Sánchez, en las fauces de Bildu

Sánchez Bildu

En el cuartel general del PSOE, en la calle Ferraz, no salen los números. Los últimos trackings le sitúan por debajo de los 10 escaños en el País Vasco, un resultado aún peor que el cosechado hace cuatro años. Pero lo más grave es que sus hipócritas ataques a Bildu por no condenar el terrorismo etarra se le han vuelto en contra. Natural: su grado de cinismo resulta insoportable, incluso para su propia militancia. Pedro Sánchez ha tenido que reconocer, después de atacar a los de Otegi, que seguirá gobernando con el apoyo de Bildu. La quintaesencia de la indignidad. Sánchez se ha metido él solito en una encrucijada de la que puede salir malparado, porque todos sus cálculos pasaban por una ajustada victoria a los puntos del PNV sobre los proetarras, una situación que le permitía mantener el Gobierno de coalición en el País Vasco. Pero Bildu está en condiciones de ganar y lanzarle un órdago inesperado al presidente del Gobierno si, como puede ocurrir, la suma de escaños del PNV y el PSOE no alcanza la mayoría absoluta. En ese caso, Sánchez tendrá que retratarse y desairar, sí o sí, a alguno de los dos partidos que le mantienen en la Moncloa.

El PSOE no remonta en las encuestas -todo lo contrario- y las señales de alarma se han encendido en Ferraz, donde los sondeos internos dibujan un escenario negro. El socialismo está en disposición de perforar su suelo histórico en unos comicios vascos, hasta el extremo de que el PP, según sus propios sondeos, le está pisando los talones. Un batacazo descomunal que arruina las cuentas de la lechera de Pedro Sánchez. Parece que se repetirá la historia de Galicia, donde el PSOE se hundió para catapultar a la izquierda separatista. Entonces fue el BNG el que capitalizó el voto perdido de los socialistas. Ahora pueden ser los proetarras de Bildu quienes pueden devorar a Pedro Sánchez. Es lo que tiene alimentar al monstruo.

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