La ruptura de la unidad judicial es la ruptura de España
Lo hemos señalado en anteriores ocasiones. Sánchez ahora mismo mantiene negociaciones a varias bandas. Las más conocidas, porque son las que más le interesa publicitarlo, es con Macron y Unidas Podemos. Pero sotto voce el Presidente del Gobierno en funciones continúa hablando con el PNV y ERC. Desde el punto de vista táctico, tiene su lógica. Ni él mismo sabe por dónde van a romper las aguas, así que preventivamente conviene cubrir todos los flancos. Pero lo que resulta comprensible desde el punto de vista táctico, pierde toda legitimidad si se analiza desde el plano de la lealtad a la Constitución.
Esquerra Republicana tiene ahora mismo a varios de sus dirigentes en prisión por intentar dar un golpe de Estado en Cataluña. Cualquier tipo de negociación con individuos así es dar pábulo a la mayor amenaza a que se ha enfrentado España desde el 23-F. En cuanto al PNV, es un partido que se encuentra en pleno Anschluss sobre su vecina Navarra. Los dirigentes jeltzales han echado cuentas de que ni la vía terrorista ni el pulso al Estado, tipo Ibarretxe, salen a cuenta. La mejor manera para alcanzar su gran Euskalherría es combinar la correcta gestión en el día a día con una suave –pero implacable– Kulturkampf de corte nacionalista, más una sed insaciable en lo que respecta a la adquisición de nuevas competencias. En ello están.
Resulta lamentable cómo este nuevo PSOE, el PSOE de Sánchez, es capaz de pactar sin pudor alguno con representantes de ideologías tan poco socialistas como el nacionalismo. La tendencia reaccionaria tradicionalmente era algo propio de la derecha. La idolatría del terruño, el desprecio al diferente, el apego a las tradiciones ancestrales frente al culto a la razón… En estas actitudes hay mucho más de conservadurismo que de socialdemocracia. Sin embargo, parece que se están invirtiendo las tornas.