedían nuestros socios de coalición». Lo de menos es que esa «reforma de la reforma» sea una chapuza, un enjalbegamiento laboral al que se sume -si es que se suma- la CEOE por que al fin y la postre y, como repite machaconamente su presidente, el pragmático Antonio Garamendi, los empresarios sólo quieren contentar a su afición. En el fondo les importa una higa, y eso es inteligible, que Sánchez, torticero como siempre, se aproveche de la firma para sus intereses políticos particulares.

Al día de hoy todo apunta a que, al término de las pesadísimas negociaciones que se han seguido durante todo este tiempo, va a haber foto de la firma. Los empresarios no acaban de contestar concretamente si van a firmar o no lo van a hacer, pero el hecho precisamente de esto, de que todavía tengan dudas sobre el particular, ya alimenta la idea de que lo más posible es que haya firma y foto. ¿Qué el nuevo texto es únicamente un leve maquillaje del anterior? Eso a la CEOE le va a tener muy contento y a Sánchez también porque, por un lado, cumple con las exigencias de Europa (nada sin los empresarios) y además termina con el debate en su propio Gobierno, con el rifirrafe entre dos vicepresidentas. Poco le importa al jefe que de esta pública pelea salga vencedora Nadia Calviño, lo mollar para él es que la presunta líder de la ultraizquierda universal, la peculiar Yolanda Díaz, se pliegue a rubricar un texto que, ya lo verán muy próximamente, nada tiene que ver con sus planteamientos iniciales que no eran otra cosa que todo el poder para los sindicatos del Soviet. El documento que ya se cumple en sus últimas horas de cocina, no reconoce en absoluto la primogenitura de los convenios estatales sobre los de empresa, aunque es cierto que lo que se pretende ahora es que esto quede medianamente disimulado en el texto definitivo.

Por todo esto lo que se otea es que, efectivamente, el presidente del Gobierno llegará al 28 de octubre, día también de este inocente país, con la rúbrica de todos los agentes bajo el brazo. Será, como susurran desde la Moncloa, el comienzo del despegue, el final de un PSOE alejado en las encuestas de la victoria y capaz de remontar ante los ojos más o menos atónitos de todos los españoles. Realmente si todo ocurre tal y como adelantamos aquí, la legislatura habrá terminado. Tiene el mentiroso Presupuestos listos para dos años y una «reforma de la reforma» que se apresta a vender con una conquista principal muy suya. A partir de este momento todo es posible. En los mentideros de la política central no cesan de expandirse especies más o menos posibles, hasta irreales, a primera vista. La última es que todos los escenarios están abiertos, pero que el que más parece agradarle al individuo de La Moncloa es un superdomingo electoral en mayo del 2023. Esto es de lo que se habla esta semana, pero quizá también es sólo una nueva especulación, porque hace sólo siete días que los voceros soterrados del sanchismo amagaban con un posible adelanto electoral en toda regla. Nada de coincidir, afirman ahora, con los comicios andaluces que parecen tener fecha prefijada: 26 de junio de 2022.

Todas son idas y venidas en pos de un panorama que es extraordinariamente volátil. La «remontada» de que hablan los colaboradores, con Bolaños al frente ahora, de Sánchez, se remite a un plan, que dicen perfectamente diseñado, que se inicia precisamente con lo dicho: el discurso de despedida y cierre de 2021 de un presidente que no se tomará la molestia ni siquiera en reconocer que su compromiso de conducir los precios de nuestra luz a los márgenes de 2018 ha sido un auténtico fiasco. Otra mentira más. Por lo pronto ya mandó el viernes a su vicepresidenta de la Transición Ecológica o cosa así, a disfrazar la realidad, a desmentirla y a asegurar con la mayor de las desvergüenzas, que la promesa presidencial está rigurosamente cumplida. La señora Ribera mezcló datos como un trilero maneja sus bolitas, y ya avisó de que el Gobierno no se siente concernido por sus avisos frustrados.

Estos son los poderes de Sánchez. La «reforma de la reforma» es más segura que incierta y ya vamos a comprobar cómo el susodicho Sánchez se sube al carro de los festejos, y se apunta a una estabilidad nacional que él ha contribuido -proclamará- muy precisamente a que se pueda constatar. Eso sí, en en el colmo de la trapisonda mentirosa, terminará por decir algo así como ésto: «Este es un país a la cabeza de la recuperación que sólo se ha conseguido con el concurso de todos, también de los agentes sociales». La nueva propaganda se enfoca así. Va a resultar cara e insoportable.

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