La Reina Sofía, la primera en llegar a Marivent
Ya es un clásico que la Reina Sofía sea la primera integrante de la Familia Real que llegue a las dependencias del Palacio de Marivent, la residencia de verano durante cinco décadas de los Reyes y sus hijos en Palma de Mallorca. Su llegada este viernes no es casual sino que ella sigue ocupándose de supervisar que tanto el edificio principal como los otros apartamentos de Son Vent, en los que se alojaban los entonces Príncipes de Asturias, los duques de Lugo y los de Palma de Mallorca, junto con sus familias conforme iban creciendo, estuvieran a punto para cuando viajaran a la capital balear con el fin de pasar unos días de vacaciones.
Ese deseo de supervisar las estancias de todos sus hijos y nietos se unía a su voluntad de llegar en cuanto le fuera posible al lugar donde doña Sofía se ha sentido más a gusto y ha disfrutado más del mar, de los paisajes y lugares de la isla que a ella tanto le recuerdan a otra isla mediterránea: Corfú. En la casa que la familia real griega poseía en la citada isla, la madre de Felipe VI pasó los mejores momentos de su infancia, adolescencia y juventud con sus hermanos y sus padres, a los que ella adoraba. Y en Corfú fue donde la relación entre el entonces Príncipe Juan Carlos y la joven Princesa helena se convirtió en amor y donde ambos tomaron la decisión de unir sus vidas y compartir su futuro.
En más de una ocasión, doña Sofía ha confesado que Marivent es el lugar donde ella ha pasado los mejores momentos de su vida familiar, donde pudo practicar la vela a bordo de los grandes veleros que participaban en la regata de la Copa del Rey y en donde pudo compartir muy buenos momentos de charla y recuerdos del pasado con su prima Tatiana Radziwill, casada con un médico francés, que sigue pasando unos días en la residencia situada frente al mar, desde una amplia terraza que usaban para desayunos, cenas y tertulias nocturnas que se prolongaban hasta la madrugada. Es verdad que en los últimos tiempos, la situación ha cambiado enormemente y que las ausencias de parte de la familia como la de la Infanta Cristina, su marido e hijos que dejaron de ir a Palma a raíz de empezar el sumario del caso Noos; la de Jaime de Marichalar desde el divorcio con la Infanta Elena; así como la reducida estancia de los actuales Reyes Felipe y Letizia ha hecho que esas reuniones y sobre todo el posado para esas fotos familiares de los anteriores miembros de la institución de la monarquía al completo, con los ocho niños de unos y otros, hayan quedado atrás en la memoria colectiva.
Eso ha constituido una contrariedad grande para doña Sofía pero no ha impedido que ella siga siendo la pionera en llegar a la isla de Mallorca e instalarse, con su inseparable hermana la Princesa Irene, en ese vetusto caserón en el cual ella se siente en su ambiente, con el Mare Nostrum de fondo del paisaje de toda su vida, donde ella se identifica con todo lo que le rodea. Un lugar en el que merece estar después de afrontar tantas situaciones adversas con una dosis enorme de dignidad y entereza.